sábado, 27 de marzo de 2010

Exclusivos

¿Cómo eres de exclusivo? Si no lo has hecho antes, es hora de que te vayas haciendo esta pregunta. El siglo XXI estará marcado por la exclusividad. Es una reacción destilada pura a la globalización. Los exclusivos ahora mismo están mal vistos, se les llama frikis, y hay una tendencia a normalizarlos, a meterlos a todos en el mismo saco, pero esto sin duda cambiará. A diferencia de los animales, el ser humano tiene una tendencia natural a diferenciarse y, en un mundo donde todas las calles principales de las ciudades parecen una fotocopia unas de otras, con su Zara, su Starbucks y su tienda de móviles hiperfashion, donde los vuelos low-cost han convertido la experiencia exótica del viaje en un lavado de cerebro, donde la barrera lingüística se está viendo superada por una especie de esperanto hecho de un inglés mal hablado con menos de 500 palabras, en un mundo, en definitiva, global, la gente ha empezado a tatuar algo más que su cuerpo para revelarse.

Pondré un par de ejemplos. 1) Lo gay ya no es signo de diferenciación, sino de sumisión. No es que los gettos gays estén condenados a desaparecer porque la sociedad sea más integradora (se sigue levantando la ceja), es que lo gay ha dejado de ser sinónimo de exclusividad. La sociedad se los ha zampado convirtiéndolos en un estereotipo cultural visible. 2) Los toros. Lo siento por los antitaurinos, pero los toros, como las procesiones de Semana Santa, tienen un punto muy a su favor, y es que son únicos. De nuevo hay aquí un pulso entre exclusividad y globalización que sólo el tiempo dirá quién gana.



“El ataque de los clones” puede que algún día sea algo más que una película ciencia ficción. Ese pulso entre globalización y exclusividad se acabará imponiendo en todos los campos: en filosofía, se impondrá la vuelta del yo; en política, la globalización no es sino otra forma de socialismo, donde se recupera la etimología original de socialismo como "forma de socializar"; en las artes, la exclusividad parece estar perdiendo la batalla en los últimos años, no tiene mérito ser simplemente diferente; en moda, ahora mismo tiene más valor un Prada de hace diez años que un Prada de esta temporada que esté a la venta en cualquier tienda del mundo; en alimentación, aunque no lo parezca, el fastfood está ganado la batalla, y no precisamente gracias a las grandes cadenas americanas, sino que ha entrado directamente en nuestras casas: los alimentos transgénicos, sin sabor o de sabor homogéneo (no exclusivo), unido a la falta de tiempo para cocinar y a la pérdida de las recetas de nuestras madres, están haciendo que cada vez sea más difícil tener una experiencia culinaria: la cocina de Adrià morirá a manos de la cocina que permita viajar en el tiempo al pasado.

Este viaje en el tiempo es curiosamente uno de los motores de la exclusividad: como el mundo actual no me satisface en su homogeneidad, el mercado me ofrece viajar, no a otros países, sino al pasado (lo retro). En este sentido, la exclusividad puede que parezca otro invento de la sociedad de consumo, un invento más para mantener nuestra adicción a las compras (el auge de la ropa vintage y los muebles antiguos), pero al mismo tiempo pone en nuestras manos uno de los valores más preciados por el hombre: la memoria. La historia, la literatura, la música…

Precisamente hace unas semanas di con un disco raro. Esa es una de las experiencias “exclusivas" que se están perdiendo en la era digital. Leyendo las “memorias” epistolares de Manuel Puig, hablaba de una cantante de boleros llamada Elvira Ríos que no paraba de escuchar. Busqué si podía bajarme algo por Internet de ella, pero sólo encontré un par de canciones, que me encantaron. Tuve que seguir buscando portales en Internet hasta encontrar una franquicia donde podía pedir el único disco de ella que está editado en España. Tampoco me costó demasiado encontrarlo (desgraciadamente), pero esa búsqueda me recordó a los noventa, cuando encontrar un determinado disco o una película en versión original era toda una odisea, que ofrecía a cambio un valor de exclusividad la mar de gratificante. A mí, que siempre critiqué a Molina-Foix por presumir de cuando veía películas de Warhol o Divine en una cava de Londres en los sesenta, por snob, cuando mi generación pudo verlas todas en la 2 en los ochenta. En fin, que me voy por las ramas. A Elvira Ríos la llamaban “La emocional” y su música me pone la piel de gallina, no sólo por lo emocional, que también, sino por exclusiva. ¿Snobismo? Creo que es lo menos malo que se puede decir de alguien cuando es sincero. La sinceridad debería estar prohibida.

La cada vez más rápida descatalogación de libros también promociona la exclusividad y, en general, cualquier tipo de coleccionismo. No tiene que estar relacionado con la alta cultura. Puedes volverte un rastreador de memorabilia de Michael Jackson, un coleccionista de Barbies (de estos quizás hay demasiados) o de pelos de coño comprados en e-Bay. Cualquier cosa que te haga sentir exclusivo.

Así que, como consejo, ve matando tu cuenta de FaceBook: la gente sólo puede tener 5 amigos íntimos, acaba de salir un estudio de un antropólogo que lo demuestra, búscate un hobbie y dedícate a él, porque la batalla entre clones y exclusivos no ha hecho más que empezar.

viernes, 26 de marzo de 2010

La coma

"Oh, he trabajado duro todo el día. Por la mañana puse una coma y por la tarde la saqué" Oscar Wilde

miércoles, 24 de marzo de 2010

Disco Preppy Vintage Bitch

A estas alturas de la película no pretendo descubrir la pólvora, ni convertirme en gurú sartorial, habida cuenta de la cantidad de blogs que pululan por la red haciéndose eco de las últimas tendencias en moda y decoración: que si el vintage de tus padres; que si el look pijo americano (cuidado con el reverso del look pijo sevillano-santanderino nacional); que si corbatas, pajaritas, pitillos y americanas (sobre todo las americanas); Vampire Weekend y Polo Ralph Lauren; que si la vuelta de lo analógico, los discos de vinilo y los rockeros/burlescos como contracultura; Mad Men; las coctelerías de toda la vida; los muebles de los 50; los arreglos florales y el te sin bolsa (perfecto para leer los posos). Vamos, que hasta la maxipetarda noventera de Tom Ford se ha subido al carro en su última película, claro que se lo han comido con papas en An Education, donde todo resulta mucho más real: I've never been in Paris... qué gran última frase (hay que ver la película para entenderla), que me recuerda a aquello que cantaba Charlene de “I’ve never been to me”.

En fin, que uno lo ha intentado, se ha dejado el pelo largo para probar el look del niñato de Vampire Weekend, pero no hay manera. Cuando por tus venas corre sangre afrocatalana, no hay nada que hacer, siempre acabas pareciendo una diva disco. Para colmo, lo preppy me gusta algunos días, pero otros me siento más Varvatos. Menos mal que llegaron Chromeo con este vídeo (gracias Adolfo por acordarte de mí cuando lo viste) y todo volvió a tener sentido: ESOS BOTINES CON TACÓN…





jueves, 18 de marzo de 2010

No te quejes tanto

No te quejes tanto,
que las buenas mozas
también se quedan
pa vestir santos

Ayer fui con mi hermano (había sido su cumple) a ver cantar a Luis el Zambo, a una sala pequeña: de apenas 40 personas. Él ya había estado una vez hace meses escuchando al Torta. Cante genético, no del que se aprende escuchando discos. Viva Jerez...



martes, 16 de marzo de 2010

Primavera anticipada

Hoy me he despertado tarareando "El pájaro verde", la gran canción de Ochaíta que tuvo problemas con la censura:

En el canal de mi boca
vino un canario a beber,
por no mojarse su pico
se está muriendo de sed.
El hombre que a mí me quiera
ha de ser con condición
que si yo le doy la vida,
él me dé su corazón.



Claro que luego he vuelto a leer a José Antonio Marina en "El rompecabezas de la sexualidad":

Si lo espero "todo" de una relación amorosa, no puedo perder el tiempo en una relación amorosa que no me dé "todo". Por mi confianza en el amor he de cambiar de amores. Al final, sólo queda un perplejo vacío y una pregunta amarga, ¿Y eso es todo?

Qué dicotomía tan primaveral. Oh, my... the suspense is killing me.


viernes, 12 de marzo de 2010

Madrid se quema

En una semana en la que Madrid más que quemarse, arde de frío, he encontrado una carta, un seis de diamantes, entre mis papeles. No sé qué querrá decir y, si puedo elegir, prefiero no saberlo. La magia desaparece en el umbral de las revelaciones. Revelación es sinónimo de Apocalipsis en griego.

He dicho que hace un frío que quema. Son los últimos pollazos del invierno en la cara. A veces pienso que el amor es como la fobia absurda que inventaron las mujeres a las arañas para que los hombres se sintieran poderosos a su lado y las protegieran: un anzuelo perpetuado por otros sistemas de producción. FUCK LOVE. Vivan la baja calidad moral y los baños públicos. Y el frío, me encanta el frío.

"Yo no he estrangulado un pollo en mi vida" (Farley Granger en "La Soga" de Hitchcock)




jueves, 4 de marzo de 2010

El teatro ya no está de moda

Madrugar purifica, Mar & Kong, me he dicho esta mañana, levántate y escribe. Hace mucho tiempo que no escribo un artículo à la Elvira Lindo, pero como dice Penélope Cruz en Volver, hoy me voy a arrancar. Y sin hablar de Willy Toledo, o sea, un triple salto mortal.

Primero hay que calentar un poco, que estás desentrenado. Dejé de comprar el periódico los domingos porque los suplementos dominicales me dan una sensación de Día de la Marmota que tira de espaldas. Como si no tuviera uno ya bastante con lo marmotas que son las resacas domingueras, cuando haces balance del fin de semana y llegas a la misma conclusión que la niña repipi de Historias de Filadelfia: aquí nunca pasa nada. Está comprobado: las casadas compran la prensa y limpian la casa el domingo; las solteras, los viernes. Frena, me digo, que te vas por los cerros de la cuna del lingüista-antes-conocido-como-su-santo.

Escribir un artículo à la Elvira es muy fácil, sólo tienes que coger unos cuantos hilos y tirar de ellos. Si estás un poco espeso puedes hacerte un organigrama en un papel al lado, pero hoy voy a pelo. Gloria de la mañana, como dicen los ingleses.

Empezamos por el título: teatro y moda, dos hilos que conectan con tu artículo de la semana pasada, para crear una falsa sensación de comunión con el lector. Los títulos tienen más fuerza si están cimbreados por un ligero cinismo. El teatro ya no está de moda, insisto, porque Elvira Lindo se ha puesto a hacer teatro (acaba de estrenar dos obras). Todo lo que toca la Lindo deja de estar de moda porque se impregna de su visión provincial y papanatas, como alguien dijo hace tiempo referido a la pluma del beatus. No creo que a ellos les importe no ser modernos. Los modernos somos inmaduros, insolventes y aficionados a los cotilleos. ¿Qué hay que hacer para estar al día de los últimos cotilleos? Elegir bien el gimnasio y los restaurantes a los que vas, y sobre todo no hacer caso de taxistas ni echar cuentas de chismorreos etílicos de discoteca. Mi gimnasio cerró hace un mes, por lo que ahora estoy un poco huérfano y más rellenito. Ya me empezó a oler mal cuando un buen día vi en la zona de pesas a gente leyendo el New Yorker o el último tocho de Muñoz Molina (otro hilo). Me dije, esto va a hacer aguas. Efectivamente: suspensión de pagos.

A lo que iba: Elvira Lindo hace tiempo que dejó de ser graciosa, y no precisamente por los mismos motivos por los que Maruja Torres o Carmen Rigalt, y con ello no quiero decir que sea indiferente a la situación en el Líbano o a los bajos fondos de las clases altas. Ya no es graciosa porque le repelen los modernos. Ella sólo quiere estar bien relacionada, tener conexions, que es lo que hace la gente que aspira a un reconocido prestigio (esto no va por ti, Adolfo, daaarrrling). Políticos lingüísticos, escritores y actores de distinto pelaje le han bailado el agua como en una clase de aquagym. La única que se le ha resistido, y no sólo por eso merece todo mi respeto, ha sido Penélope Cruz, otro hilo del que tirar. Pe, que no lee (excepto malos guiones), no quiso seguir los pasos de Poveda y en vez de un artículo ponderando su lugar en el flamenco, mereció un artículo antipático y envidioso como el presente. Pataleta de dama de honor que no recibe el ramo. Pe, que no lee (excepto a Phillip Roth), si algo sabe, además de mantener la boquita cerrada, es a quién debe bailarle el agua. El último, Harvey Weinstein, que le acaba de pagar un premio a la más elegante de todos los Oscars. Hilarious.

Aparte de esto último, quién te hace reír entonces, se preguntarán algunos. La gama es muy amplia. Desde la entrevista de César Vidal a Nati Mistral:



a este capítulo de Absolutamente Fabulosas (atención a la bajada de escalera del minuto 5:15 de Patsy):



pasando por Maribel Verdú hablando de literatura japonesa en el programa de Sánchez Dragó, las letras de Andy y Lucas, Descalzos por el parque, el programa Ànima de TV3 y otros que ahora mal recuerdo. El teatro, no, el teatro desde que no está de moda no me hace mucha gracia. Y Elvira Lindo y Muñoz Molina, bueno, por lo menos no son Rosa Montero y Javier Marías. A mí casi que me recuerdan más a Alaska y Vaquerizo.

2017: tibio y desafecto

Ay, que ya nadie se acuerda de 2017. Aquí va mi resumen: Lo mejor del año  * La frase de "Juego de Tronos": “Maybe it real...