domingo, 30 de agosto de 2009

Si no amaneciera (Hold Back the Dawn) de Mitchell Leisen, 1941

El otro día comenté que vi otra película de Leisen, Arise, My Love (1), MARAVILLOSA, con guión de Billy Wilder/Charles Brackett, igual que ésta, que fue, de hecho, su última colaboración. Ambos se enfadaron porque Leisen quitó una escena de Charles Boyer hablando con una cucaracha en su cuarto (el actor se lo pidió porque le parecía idiota) y decidieron producir y dirigir sus propias películas a partir de entonces.



Wilder, toda la mala baba que quieras, pero hay que reconocer que sabía escribir un guión. Esta película tiene escenas deliciosas. En especial la luna de miel en México. Pero empecemos por el principio. Boyer interpreta a un bailarín/gigoló rumano (Iscovescu) que cansado de la Costa Azul decide ir a USA a probar suerte, pero se queda en la frontera de México esperando sus papeles en el Hotel Esperana. Olivia de Havilland es una maestra de escuela que ha cruzado la frontera para llevar a sus alumnos de excursión, cuando se le estropea el coche. Y Paulette Goddard es una vieja amiga (también bailarina) de Iscovescu y la que le da la idea de casarse con una americana para obtener antes el permiso. Bueno, pues Olivia traga como una tonta y Boyer se la camela en dos horas con la frase que da título a la peli (“no podemos cambiar nuestro destino, como no podemos parar el amanecer”) y se casan. Aquí entra en el género de películas de no-te-fíes-ni-un-pelo-de-tu-hombre (donde entrarían Corrientes Ocultas, Luz que agoniza, Sospecha, El secreto tras la puerta, Crimen perfecto, Atrapados, El castillo de Dragonwyck, Las dos señoras Carroll, Calle Mayor…), claro que ella no se huele nada. Ella no es profesora, como otras… En el viaje de novios (en realidad, él la saca a rastras del pueblo para que el inspector de aduana no sospeche), se pierden con la lluvia y acaban en un pueblo donde hay una romería de novios que van a que les bendiga el cura, y ella le dice “No querías decirme nada para darme la sorpresa”. O cuando van en el coche y ella dice, “¿No oyes hablar a las cosas a veces? El parabrisas dice juntos, juntos, juntos…”. Luego hay escenas que recordaba perfectamente de la primera vez que la vi hace quince años, como la de la mujer embarazada que cruza la frontera con el niño entre las piernas prácticamente para que nazca en suelo americano.

Moraleja: maestras de escuela, cuidado con los bailarines rumanos.

Curiosidades:

- Leisen sale haciendo de sí mismo en medio de un rodaje (el rodaje real de Vuelo de águilas, que hizo el mismo año), como el director de cine al que Boyer le vende la historia.

- Olivia estuvo nominada ese año al Oscar por esta película, pero se lo llevó su hermana, Joan Fontaine, curiosamente por Sospecha, y Olivia se negó a felicitarla (cuidaoooo con Melania).

- Paulette Goddard dos años antes era la favorita para interpretar a Escarlata, pero como mientras buscaba su certificado de matrimonio con Charles Chaplin, apareció Vivien Leigh y le robó el papel.



(1)Arise, My Love (1940) empieza en una cárcel de Burgos al final de la guerra civil y termina en la ocupación de París y está llena de emoción, amor y patriotismo. Película a medida de Claudette Colbert, que interpreta a una intrépida reportera con un olfato especial para las noticas (siempre dijo que era su película favorita), y con Ray Milland (yo creo que le ponía a Leisen, trabajó para él cuatro veces, que yo recuerde) haciendo de piloto. Me encanta el nombre de guerra de ella: Gusto Nash. Creo que de ahora en adelante va a ser mi nombre de drag.


viernes, 28 de agosto de 2009

Pitingueando

Hoy he visto la actuación de Pitingo en el festival de jazz de San Sebastián y la verdad es que ha mejorado mucho desde que lo vi hace un par de años en Málaga (atención al engarce con la bulería en la mitad de la canción):



También se ha apuntado al carro de la copla, pero bueno, por lo menos la lleva a su terreno:

miércoles, 26 de agosto de 2009

El recopilatorio infinito de Nick y Nora

Hete aquí una de esas películas que deberían marcar una generación: “Nick and Nora Infinite Playlist”. Claro que supongo que eso habrá sido fuera, mientras aquí dejábamos que nos marcaran los ojos de Mario Casas en “Mentiras y gordas” como a una res.



“Nick y Nora: una noche de música y amor” como la llamaron cuando se estrenó el pasado febrero, va de eso, de una noche de música y amor, pero claro “Lo que el viento se llevó” no se llama “De lo que capaz de hacer una hija de puta sureña en medio de una guerra”. No me extraña que con ese título haya pasado sin pena ni gloria por nuestras carteleras. Aunque puede haber más motivos.

“Nick y Nora…” presenta unos personajes nada improbables que, al ritmo de una banda sonora de lo más suculenta (Vampire Weekend, We Are Scientists, Band of Horses, Bishop Allen, Devendra Banhart…), se embarcan en una noche pseudo-loca por las calles de un Nueva York donde los conciertos se anuncian de forma secreta en las paredes de los lavabos de los locales. Digamos que es una mezcla de “Jo, qué noche”, “Alta fidelidad” y “Monstruoso” si no apareciera nunca el monstruo.

En “Nick y Nora…”, a diferencia de “Mentiras y gordas” (tan noventas en el fondo), no hay drogas, sólo alcohol, el signo de los nuevos tiempos. Pero además se nota que va a ganar Obama. Se nota que Britney ya ha salido mareada en la entrega de los premios MTV. Se nota que el ambiente gay está acabado (esa banda de homocore tan integrada en Brooklyn vs. el antro gay que visitan, que sale tan ridiculizado).

¿Por qué no ha ocurrido entonces como en los 90 con “Reality Bytes”, película con declarada vocación de retrato generacional, que todo el mundo vio o por lo menos conoce? Se me ocurren dos respuestas: 1) Que la globalización tiene un efecto retroactivo y en realidad está acabando con el imperialismo americano: ya no queremos parecernos a ellos, tenemos nuestras propias urbes, nuestra propia noche, nuestros propios retratos… 2) Que no es una cuestión de dentro o fuera, sino de antes y después, es decir, que los retratos sociales ya no se hacen en el cine, sino en los blogs, en los clubs de fans del facebook, en las encuestas por Internet.

En cualquier caso, disfruté mucho de la película. A lo mejor es que también es muy noventas. O a lo mejor es que mi peterpanismo está llegando a cotas preocupantes. En cualquier caso, dejo esta crítica de una página web infumable donde las críticas se traducen al español por "Enfoque a la familia" y la ponen a parir por el despreocupado alcoholismo y porque todas las jóvenes visten trajes ajustados o que muestran mucho escote (http://www.pluggedinonline.com/enfoque/cine/a0004291.cfm).


martes, 25 de agosto de 2009

Confesiones detrás de un monóculo

Ayer me quedé viendo películas hasta muy tarde, así que hoy me he dado el lujazo de levantarme tarde, desayunar en la cama y leer dos periódicos.



Vi La encontré en el parque (Gregory La Cava, 1939), una comedia deliciosa de esas que te levantan el ánimo; No man of her own (Mitchell Leiden, 1950), con Barbara Stanwyck haciendo de mujer con pasado turbio que de repente es superbuena, con esa voz como de tela vaquera que tiene; Página en blanco (Stanley Donen, 1960), con Cary Grant y Deborah Kerr, una película sobre qué hay que hacer cuando te ponen los cuernos que no me hizo mucha gracia; Tarzán en Nueva York (Richard Torpe, 1942), tengo algo freudiano con las películas de Tarzán; On a clear day you can see forever (Vincente Minnelli, 1970), un despropósito de película con una Barbra Streisand muy poco simpática y un Ives Montand todavía peor; Jessica (Jean Negulesco, 1962), sobre un pueblo de Sicilia donde las mujeres hacen huelga de castidad para echar a Angie Dickinson que vuelve locos a sus hombres, curiosa; Road House (Jean Negulesco, 1948), cine negro pasadillo de moda; y That uncertain feeling (Ernst Lubitsch, 1941), un clásico.


jueves, 20 de agosto de 2009

Ay, qué calor...

Tres amigas de verbena por la Latina siempre me recuerda a la canción del principio de "El balcón de la luna". Me encanta cuando Lola dice (minuto 7,40): "pa nosotras las andaluzas una amiga es sagrá". Más falsa que los zarzillos de la Contenta, que se cayeron las orejas a pedazos. El finde pasado fue la verbena de la Paloma, aunque Juanfrita se subió con él la Feria de Málaga, así que el conjunto resultó una mezcla de chulapas y copla muy como la de la película (Adolfo puso el punto Algueró).



Este año las fiestas han sido la confirmación de un fenómeno que lleva un par de años gestándose y al que ya le han puesto nombre: Chuecatina, referido a la cada vez mayor afluencia de gays los domingos a los alrededores de la calle Calatrava. Lo que empezó principalmente en el Atril, se ha ido extendiendo a los bares colindantes, como la Sixta y el Typical Spanish, y a otros de nueva apertura como el Maldiva. Así que los alrededores de San Francisco el Grande, esas calles que tanto recuerdan al Realejo de Granada, se convierten los domingos en un nuevo quartier gay. Eso sí, sólo los domingos.


martes, 18 de agosto de 2009

El pueblo era un western

Le encargué a Eva que me trajera de Buenos Aires las cartas a la familia que escribió Manuel Puig y que ahora recién se publicaron. Thanks again, daaaarling.



Me acabo de terminar el segundo volumen. Las de Nueva York (1963-1967) son las más entretenidas, con tanta vida cultural como había in the city. No son tan desatadas como las que escribía a sus amigos (ya comenté aquí alguna carta de su correspondencia con Cabrera Infante), parecen más bien conversaciones telefónicas, no son nada literarias ni se habla de sentimientos, sólo quizás para quejarse de su trabajo en Air France o de los avatares de la publicación de sus libros (el episodio del premio Seix Barral que le “robó” Marsé con Últimas tardes con Teresa es divertidísimo). El resto son comentarios sobre los trapitos que se pasa todo el día buscando para su madre y hermana en Macy’s y, lo más importante, comentarios de las películas o las obras de teatro que ve:

“También vi la que es el gran éxito del momento: “Baby Jane”, con Bette y Joan, un asco, copia de “Psicosis”, de un mal gusto increíble, ellas están desatadas, sobre todo la Bette, una bestia.”

“The birds” de Hitchcock, no me gustó, qué lástima porque Hitchcock iba en un crescendo buenísimo, las últimas tres eran de lo mejor que había hecho.”

“Y a la noche vi el monumento al bodrio, “8 y ½” de Fellini, algo que no tiene nombre, tan estúpida, pesada, intelectualoide, boluda, pretenciosa, creo que es la peor película que he visto en mi vida (…) Nada peor que un tipo intuitivo se meta a razonar. (…) La crítica como siempre ante algo pseudo intelectual se deshace en alabanzas, qué esnobismo reina en el mundo.”

(Sobre Strange Interlude, de O’Neill) “Algo desagradable: la Page en los primeros actos sale maquillada idéntica a Marilyn, y le imita algunos amaneramientos, etc., como idenificandno el personaje con la misma Marilyn. Me pareció un ultraje (…) Además el Lincoln Center va a debutar con una obra nueva de Arthur Miller, la primera que escribe en 8 años. Todo me huele feo. Pobre Marilyn” (Hacía poco que había muerto)

“Asco: “Irma la Douce”, pese a Shirley MacLaine, que está muy simpática.”

“Vi Lawrence de Arabia. La primera parte de Lawrence es una maravilla, pero la segunda una catástrofe, parecen hechas por dos personas diferentes.”

“Anoche vi “Les parapluies de Cheburg”, me gustó mucho, tan cándida, pero muy triste, hacía ochocientos años que no lloraba en el cine.”

“Se estrenó versión musical de aquella de K. Hepburn en Venecia, pese a que tiene música de Rogers (medio reblandecido) y letra del de “West Side Story”, no funciona muy bien.”

“Me reconcilié con la vaca sagrada (se refiere a la Loren). Vi “Matrimonio all’italiana”, está muy bien, se ve que lo sintió, parece que se le pasó el complejo Magnani.”

“Vi “Le Mépris” de Godard, con BB, una maravilla, algo nunca visto, qué progresos ha hecho Godard, es lo mejor que he visto en años”.

“En TV vimos “Un rostro de mujer”, aquella de Joan Crawford con la cara desfigurada, un disparate, pero siquiera entretenida, y ella qué caso, no se sabe si es linda o fea, si trabaja bien o mal, pero no podés sacarle los ojos de encima.”

“Sin muchas ganas fui a ver “Fatalidad”, en inglés “Dishonored” con Marlene de espía en la guerra del 14 (…). Algo sublime, aparentemente una comedia de aventuras pero tan hermosamente contada y con un fondo escondido tan amargo y lúcido que me arrebató.”

“Vi por TV “Niebla en el pasado” Garson-Colman, ella era poesía pura.”

“Vi la de Hitchcok “Torn Curtain”, con Paul Newman y la insoportable fachalonga Julie Andrews, que no puedo mirar, es una cara imposible para el cine. La vista es el asco supremo, me parece que Hitchcock está senil. También caí en la última de Godard “Masculin, fémenin”, que es imposible, se le fue la mano con la forma.”

En sus últimos años en Río, cuando ya era un escritor de reconocido prestigio, se la pasaba coleccionando cintas de vídeo beta y vhs. Hubiera flipado con las descargas de Internet.

Por cierto, incluyo también este trozo de una entrevista del famoso programa de Soler Serrano, donde está divino cuando dice que el pueblo era como un western (I couldn't agree more).




jueves, 13 de agosto de 2009

Del nabo a la mantequilla: películas de mi adolescencia

Esta semana que ha muerto John Hughes y que de repente todas las modernas recuerdan El club de los cinco, La chica de rosa o Todo en un día como su película favorita de siempre (pronúnciese a la Carmen Lomana), quiero aprovechar para hablar de otras películas quizás no tan falsamente recuperables que marcaron mi adolescencia.

Entre ellas, algunas de John Hughes, como La loca aventura del matrimonio (She's Having a baby, 1988), recuerdo que fui al estreno y no me gustó nada, era mucho más seria de a lo que nos tenía acostumbrados; o Una maravilla con clase (Some kind of wonderful, 1987), a la que se cita en “He’s not tha into you” (que en España se estrena el 4 de septiembre con el horrible título de ¿Qué les pasa a los hombres?).

Otras icónicas como La que hemos armado (For keeps, 1988), donde se dice la famosa frase I'm pregnant. Can you pass the turnips? (Estoy embarazada, ¿me pasas el nabo?), que aquí se tradujo y pasó al imaginario popular como Estoy embarazada, ¿me pasas la mantequilla?, y sonaba el “Be my baby” de las Ronettes; o About last night… (¿Qué pasó anoche?, 1986), que forjó mi educación sentimental (Ouch…).

O en plan más infantil Adventures in babysitting (Aventuras en la gran ciudad, 1987), recuerdo perfectamente el cartel, con todos escalando un rascacielos; y otra de la que no recuerdo el título de de un chico que jugaba a un videojuego sin saber que era en realidad una máquina de adiestramiento que habían puesto los extraterrestres y venían a reclutarle para una batalla, El guerrero del espacio o algo así. Por no hablar de War games (Juegos de guerra, 1983).

Algunos han hablado de John Hughes como el padre del Brat Pack (término acuñado para la nueva camada de actores en un artículo de la revista New York de 1985 – hace referencia al Rat Pack de Sinatra y compañía, sólo que en vez de panda de ratas, se les llamó panda de mocosos), aunque no es del todo cierto (lo de que él fuera el padre, porque mocosos sí que eran), pues en el paquete se incluían otros actores de películas como Rebeldes y St. Elmo Punto de Encuentro, también fundamentales. Mi favorito sin duda era C. Thomas Howell.

Confesiones al borde de la piscina

- Ya no salgo nada, estoy ahíta de noche, siempre es lo mismo, prefiero quedarme en casa viendo películas mientras tomo un refrigerio.



- ¿Y qué has visto últimamente?

- Pues vi Le yeux sans visage (1960, de George Franju), la película que Bibiana Fernández cita cuando se pone cultureta, un clásico de la ciencia ficción de la cirugía estética; Tarzan and his mate (1934, de Cedric Gibbons), es curioso que el director sólo hiciera esta película y se convirtiera luego en el máximo decorador de la época dorada de la MGM, con los pocos decorados que salen en la selva, de todas formas es totalmente pre-código Hays... ese baño desnudo de Jane; Random Harvest (1942, de Mervin LeRoy), un clásico para nuestras madres, me la recomendó Stephen Fry; Arise my love (1940, de Mitchel Leisen), simplemente maravillosa; Tea and Sympathy (1956, de Vincente Minnelli), qué gran escena la de los dos compañeros de cuarto cuando uno le enseña al otro a perder la pluma; The picture of Dorian Gray (1945, de Albert Lewin), no sé qué espera Amenábar para hacer una nueva versión con Penélope teñida de rubia haciendo de Sybil Vane, Bardem del hermano y Robert Pattinson de Dorian; The rains of Ranchipur (1955, de Jean Negulesco), ahora entiendo por qué Manuel Puig echó de su casa a Nestor Almendros cuando le dijo que no le gustaba Lana Turner; On the town (1959, de Stanley Donen y Gene Kelly), bastante tonta, la verdad; Death takes a holiday (1934, de Mitchel Leisen), la peli en la que se basa ¿Conoces a Joe Black?; y anoche vi The best of Everything (1959, de Jean Negulesco), el tipo de película donde no te importaría instalarte a vivir.

- Uy, que lata


viernes, 7 de agosto de 2009

El sueño de Brooklyn

“Pero no hay olvido, ni sueño:
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros”

(Nocturno del Brooklyn Bridge, Lorca)

Es lo raro de la red, que empiezas en París o en Milán y acabas en Brooklyn. Ya lo dijo el poeta: “el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas al increíble cocodrilo”. Carne viva en barbacoa. Reggae. Aftersun. La marca del biquini. Me gusta el verano porque las venas se encienden y los cuerpos se engañan.

Cansado del teléfono, cada vez me cuesta más escribir. ¿Por qué ya no hay cartas en el buzón? Echo de menos los días en los que la gente se comunicaba con más de 140 caracteres. Supongo que en eso consiste el sueño de Brooklyn, la promesa del pasado, lo auténtico. Pero me temo que de nuevo en la aurora “no habrá paraísos ni amores deshojados”. Lo único que queda hacer es soñar con sus calles. Mientras, suena de fondo el disco Omega de Enrique Morente.

















jueves, 6 de agosto de 2009

La primavera que viene II

Ayer ya hablé de él, pero creo que se merece un post propio: Mihara Yasuhiro, the secret weapon of Paris Menswear, para mí, el descubrimiento de la temporada. Con una colección inspirada en el Principito, aunque quizá "En ocasiones veo dandys (del más allá)" fuera más adecuado. París bien vale una misa.















miércoles, 5 de agosto de 2009

La primavera que viene

Llevo un poco de retraso con el blog, un poco bastante, de películas sobre todo, pero bueno, first things first, que todavía debe quedar algo en las segundas rebajas.

¿Qué se va a llevar la temporada que viene?

1. Los hombros al aire: aquí en sus versiones extremas, de Cavalli a Prada.





2. Las sandalias romanas. Sí, por tercer año, qué pesadas... A mí personalmente no me pirran, pero bueno. Aquí en el desfile de Versace (pronúnciese Verséis) y de Julius





3. Los colores: blanco-negro y rojo, o sea, que requetevuelven los ochenta, qué pesadas. Los clásicos: Armani e Yves Saint Laurent. Los modernos: Bottega Veneta y Mihara Yasuhiro.









4. Las Converse All Stars: empezaron utilizándolas otras tiendas para calzar maniquís (desde Varvatos a Purificación García), luego otras marcas las plagiaron (Levis, Pepe, Replay, G-Star, hasta Victoria, rollo mercadillo) y algunos diseñadores se asociaron con Converse para ofrecer su propia versión (desde Varvatos a David Delfín). La última, Miuccia las ha reinterpretado en cuero negro para Prada. Arrepentidito estoy de no habérmelas comprado en Málaga a mitad de precio (desperate times call for desperate messures). Aquí en el desfile de Alexis Mabille.



5. Lo peor: los diseñadores-estilistas, ACABADAS. D&G se repiten más que el gazpacho de noche y cuando están faltos de ideas, sacan carnaza (muslamen). Y DSquared siguen proponiendo esos estilismos de veterano de guerra de Vietnam que, la verdad, cari, ni las gayers de extrarradio (hace diez años, puede, todavía guardo alguna camiseta para ir a la piscina).







6. Lo mejor: pa mi gusto, Varvatos y Dior.





7. La novia (Givenchy): porque no tengo ninguna boda a la vista, ni cuerpo para transparencias...

2017: tibio y desafecto

Ay, que ya nadie se acuerda de 2017. Aquí va mi resumen: Lo mejor del año  * La frase de "Juego de Tronos": “Maybe it real...