jueves, 29 de enero de 2009

Les matins de Paris II

Seguimos madrugando para ofreceros el todo París...


Mi espíritu, mi estilo (en Dior)...


Porque hay que saber coger un cigarro.


Y atarte un pañuelo...


Si tienes cuello, claro. Si no, deja la bufanda en casa.


Bota alta, esta vez por fuera


Otro bolso maravillas


Claro que también hay mucha absurdity. Huye de ellas.


Cari, si te hubieras puesto los tacones...


Él es fashion editor y él si lleva ese gorro, ese gorro se lleva.


martes, 27 de enero de 2009

Les matins de Paris

En moda, se dice que es más interesante lo que ocurre fuera que dentro de las pasarelas. Por eso siempre prefiero observar a la gente que asiste a los desfiles, que en París van espectaculares. Esas paredes de fondo...


Mi espíritu, mi estilo...


Abrigos superpuestos, el segundo a modo de capa.


El bolso maravillas.


Esos manguitos de peluche...


Pajarita con camisa de cuadros y bloc de notas.


Faldón, bota alta por dentro y bloc de notas.


Esa mirada perdida en la nada.


Abrigo maxi y charco.


Bufanda chillona.


jueves, 22 de enero de 2009

Pascal y el amor

Ayer me llamó Becky del Páramo para comentarme que el ensayo general de “El Encuentro de Descartes con Pascal Joven” en el Teatro Español era de puertas abiertas para los que tenemos el carnet de la Unión de actores. Se estrena hoy.



Dirigida y protagonizada por Josep Maria Flotats, con la réplica de Albert Triola, se trata de una obra de Jean-Claude Brisville de 1986 donde el autor recrea una conversación imaginaria entre los dos filósofos, que se encontraron realmente durante unas horas en un convento de París en 1647. Descartes, racionalista y pragmático, viajero y bon vivant, confía en el poder de la inteligencia. Pascal, matemático y místico, asceta y enfermo, confía en Jesucristo y duda de la razón. La visita se produce a petición de Pascal, con la excusa de pedirle una firma a favor de un jansenista atacado por los jesuitas, pero detrás hay mucho más. Pascal habla de la vacuidad de los números, la inutilidad de las matemáticas e incluso llega a intuir la teoría del Principio de incertidumbre de Heisenberg ¡300 años antes!

Flotats está un poco sobreactuado, como todos los grandes. Empieza impostando no un acento, más bien una entonación francesa en su fraseo, que a los veinte minutos rebaja un poco, justo cuando nos hemos acostumbrado al olor de incienso que bajaba del escenario. Triola está bien, opta por la naturalidad, aunque Pascal debía de ser muy poco natural.

No he leído un texto filosófico en mi vida, pero sí me he acordado de Mi noche con Maud, la película de Rohmer, incluida en sus Cuentos morales. Fue ahí donde oí hablar por primera vez de Pascal y los jansenistas. De hecho, está ambientada en Clermont-Ferrand, de donde era Pascal. Volví a leer el guión anoche y creo que Brisville se ha tomado la licencia de poner los pensamientos del último Pascal en un Pascal de 26 años para dar credibilidad al choque dialéctico de los dos filósofos en la fecha de su encuentro. Fue al final de su vida cuando Pascal afirmó: “Toda la física no vale una hora de dolor” o “Las matemáticas son inútiles en su profundidad”. Que lo diga de joven me parece poco creíble para el personaje. Sus teorías parecen más fruto de una rebeldía adolescente que de un metafísico. La madurez de Descartes (y Flotats) le da un peso a sus ideas que quizá contra un Pascal maduro no tendrían. Aún así, el texto tiene fuerza dramática. Teatro de texto e ideas. Como La Cena, la otra representación de Brisville que hizo Flotats, que vi en Málaga en el 2006.

Reflexión: después de leer sobre el cálculo de probabilidades de Pascal y la esperanza matemática (el producto del beneficio por la probabilidad) en el texto de Rohmer, creo que no tengo amantes por la teoría de la apuesta de Pascal. En el fondo, dudo muchísimo de que exista el amor. No obstante, apuesto por él y me encuentro en la situación pascaliana. Hipótesis A: el amor no existe, por lo que debes ser menos exigente y tener amantes. Hipótesis B: el amor existe y vale la pena seguir buscándolo (22 positions in a one-night stand, que cantaba Prince). Yo creo que la hipótesis B tiene muchas menos probabilidades de ser cierta que la A, pongamos un 10% frente a un 90%. Aún así, no puedo dejar de apostar por la B porque es la única que me permite vivir. Supongamos que apostara por la A y se cumpliera la B: sería un fracaso completo. Por lo tanto, debo elegir la B porque es la única que justifica mi vida y mis acciones, ya que el beneficio es infinito (para Pascal era la salvación). El argumento pierde absolutamente su valor para alguien que sea totalmente incrédulo, ya que infinito por cero es igual a cero.


martes, 20 de enero de 2009

Más es más (de lo mismo)

"Vamos a brindar con copas de champán,
para celebrar que más es más..."

Bueno, bueno, bueno. Fangoria saca nuevo single, Más es más, y los foros se vuelven locos. Que si el vídeo es copiado al "Single Ladies" de Beyoncé, que si su canción más mala hasta la fecha, que si es demasiado gay, que si se quieren subir al carro de Milkyway, que qué bueno era Una temporada en el infierno, que la crítica se los va a cargar...

En fin, a mí me ha parecido un poco más de lo mismo. Quiero decir, para el primer single siempre eligen el más petardo. Todavía me sonrojo con la letra de Criticar por criticar, pero al final es la que más he bailado de su último disco. Que se pongan marica noventas me encanta. Cierto que están más Nancys Rubias que nunca, no sólo por la peluca de ella, la letra es hipernancys. Su filosofía antiminimalista del Más es más llevan años pregonándola, así que nada nuevo bajo el cielo. A mí me recuerda al Más y más, el antiguo Mercadona. No es una canción como para llevarla a Benicàssim, pero sí al concierto de Teletaxi o la feria de Benalmádena. Mientras no vayan a DEC a hablar de Susy Pop... Por cierto, yo creo que Tony Aguilar se ha retocado algo (Me quiero retocar, remodelar... como dice la canción).




lunes, 19 de enero de 2009

Alberto García-Álix o los grises sin sombras

Retrospectiva de García-Álix en el Reina Sofía, con la excusa de la presentación de un vídeo, De donde no se vuelve, donde el artista revisa su obra y poetiza sobre su mundo. El vídeo no está mal, pero para mí solo los títulos de sus fotografías hablan más y mejor. Como Lo que dura un beso o Noche en el harén de un Geiperman.


Los tópicos: García-Álix fotografía Harleys, tatuajes, picos, teddy boys, actores porno, rockers, presos… Él es todo eso y más. Sus fotos más antiguas son más estéticas, con más composición, siempre frontales. Con el paso de los años son más desnudas, más sentidas. Huelen a sábanas sucias, gasolina y caballo. Sí, la mística de la heroína. Es su cliché.

Los retratos: Eduardo Haro-Ibars, Fabio McNamara, Camarón, Jodorovsky, Rossy de Palma… Pero sobre todos sus amigos y su hermano Wally. Como él mismo dice, con la heroína no puedes irte de rositas, y son muchos los que cayeron en el camino, entre ellos su hermano.


Es un Madrid, el suyo, que se ha retratado poco en el cine. Sólo se me ocurren Laberinto de pasiones o Días contados. Los bares de Malasaña, antes de que se convirtiera en el barrio trendy dedicado al comercio que es ahora. Los pisos antiguos, con las escaleras de madera, las habitaciones desnudas, los colchones en el suelo. Las pensiones. No sólo el Madrid de la droga y los dealers, o el Madrid de la movida que reniega de la movida. También el Madrid de los estudiantes izquierdosos, comprometidos, artistas de finales de los ochenta y principios de los noventa. Y los chicos de barrio de familias progres (Cuatro Caminos, Argüelles, Chamberí) que probaron la droga. El Madrid de Tierno, las salas de conciertos, las noches largas, el rock, los 15.000 yonquis, las chabolas. El Madrid castizo y moderno en el sentido baudelairiano. El Madrid pueblerino. La ciudad más divertida del mundo, como decían en Laberinto.


Las fotos de García-Álix me lo han recordado. Hay mucha camaradería en sus imágenes. Muchos amigos, se nota que conoce a los retratados. Miradas sinceras, orgullosas, nunca esquivas. Hay perros gatunos, sillas sencillas y arrogantes, jeringuillas que no penetran, acompañan. Grises sin sombras. No retrata el underground. Se retrata a sí mismo. Su estética me gusta, es muy Varvatos.


Su serie de China no me convenció. Parece una imitación de sí mismo. Pero supongo que no puede seguir retratando un Madrid que ya no existe.


domingo, 18 de enero de 2009

El amor y otros desastres

“Maybe true love is a decision. You know, a decision to take a chance with somebody. To give to somebody. Without worrying wether they'll give anything back. Or if they're gonna hurt you, or if they really are the one. Maybe love isn't something that happens to you. Maybe it's something you have to choose” (Jack, personaje interpretado por Brittany Murphy)

El viernes por la noche se presentó Eva en casa con dos botellas de vino. Cuando llegó Carlos fuimos a avituallarnos de munición (patatas fritas, Ben&Jerry’s y mucho, mucho hielo para el final) y nos pasamos por el Diurno a sacar una película, comedia romántica, of course: El amor y otros desastres (Love and Other Disasters, 2007).

Con el acento de Meryl Streep doblada en Memorias de África: yo tenía una reputación en aquel videoclub…

Como en toda pijama party que se precie, la peli sólo la vimos a medias, y acabamos hablando y bebiendo y riéndonos de nosotros mismos a carcajadas. Pero no tenía mala pinta, la película. La tesis: love is not an event, it’s a process.

(Hoy leo en El País que "los etólogos creen probable que el amor humano haya evolucionado a partir del ritual de elección de parejas o cortejo de atracción típico de los mamíferos (...) Son los signos de un alto nivel de dopamina en los circuitos de placer del cerebro". Claro que al articulista se le va y acaba hablando de la inhalación de oxitocina para confiar más en la amabilidad de los extraños (sé de más de uno que no la necesitará) o productos que se venden por Internet como el Enhanced Liquid Trust para mejorar los resultados en tus citas)

En la película, Brittany trabaja en U.K. Vogue, tiene un compañero de piso gay, una amiga aristócrata que está siempre fumando y bebiendo… vamos un cuadro, pero me encanta.

Tiene escenas memorables, como la de la terapeuta, que empieza con el típico chiste de terapeutas: “Denial is not a river in Egypt” y termina con la teoría de las relaciones por peos: “Relations are best messured by farting”. Me identifiqué mogollón con la primera fase, “The conspiracy of silence”, o incluso antes, stuck in the pre-relationship moment of infatuation. Me encanta esa palabra. También salía en una de las películas de Mitchell Liesen: just momentary infatuation.

“Stop living your life like you're in some kind of movie”.

viernes, 16 de enero de 2009

Marcado por el odio

Parece que la película me perseguía. Leí buenas críticas hace poco, la acaban de editar en DVD, dudaba entre comprarla o sacarla de videoclub, incluso la pusieron en el TCM hace dos días, pero vi que también la hacían ayer en la Filmoteca, así que ya estaba decidido mi pequeño (comparado con el de Pepa) homenaje a Paul.



La cola de la filmo echa una peste, y no me refiero a la fama de poco aseados que tienen los cinéfilos, que ríete tú del Meatpacking District en N.Y. Un olor a pollo, cerdo y despojos que echa para atrás. Como la película es de boxeo, me dije, no hay olor que por bien de la ambientación no venga. Ya veremos cuando toque Melodías de Broadway.

El cine Doré para mí gusto sólo tiene otro fallo y es que no dejan fumar en la cafetería. Claro que tampoco es ese sitio donde las señoras pueden llevar sombrero, como anunciaba su publicidad cuando se inauguró. Tuve suerte y no me tocó nadie delante. No puedo decir lo mismo de mi izquierda. Llegó una pareja de cansinos con este diálogo:

- ¿Qué hiciste al final con lo de Telefónica?
- No, si al final los de Vodafone resulta que también colaboran con Israel.
- (Irónico) Yo también lo haría. De hecho, tengo muchos amigos sionistas agregados en el Facebook. Si montara una empresa, no tendría ese tipo de escrúpulos.
- Pues yo miraría tu código de barras y si aparece el 729, también te haría boicot.

La película: maravillosa. No es tan arty como esperaba. Con ese ritmo que leí tiene la primera parte. A mí me pareció toda muy homogénea. Paul tiene de italiano lo que yo de irlandés, pero bueno, el acento le sale muy bien. Sal Mineo está espectacular. Es una de esas historias bigger than life de hombre hecho a sí mismo que intenta salir del submundo…

Se acaba la primera bobina. Mientras la cambian, la pareja de al lado:

- Qué vergüenza. Y esto es la Filmoteca Nacional.
- (Nada irónico) Deberían pagarnos por venir.



Marcado por el odio es un título un poco negativo. En inglés es Somebody up there loves me (Alguien ahí arriba me quiere), que es como más positivo. La última parte de la película intenté aguantar las lágrimas porque es muy emocionante cuando está en el último combate y todo su barrio, el East Side, está pendiente de la victoria. No pude.


martes, 13 de enero de 2009

Buenas tardes, tristeza

Vila-Matas dice que Borges decía que cada tarde es un puerto, así que me he dicho: vamos a atracar las velas al Diurno, ese café-videoclub que es Valparaíso de la autoficción. No estaba el doble de Vila-Matas, pero sí un chico con pinta de judío sentado en la mesa de al lado leyendo “The heart is a lonely hunter”, de Carson McCullers. Lo miro de reojo y de inmediato me viene a la mente la coreografía de Forbidden Love de Madonna en el Confessions Tour entre el bailarín árabe y el bailarín judío. Me quito las gafas nuevas de Dior porque me han dicho que con ellas parezco menos moro. Saco del bolso el libreto que llevo con letras de Stephen Sondheim para que se dé cuenta de que sé inglés y me pongo las canciones en el i-Pod. Hay una divina, “The New York Song”, donde un neoyorquino se pone a loar las vistas y los monumentos de la ciudad, mientras confiesa que él no va nunca porque no tiene tiempo. A mí me pasa un poco lo mismo con Madrid. Hay otra, “A Star Is Born”, donde utiliza el nombre de casada de actrices famosas de los años 50 para mosquearlas. Son siete minutos de gimnasia verbal de Sondheim y me meto tanto en descifrar todos los nombres que, cuando levanto la cabeza, el chico se ha ido.

Termino el manchado y me dispongo a elegir una película. “La locura es algo menos siniestro de ver en un hombre que en una mujer”, decían en “Lilith”, la película que el encargado del videoclub me dijo otro día que tenía mi nombre escrito. Yo entiendo que alguien que, como hoy, saca “A la caza” con Al Pacino y “El fantasma y la señora Muir” de Mankiewicz, merece algún comentario, pero de ahí a compararme con Jean Seberg…

lunes, 12 de enero de 2009

Golden Globes 2009 (los gigis)

(The G-G, as we normally refer to them)

Cada vez son más los que opinan que la verdadera creatividad en las pantallas americanas no surge de los guiones de Hollywood, sino de los circulan por los despachos de las cadenas de televisión, donde hemos pasado de hallazgos de series como Los Soprano o A dos metros bajo tierra a confirmaciones como The Wire o Mad Men. Por esto, premios como los Golden Globes, donde se combina cine y televisión, deberían constituir un modelo para el futuro. No obstante, tienen sus fallos, y no me refiero sólo a la superioridad anacrónica con la que suben al escenario los actores de cine respecto a los de televisión (¿es que no saben que ya los vemos a todos en el mismo tamaño de pantalla?). Me refiero a cosas tan absurdas como la arbitrariedad de las categorías (lo de separar comedia y musical del drama, que en los secundarios, por ejemplo, no se aplica), o tan horteras como la designación de la Miss Golden Globe, título que tradicionalmente se otorga a la hija de algún famoso que debe hacer de azafata el resto de la gala y acercar la estatuilla a los presentadores para que se la den a los premiados.

Laura Dern, hija de Bruce Dern, fue Miss G-G en el 82 y ayer tarde ganó uno. Pero no suele ser el caso. Recuerdo Miss G-G hiperlacias, como la hija de Clint Easwood o la de Kevin Costner. Algunos años también ha habido Mister G-G. El caso más curioso es el de Melanie Griffith, que lo fue en el 75 y lo ganó en el 88, y encima dejó que Dakota lo fuera hace dos años. Ayer, la agraciada fue Rumer Willis (Reem Acra), la hija de Bruce y Demi Moore (Dior). Demi estuvo bitchy bitchy cuando subió a dar un premio y le dijo a su hija que no se encogiera y levantara la cabeza. Como si no fuera ya suficientemente humillante que tu madre salga con Ashton Kutcher. En fin, que esta chica con hombros de Rociíto lleva ya dos humillaciones públicas, pues hace poco fue también su puesta de largo en París, compartida con la de la hija de Alain Delon (las fotos en el Hola, impagables), y no me aventuro a decir por dónde va a salir.

Pero bueno, vamos a la ceremonia, que me voy por los cerros de Hollywood Hills.

La alfombra roja, robótica, como todos los años. Todos dan las mismas respuestas, todos parecen que han dormido al lado de una vaina rellena con un ultracuerpo. Hasta los vacilones, como Robert Downey (que quiere ser el nuevo Jack Nicholson) o Colin Chusmón Farrel, también parecen un robot. La más sobrada: Angelina Jolie (Versace). Los más operados: Tom Cruise, Mary-Luise Parker (Carlos Miele), Bruce Springsteen. Los más congelados en el tiempo: Sigourney Weaver, Susan Sarandon, Clint Eastwood. Las más odiadas por sus peluqueros: Drew Barrymore (John Galliano), Jessica Lange. La más necesitada de una reducción de pecho: Salma Hayek (Dior). La más caballuna: Maggie Gyllenhaal (Lanvin). Spielberg: Barbara con barba (Streissand).

Los premios, repartidos, con tufillo a tongo, como todos los premios. En televisión, las ganadoras fueron John Adams (qué pereza) y 30 Rock (traducida como Rockefeller Plaza: demasiado localista para triunfar aquí, perfecta para ver en el avión rumbo a EE.UU., porque da una inmersión total). Mi favorita: Anna Paquin, que se lo llevó por su papel de Sookie en True Blood. Cuando has ganado un Oscar a los 11 años, no haces el ridículo al recibir un premito de la Asociación de prensa extranjera, como hizo la del párrafo siguiente.

Kate Winslett (Yves Saint Laurent). No la soporto. Me parece lo peor. Y no porque le quitara el premio a Penélope Cruz (Armani), que seguro que es mejor actriz. Pero la veo mala, falsa, mean and evil. Se puso histérica cuando le dieron el secundario por The Reader. Por favor, vale que llevabas varios años de candidata, pero qué número. Hipersobreactuada. Fue buenísimo cuando salió después Ricky Gervais y le espetó: te lo dije, haz una película sobre el Holocausto y te llevarás el premio, en referencia a un cameo en Extras, la serie inglesa, donde hizo de sí misma interpretando a una monja en la Alemania nazi que en los descansos habla con los extras y les dice que ha elegido el papel para ganar el Oscar. De repente le vi sentido también al gag de Katy Brand cuando hace de Kate Winslett en el campo increpando a todo el mundo con lo de “I’m normal, I’ve a normal live on a normal farm”. Y ya cuando le dieron el G-G a la actriz protagonista, todo se destapó. Histérica otra vez, apelaba todo el rato a su marido Sam Mendes y a Leo di Caprio, que la miraban como a Eva Harrington cuando recoge su premio en Eva al desnudo. Memorable.

Del resto de la noche, pocas cosas reseñables. Chistes fáciles con La extraña historia de Benjamin Button, sobre un hombre que rejuvenece, referidos a la cirugía estética en la sala. Meryl sólo se puso las gafas para escuchar a Spielberg y a Mickey Rourke. Pe estuvo apagadita, creo que es una mala época para ella en Hollywood, lo noto. El maquillaje, el vestido, la apaga. Lo de que ganara “Vicky Cristina Barcelona”, ni Sacha Baron Cohen se lo podía creer. La otra ganadora, “Slumdog Millionaire”, no tiene mala pinta, sólo un tufillo integrador de Bollywood. En cuanto a la mejor película extranjera, para Israel, con una película sobre la guerra en una ceremonia donde se omitieron deliberadamente los últimos acontecimientos, no era un tufillo, era el plumero de todo el lobby judío en Hollywood. Pero bueno, es una ceremonia divertida (no incluye premios técnicos), mucho más que los Oscar, se pasa en un plis plas, la gente sube un poco piripi al escenario y los discursos se animan cuando señalan a los invitados que tienen delante. Y si no que se lo digan a Pedro, cuando se lo dieron y se puso a hablar de tú a tú con los grandes que tenía en las mesas próximas. Creo que nunca fue más feliz.



Rumer Willis (Reem Acra)


Demi Moore (Dior)


Angelina Jolie (Versace)


Mary-Luise Parker (Carlos Miele)


Drew Barrymore (John Galliano)


Salma Hayek (Dior)


Maggie Gyllenhaal (Lanvin)


Kate Winslett (Yves Saint Laurent)


Penélope Cruz (Versace)

sábado, 10 de enero de 2009

Eartha Kitt

Eartha Kitt murió estas navidades, el 26 de diciembre. Supongo que it’s a skin thing, pero siempre me encantó.

Escuché a Eartha por primera vez en el Tren de la bruja a mediados de los 80. Sí, en los altavoces de la atracción de feria ponían “This is my life” una y otra vez. Con trece años, era ya un poco grande para el Tren de la bruja, pero supongo que aquella canción me encantaba, porque subí con mi hermano a que nos dieran escobazos más de una vez. Esta es una actuación de 1986 en un programa de José Luis Moreno. Lola Flores le copió la falda años más tarde cuando hizo el “Ay, Alvariño” rapeado.



Luego Pedro incluyó su “Where is my man” en Tráiler para amantes de lo prohibido. Me encanta la línea: I do my fingers to the bone, cuando espera a que suene el teléfono. So tacky!!

Me olvidé de ella hasta años más tarde cuando la vi en Unzipped (1994), el documental sobre el diseñador de moda Isaac Mizrahi que estrenaron la semana que estuve en Ámsterdam en abril de aquel año. La versión de Sandra Berhnard del “Mighty real” de Sylvester que suena en los títulos de crédito es divina, pero pasa al minuto 8:49 directamente para ver a Eartha (en la parte 2 de la película hay más). Es buenísimo cuando dice lo de “Are you gonna make gowns for me?”. De nuevo me recuerda a Lola.



Fue ahí cuando descubrí sus inicios como cantante de standards. Ya sólo pude caer rendido a sus pies. Me encanta su versión del “I wanna be evil”, cuando dice lo de “lo más cerca que he estado de una barra es en clase de ballet”. Este vídeo es impagable



La versión que hizo Victoria Abril de esta canción en “Sin noticias de Dios” palidece a su lado.

Cuando estuve en Nueva York, hacía un año que había dejado su espectáculo Mimi Le Duck, en el Off-brodway. Me hubiera encantado verla.

A Eartha se la recordará como la Catwoman más famosa de la historia del serial televisivo Batman y por su versión del Santa Baby, que estas navidades se ha incluido en un anuncio de bombones con bótox. Y aparecerá siempre en los recopilatorios de música petarda de los gay nineties. Pero ella es mucho más. Don’t let them put you aside like a little mouse. We all get excited with you!!!


viernes, 9 de enero de 2009

¿Seré un Wall-E?

Las navidades son unas fechas propensas a las películas basuras. Las que he visto estos días no recibirían un aprobado de ningún crítico de cine, salvo la primera, que precisamente trata de un recogedor de basura.



Wall-E (Andrew Stanton, 2008). Disney hace una película sobre un robot con un trabajo solitario y monótono que no le exige mucho esfuerzo intelectual, que vive en una casa llena de cachivaches y se pasa las noches viendo viejas películas musicales de Hollywood. Oh, my, and I thought my life was something special.

Un extraño en el paraíso (Kismet, 1955, de Vicente Minnelli). Kismet significa en la cultura oriental fuerza cósmica que todo lo define: hado, predestinación, suerte. Dicen que a Minnelli no le apetecía hacer la película, pero parece pasárselo teta en las coreografías, mezclando el swing con los bailes orientales (qué grande Dolores Gray) y las trompetas de jazz con el sitar. Con una producción pobretona que hace que algunas escenas parezca que tienen lugar en el Bagdad no de las mil y una noches, sino el de las noches a mil, el Bagdad del Paral.lel de Barcelona, el prostíbulo que tanto sale en Tele5. Hasta tiene una escena de cogida de manos hiperwall-e, la de la canción Stranger in Paradise. Hay dos versiones recientes de esta canción (Saint Etienne y Marc Almond). Por no hablar de la de Baubles, Bangles and Beads de Frank Sinatra incluida en la banda sonora de los Sopranos. No conocía al tándem Forrest/Wright. Interesante. Por cierto, hay una versión negra con Eartha Kitt. Le debo un post.

Lío embarazoso (Knocked up, 2007, de Judd Apatow). Cruce de las películas de caca-pedo-pis tipo Supersalidos con las comedias románticas tipo 27 vestidos. Ni siquiera es guerra de sexos, es más un experimento pospornográfico. El argumento: gordo porreta que “trabaja” en el lanzamiento de una página web casera de destape con sus colegas se lía no con una playgirl, sino con una chica urbanita que trabaja en el canal E! de estilo, y se quedan embarazados. El guión es tan demencial que engancha. De esas películas con las que te sientes como si estuvieras viajando en avión a Estados Unidos.

Sexo en Nueva York (Sex and the City, 2008, de Michael Patrick King), versión comentada por el director. Insoportable.

Superagente 86 (Get Smart, 2008, de Peter Segal). Es lo que yo llamaría una “action chick flick” en el sentido más estricto del término (literalmente, película de acción para chicas. Los americanos elevaron el chick-flick a género cinematográfico en los 90 y al cosificarlo pierde un poco la connotación machista). No confundir con una “fake action chick flick”, como Los ángeles de Charlie, Bandidas, Kill Bill o Lara Croft, que son más bien películas de acción con chicas heteros de protagonistas, pero dirigidas a un público heterosexual masculino. Esto suena muy poco pospornográfico, pero digamos que conozco a pocas chicas, heteros o no, que flipen con la Jungla 4.0. En fin, que desvarío. Que Anne Hathaway está maravillosa, algunos gags tienen su gracia, como el del avión, y que hay público femenino para la action movie más allá de los cómics.


jueves, 8 de enero de 2009

Esperadme en el cielo

"Barcelona, el puerto, el cine, Hollywood. La eternidad sólo necesita un buen coreógrafo y un buen guionista"



Hay gente que es del Planeta y hay gente que es del Nadal. Maruja ya es de los dos. Con un libro que recuerda a Terenci y a Montalbán, two of my all time favourites. Siempre me gustó quedarme viendo la tele hasta tarde la noche del día de Reyes para ver quién sale elegido en el Palace. Qué pena lo de Francisco Casavella.

Me encantaría ser Miranda Priestley para pedir a mi P.A. una copia del libro de Maruja antes de que llegue a las librerías en febrero. El planeta lo conseguí antes de tiempo el año pasado. A ver si me oye alguien.


2017: tibio y desafecto

Ay, que ya nadie se acuerda de 2017. Aquí va mi resumen: Lo mejor del año  * La frase de "Juego de Tronos": “Maybe it real...