sábado, 29 de noviembre de 2008

Mitchell Leisen II

Medianoche (Midnight, 1939)

Argumento: chorus girl (Claudette Colbert) llega a París huyendo de sus deudas en la Costa Azul sin más equipage que un minibolso de fiesta y, tras una sarta de mentiras, acaba siendo recibida por la clase alta parisina con todos los honores.


Considerada su obra maestra, con guión de Wilder y Brackett, que precisamente ese año también escribieron Ninotchka para Lubitch, también ambientada en París, también en el Ritz, lo que menos me gusta de la peli es justamente la marca Wilder, aunque es cierto que algunos de sus momentos son hilarantes, como cuando aparece el Barón Czerny en el chateau, típico de Wilder rizando el rizo.

Pero a veces el tono screwball va en detrimento de la naturalidad, el encanto, el romanticismo de Mitch. Me quedo con el vestido de Claudette llegando al principio a la estación de tren empapada de lluvia.


Con el ceño fruncido de Don Ameche cuando van en el taxi y se da cuenta de que se está enamorando de ella.


Con sus peleas de enamorados. Con la llamada a la niña. Con sus teorías sobre el amor y el dinero, sobre cómo la pobreza acaba con el amor. Con ese juego de roles sociales y ese retrato tan divertido de la alta sociedad europea. Con cuando ella le dice a John Barrymore (el abuelo de Drew): “Toda cenicienta tiene su medianoche”. Por cierto, que la Parisian soirée con todos aburridos escuchando a la cantante de ópera es un chiste privado, pues Mitch acaba de separarse de su mujer, una diva de ópera que vivía en París.

No hay tiempo para amar (No time for love, 1943)

El argumento: career girl (Claudette Colbert) se enamora de obrero de la construcción (Fred MacMurray) y pretende desenamorarse pasando tiempo con él, para darse cuenta de lo gañán que es: “Maybe one person really is better than another, and there couldn't be any real happiness – just momentary infatuation”.


Considerada una obra menor, es sin duda mi favorita.

MacMurray se puede considerar en esta película el primer hombre objeto de la historia del cine, por contraposición al galán que creó Valentino. “You are the living proof that men can exist without mentality”, le espeta ella al poco de conocerse, y después se pasa toda la película llamándole simio, superman, king kong. MacMurray nunca ha estado más sexy que en las películas de Mitch, más seductor, más homme fatal y más encantador. Debe ser que está en la mirada del director.


Se ha criticado mucho la ridiculización del grupo de homosexuales de la película, pero todo tiene su porqué: por esa época Mitch tenía una relación con un bailarín, Billy Daniels, que por lo visto era un poco basto y estaba harto de que todos sus amigos se mofaran de su falta de gusto, así que la escena en que MacMurray los tumba es más una venganza contra su trouppe que otra cosa. Aquí todos revelando y admirando la foto de MacMurray con el torso desnudo.


Por si fuera poco, la película incluye una de las escenas más camp de la historia del cine, que Hitchcok llegó a imitar en el sueño daliniano de Recuerda. Esta no tiene a Dalí, pero sí a Superman. IMPRESIONANTE.


viernes, 28 de noviembre de 2008

Mitchell Leisen

Debía de ser 1992. Mientras en Barcelona correteaban las Olimpiadas, yo recuerdo sólo tres cosas de aquel verano de mis 20 años (relicario de mi juventud): hacía poco que había visto Mi Idaho Privado y no podía quitármela de la cabeza, Prince acababa de sacar Sexy Mother Fucker y en la segunda cadena pusieron un ciclo de Mitchell Leisen de madrugada.



Acababa de mudarme a una casa con patio del Albaycín y era la primera vez que me quedaban asignaturas para septiembre. La habitación estaba en un torreón, decorada con la típica jarapa alpujarreña, pósters de cine de ciencia ficción de serie B y una tele pequeña en blanco y negro como de los años 60, con la carcasa beige. Con los libros de Termodinámica y Métodos matemáticos II perfectamente apilados a modo de mesita de noche.

Recuerdo que se me quedó grabada “La muerte en vacaciones” y eso que es de las más antiguas, de 1934; todavía no me he atrevido a ver el remake de 3 horas de Brad Pitt. “En las rayas de la mano”, con una Marlene Dietrich y un Ray Milland supermaquillados de zíngaros (kitsch exotica, la han llegado a describir). “Medianoche” y el propio remake que hizo Leisen de esta obra maestra, “Mascarada en México”. Años más tarde pillé otras en el Digital.

Por las veces que aparecen citados en este blog, podría pensarse que mi director favorito es Cukor o incluso Almodóvar, pero es que todavía no había tenido ocasión de hablar de Mitchell Leisen.

Él sí es el rey de la mascarada y el camp, “demasiado romántico para ser screwball, demasiado glamouroso para ser sátira”, algunos hablan de Mitchell Leisen como el primer director posmoderno.

A Mitch le acusaron siempre de ser un esteta (por no decir otra cosa) que prefería los decorados al drama, los vestidos de fiesta a los diálogos bien escritos, de hecho empezó como decorador y diseñador de vestuarios en las grandes producciones de De Mille.

Billy Wilder, que empezó trabajando de guionista para él, dijo de Leisen que no era más que un escaparatista. Y todo porque cortó algunas páginas de sus guiones. Otra de las perlas de Wilder sobre Leisen: “Sólo vería en la tele películas de directores que odiara y no hay ningún director a quien odie tanto, ni siquiera a Mitchell Leisen”.

En Nueva York intenté buscar sin éxito algunas de sus películas, porque aquí sólo se habían editado en DVD las dos que tiene con Marlene, la citada “En las rayas de la mano (1947)” y “Capricho de mujer (1942)”, que no son de las mejores, pero ahora acaban de editar cuatro más. Cuántas veces he rogado al destino, ser esclavo de este sueño azul.


jueves, 27 de noviembre de 2008

Absolut Masquerade

Bueno, ya estaba tardando. Hace dos semanas que la esperaba, sin saber cómo sería este año, todos los días me pasaba por el pasillo de espiritosos y hoy por fin ha llegado: "En un mundo absoluto, todas las noches son una mascarada".

El vodka se ha hecho travesti. Con un vestido rojo ajustado de lentejuelas y una excitante cremallera en la espalda. Corre porque se van a agotar.

martes, 25 de noviembre de 2008

Dúchate & Guarra

En D&G se han inspirado en la Costa Azul para la colección de primavera-verano 2009, según ellos, una actualización de “Cómo atrapar a un ladrón” adaptada al siglo XXI. Visto lo visto, los modelos se parecen más a ese “tacky Cary Grant” que cantaba Lou Reed en “Halloween Parade”, y no lo digo sólo por las gafas, que por cierto me probé el otro día unas muy parecidas y tienen un efecto curioso (cuando te miras al espejo, se te abren los ojos de espanto), ni por el corte de los trajes, que si ya a los modelos no les sienta bien... es que el rollo marinerito está ya muy visto. Vamos, que Zara no va a tener que diseñar nuevas imitaciones, con desempolvar las de hace cinco temporadas ya tiene. Salvo algún estampado “micro pattern”, supongo que porque me retrotraen a la infancia, y alguna reelaboración chandalera, más les valdría decir que se han inspirado en Tony Curtis caricaturizando a Cary en “Con faldas y a lo loco”. El nombre tan ordinario del título se lo debo a la Gran Cristina Tárrega, que es como se refiere a la marca entre sus amigas. Verídico.




viernes, 21 de noviembre de 2008

El musical del 2 de mayo

Me llama Becky del Páramo por la tarde, que tiene entradas para ir al teatro Albéniz a ver “Baile de máscaras” de la Compañía Rojas y Rodríguez (antes Nuevo Ballet Español, y el cambio de nombre tiene un motivo: ambos empiezan a tener proyectos por separado).



Mis expectativas son de ver un show à la Sara Baras, es decir, una cosa entre los espectáculos de tablao de Tivoli World que veía de pequeño y un montaje de Antonio Gades en el Ballet Nacional. A ellos los conozco de una sucesiva campaña publicitaria en una revista gay (donde normalmente explotan su belleza y “ambigüedad”) de todos sus espectáculos, y de ver durante años los carteles los mismos en el metro.

Cuando nos dan el libreto, me informo del argumento: inspirado en la guerra de la independencia, la invasión de Napoleón, el levantamiento del pueblo, la figura de Fernando VII y la visión de Goya. Con la colaboración especial de García Montero, que les ha escrito un poema. La música es de Pepe Nieto (responsable de la banda sonora de todas las películas de Vicente Aranda desde el Lute, las últimas de Pilar Miró, o Días contados).

Se levanta el telón y aparece Félix Gómez (Herederos) que interpreta a un enfermo en un centro psiquiátrico que va perorando sobre la guerra, la palabra y las máscaras. Luego, el cuerpo de baile, como si fueran internos del sanatorio. Y por último, el Rey (Rojas), Napoleón (bailarín invitado, no me gustó mucho) y Goya (Rodríguez), que se supone que también son locos que en su delirio se creen esos personajes.

Dividido en seis actos. Los primeros sólo con música de cámara. La presentación de los personajes no me pareció muy lograda. La historia se levanta con el cuerpo de baile, sobre todo cuando tocan las castañuelas y hacen una coreografía mezcla de Boleras y West Side Story. Empiezas a cogerle el punto a los segundos solos del Rey y Goya. Cuando sale el cantaor flamenco la cosa mejora. Al final, llegas a atisbar a los músicos vestidos de enfermeros en los laterales, la cosa se vuelve más global, y casi llegan a levantarlo del todo. El epílogo del poema de Montero recitado por Félix Gómez pone la nota política: “La guerra no termina, sólo deja un cementerio vivo cargado de preguntas”.

No quiero entrar en el debate que me entró en el cuerpo la primera mitad de la obra: la alta cultura vs. la baja cultura. Los libros para los que no entienden de literatura, el cine para los que no entienden de cine, el flamenco para los que no entienden de flamenco… yo soy el primero que no entiendo de muchas cosas, el primero que bailó sin talento en un cuadro de baile imitando coreografías de Gades. No sé, supongo que es esa manía de las expectativas, esa manía de etiquetar. Si el espectáculo se hubiera llamado “El musical del 2 de mayo”, con menos pretensiones artísticas, un texto dramático menos pedante y mejor escrito, hubieran metido tres cantes flamencos más de esos de pellizquito y se hubiera anunciado en Gran Vía con luces de neón, lo mismo habría disfrutado más. O quizás no.



La ambientación histórica daba para mucho. De hecho, la escuela bolera surge del afrancesamiento de las danzas populares españolas del siglo XVIII (por eso, la Napo-Leona no lleva tacones, lleva puntas). Para entendernos:

Danza popular + Ballet clásico = Escuela bolera
Baile flamenco + Escuela bolera = Danza española

En teoría, la danza española (el español o el flamenco estilizado, como también se llama) no es flamenco. No puedes comparar esta coreografía con una de Israel Galván. ¿O sí? Ambas tienen mucho de posmoderno. Los solos de estos chicos tienen mucho de Joaquín Cortés, y este es flamenco… ¿o sólo flamenco para los que no entienden de flamenco? ¿y a Sara Baras, dónde la dejas?

Como dice al final el poema de Montero: “Que respondan los cuerpos”.

Becky, quedamos mañana por la noche, a ver si nos responden a nosotros.

Todo se pega...

menos lo rubio

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Beautiful People

Bueno, bueno, bueno… los niños mariquitas están de moda en la tele. En EE.UU. tienen a Justin, el sobrino de Betty (Uggly Betty). En España tenemos a Fidel (Aída). Y ahora llegan los ingleses con una serie llamada Beautiful People del productor de Absolutely Fabulous y el guionista de Beautiful Thing. El protagonista, Simon, un escaparatista de unos grandes almacenes de N.Y., recuerda su infancia en el sórdido Reading de los 90s, con su hermana, una wannabe ghetto queen, su mejor amigo Kyle, que se hace llamar Kylie…



Empezó a emitirse en octubre... I can’t wait!!!

martes, 18 de noviembre de 2008

Fatalidad, modelo de playa

Del technicolor al cinemascope, dos películas describen los dos tipos de mujeres de Park Avenue a mediados del siglo XX:

Mujeres (George Cukor, 1939)

There's a name for you ladies, but it isn't used in high society - outside of a kennel

Después de que le echaran de "Lo que el viento se llevó" por la "supuesta" homofobia de Clark Gable, Cukor planeó su particular venganza: una película sin hombres, donde sólo se hablara de hombres y laca de uñas (Isn’t that divine? Jungle red!!). Se publicitó como “Con un elenco de 135 mujeres y ningún hombre”. Y con una buena dosis de misoginia también, como demuestra la galería de animales con que se compara a cada una de las actrices, frases como la de la perrera con la que termina la película (en nueva versión de Meg Ryan también se dice, aunque curiosamente ahora es en las perreras de N.Y. el único sitio donde no se oye la palabra a la que se refiere: bitch), o la constante alusión a las garras.

Pero hay mucho más. Llena de witty lines, como les gusta decir a los americanos, políticamente incorrecta (Living alone has its compensations. Heaven knows it's marvelous being able to spread out in bed like a swastika) y muy muy divertida. Todo comienza cuando Norma Shearer descubre en la manicura que su marido le pone los cuernos con una dependienta de Sacks, Joan Crawford. Bueno, el encuentro de ambas en el pase de modelos de la tienda de haute cuture es espectacular. Por cierto que la peli es toda en blanco y negro, excepto la escena en tecnicolor del pase de modelos. Oh, my Cukor… El mensaje: una mujer enamorada no puede tener orgullo. Anita Loos colaboró en el guión.




Cómo casarse con un millonario (Jean Negulesco, 1953)

- No me importaría casarme con un Vanderbilt.
- O con un Mr. Cadillac.
- No existe nadie con ese nombre. Lo he comprobado.
- ¿Y hay algún Mr. Texaco?


El argumento, por si no fuera lo suficientemente explícito el título, puede resumirse en estas cuatro líneas de diálogo.

En otra onda totalmente distinta a la de Cukor, menos misógina, más machista, aunque también más cínica, pero menos dura. Digamos que es la otra cara de la moneda. Si aquella retrataba las casadas de la alta sociedad, esta se centra en las modelos que amenazan sus matrimonios.

Una obertura de Alfred Newman seguida de unas impresionantes imágenes de Nueva York. El maravilloso apartamento al que hace referencia Almodóvar en varias de sus películas. Marilyn leyendo un libro boca abajo en un avión equivocado porque no se quiere quitar las gafas (según ella, los hombres no son attentive con las chicas con gafas). El sueño de Betty Grable comiendo una hamburguesa. El tono de Lauren Bacall. Ay, mi Lauren. Recomiendo ver las dos versiones, la original y la doblada. El traductor del doblaje al español hace maravillas. Por ejemplo, en el pase de modelos, cambió el nombre de “Hard-hearted Hannah” del modelito del pantalón mostaza con caniche por “Fatalidad, modelo de playa”. Maaarvelous...

lunes, 17 de noviembre de 2008

Invitations to teenage parties

La autoficción es contagiosa. El sábado por la mañana recibo este mensaje:

Estoy en una casa del cinturón, en un after de veinteañeros. Los discos, los niños, la fe. If your up, call me and talk me out this. If not, i'm glad! Or not. Don!now. But one thing's for sure, there's more to life than this.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Veo, veo...

Veo, veo… un chico. Veo, veo… una chica.



Veo, veo… el peor lugar del mundo, ese que habéis convertido en vuestro mundo. En realidad, uno de tantos que salen en las revistas y la televisión. Aunque creáis que el vuestro es diferente, personal. Porque vamos a analizar eso de personal: no lo hiciste nada mal, te lo montaste de puta madre, te camelaste a tus padres mientras te hizo falta, terminaste los estudios para después encontrar ese trabajo que tanto deseabas. Nunca pusiste a prueba la pareja y por eso sigues casado. Lo próximo, supongo que los hijos y un coche nuevo. Has tenido suerte, si es que la hoja de una vida se puede trazar de otra manera. Y mientras tanto, aquí sigo estancado en otra historia, digamos más personal; pero voy a salir de esta, te lo aseguro.

¿No has visto a ese gigante que camina en blanco y negro mientras espía vuestras diminutas e insignificantes vidas? Puede que parezca que me paso el día con el culo aplastado sin hacer nada. Pero, ¿de veras crees que me dedico a esto? Para nada. Lo hago para sobrevivir, y os aseguro que resistiré. Sólo espero el momento de pasar al ataque, señoras y señores, prepárense porque voy a presentarme en sociedad. Y no estoy dispuesto a fracasar. El que os espía ha apuntado vuestros números, ha tomado notas y sabe cómo funciona vuestra mente. Os he estudiado y vuestro cerebro no está más desarrollado que el mío, excepto que vosotros sois más capullos y os pasáis de listos, no os quitáis la máscara ni para follar, nunca reconocéis vuestros errores y nunca hacéis nada precipitadamente. Salvo eso, a todos nos gusta pasearnos por el parque de la mano de una chica y besarla como en Resplandor en la hierba.

Cada noche, antes de acostarse, repasa el plan, calcula el tiempo que da la ecuación de máximo placer y pone la alarma del despertador a esa hora, la que hará volar en mil pedazos vuestro paraíso. Todo a la mierda. Bingo. Y con esa idea entra en sueños el que os espía.

Como en los viejos tiempos, cuando me daba por analizar mis movimientos: la multitud queda absorta ante el control absoluto de Fran a la bicicleta, evitando con pericia la caca de perro al lado del ultramarinos de la esquina. O cuando imaginaba la placa reluciente que pondrían sobre el lugar donde toqué el pecho de una chica por primera vez. Aunque, espera, todavía queda lo mejor. Verás, no sé como decírtelo, pero creo que deberías tomarme en serio. Porque lo cierto es que llevo 16 semanas acostándome con tu mujer, fumando tus cigarrillos, bebiendo tu coñac y deshaciendo la misma cama que elegisteis entre los dos. Y en todo ese tiempo, lo único que he deseado es que aparecieras inesperadamente una la tarde y nos pillaras haciéndolo en tu habitación.

Espío para ganarme la vida y me especializado en la venganza. En quitarte aquello que sé que más te duele. No puedo evitarlo. Tuve una infancia difícil. Mis parques favoritos son los parkings, la hierba sólo sirve para fumar, las chicas para tirárselas. Coger tu manual de vinos y métetelo por el culo. Tu estilo Cortefiel me excita. Con quemaduras de colilla en trajes de marca y miles de pequeñas arrugas secas formándose alrededor de tus ojos.

Y cada noche, antes de acostarme, preparo un nuevo plan de ataque. Porque no se trata de una guerra de sexos, es más una guerra entre los que tienen y los que no tienen. Y da la casualidad de que yo tengo lo que necesitas, justo lo que necesitas.

A media noche, el que espía irá a por ti como un vampiro, o más bien como un dios en blanco y negro que lo ve todo y que te sacará de este estado malsano de vicio, fiestas, cenas y café. Te cogerá por la cintura y te hará cantar de nuevo. Venga, canta y baila otra vez.

Veo, veo… un chico. Veo, veo… una chica, y la oportunidad de cambiar el mundo, de cambiar tu mundo.

(Granada, 11/5/1997, en plena crisis fin de carrera. Una década más tarde, las cosas no han cambiado tanto)

PD: Gracias, Adolfo, por tu memoria...

lunes, 10 de noviembre de 2008

La realidad

Hoy la realidad ha entrado en mi casa como un elefante en una cacharrería. Pensaba que dans la big city vivir en el centro-centro me haría inmune a la realidad, esa que debería estar prohibida. Pero esta mañana el hilo telefónico ha agujereado esa burbuja, esa matrix, ese pentaedro de las Bermudas que me rodea formado por un videoclub, una coctelería, un gimnasio, una discoteca y unos grandes almacenes, y la realidad se ha colado en mi casa. Momento de pánico. Por lo menos me queda la salud, he pensado. Nuevo momento de pánico. No te lo juegues todo a la salud.


Cuando se te cuela la realidad en tu casa, sólo se me ocurren dos cosas: ponerte una copa o salir de casa. Como los gintónics antes del mediodía los estoy dejando para la próxima década, he optado por lo segundo. Me he puesto mis gafas de Kanye West y me he echado a las calles.

Bajo Gran Vía, y para mí bajarla es hacerla de este a oeste, pensando ¿dónde puedes ir? ¿dónde ibas en Málaga cuando necesitabas un chute de seguridad? A la sección de menaje de El Corte Inglés. Allí, entre Villeroy y Vista Alegre, Riedel y Spiegelau, sientes la amenaza de la estampida de elefantes, cierras los ojos y casi llegas a oírlos, pero es un zumbido inerte, no va a más y, cuando te quieres dar cuenta, se ha instalado en tu cabeza junto a la voz que anuncia la promoción de Redumodel. Es el ruido de fondo del aire acondicionado. Miras los precios. Sonríes. Y sales de allí como un hombre nuevo.


viernes, 7 de noviembre de 2008

El estado de las cosas

Sale el sol y me voy a desayunar al Diurno. Sentado al fondo localizo al doble de Vila-Matas, mirando al infinito. Decir que uno se debe a la autoficción es como confesar que le gustan los tríos, siempre acabas implicando a terceros. Debería resultar agradable encontrarse a viejos conocidos en tu bar favorito, but this is la vie dans le big city.


Artículos interesantes en el periódico. Uno donde se cita Destino y carácter, el ensayo de Walter Benjamin. Los hombres de carácter estamos abocados a la búsqueda de la felicidad, mientras que los hombres de destino se conforman con la satisfacción (del deber cumplido en aras de un proyecto, unos fines, unas metas). En lenguaje llano, los hombres de carácter no tenemos dos luces, mientras que los hombres de destino son unos iluminados. El Quijote era ambos. Otro sobre el Goggles, un programa que evita que mandes correos desde Gmail cuando estás borracho. Para evitar esos correos electrónicos a tu expareja o compañeros de trabajo indeseables los viernes por la noche. Si quieres enviar un correo en horario nocturno, te pregunta si estás seguro y te obliga a hacer unas operaciones aritméticas en 45 segundos. Mamá, por favor. Primero, porque el que no sabe multiplicar, ni borracho ni sobrio, y viceversa. En todo caso, que inventen un alcoholímetro para soplar que se enchufe con USB. Pero ¿qué será lo próximo? ¿teléfonos que dejan de funcionar si notan cierto achispamiento en tu voz? ¿controles de alcoholemia en las colas de las discotecas? Supongo que el único efecto que puede tener el programa es que te sientas un completo imbécil multiplicando 11x2 y te replantees de verdad mandar el mensaje. Estoy por preguntarle al doble de Vila-Matas, pero me da que el sólo bebe de día.

Disco de la semana: Lindstrom, de Lindstrom. Suena a Giorgio Moroder y dan ganas de revolver el armario. Canción de la semana: William’s Blood, de Grace Jones. Suena a Grace Jones y no necesito nada más. Libro de la semana: El teorema de Almodóvar, de Antoni Casas Ros. Recomendado por Vila-Matas, el original. Película de la semana: Héroes, segunda temporada. Hombres de destino.

martes, 4 de noviembre de 2008

Hikikomori III

El domingo vi una película hiperhikikomori, por su cualidad de universo irreal, matrix, burbuja o como quiera llamársele: Speed Racer, de los hermanos Wachowski.

No hablaré del clásico animé del que proviene (Meteoro), ni de la estética deliberadamente camp de la película, ni de las referencias queer de algunos personajes (Racer X) o incluso a los toros (esa escena madre-hijo), ni del gran pulso que mantiene el guión con las imágenes (a pesar de estar éstas mucho más evolucionadas), ni de la emoción de las carreras, ni del bigger than life.



Esa perfecta utilización de la pantalla verde que “concilia actores y localizaciones reales que fueron des-realizadas digitalmente”. Des-realizar una ubicación real. ¿Existe algo más hikikomori?

Mientras la crítica la denostó con un ¿para qué tanto artificio? y la calificó de mareante, abrumadora y gran embotellamiento...

(Me ha encantado sobremanera esta cita: “Donde quiera que los movimientos autónomos desencadenados quedan embotellados, se dan las condiciones en las que el activo moderno se convierte en pasivo posmoderno. (Sloterdijk, Eurotaoísmo)” referida a que los grandes atascos veraniegos en las autopistas han hecho fracasar parte de la falsa modernidad)

... yo me emocioné, reí y lloré como hacía tiempo que no me pasaba delante de una pantalla. Absolutamente recomendable.

Y para terminar con la parte japo del blog, aquí dejo la parte japo de un concierto de Madonna. En concreto, la que yo considero su última canción… madura (iba a escribir moderna, pero no quiero increpar a Baru).

2017: tibio y desafecto

Ay, que ya nadie se acuerda de 2017. Aquí va mi resumen: Lo mejor del año  * La frase de "Juego de Tronos": “Maybe it real...