jueves, 26 de mayo de 2011

Not drunk enough

- No estoy lo suficientemente borracha
- ¿Qué pasa, no te gusto?
- Claro que me gustas, pero no estoy... lo suficientemente borracha para encontrarte atractivo.
- ¿Por qué no estás borracha?
- Estoy megaborracha, me cuesta tenerme en pie. Pero no lo suficiente...

miércoles, 25 de mayo de 2011

Cosas que deben faltar en una cocina (y en la mía siempre hay)

1. Patatas fritas de bolsa, tortilla chips y demás snacks

Están incluidas por Greenpeace en la lista roja de alimentos transgénicos y yo les pondría fotos como las que acompañan los paquetes de tabaco, aunque como les haga el mismo caso… Son perfectos para dipear en salmorejo, guacamole, mayonesa y demás salsas.

2. Cocacola y demás carbónicos

Perfectos para poder digerir las patatas fritas. Dime con quién andas y te diré cuántas calorías tienes…

3. Galletas de mantequilla Walkers Shortbread

Soy adicto a estas galletas, pueden animarme una mañana. Las tomo para desayunar.



4. Garbanzos y judías cocidos

Hay gente que soporta mejor las judías (comparando su sabor con las puestas en remojo y cocidas me refiero), yo noto menos la diferencia en los garbanzos, aunque la verdad es que cuando te lo curras, vale la pena.

5. Chorizo

Me estoy quitando, me estoy quitando… solamente me meto de vez en cuando, de vez en cuando. Perfectos con unos garbanzos o unas judías, la pasta con chorizo de la carrera, o el bocadillo con Revilla y pantumaca de cuando iba a la piscina de pequeño. Como gritan en la Puerta del sol: más pan y menos chorizo.

6. Migas precocinadas

Es el único producto precocinado de fábrica que compro de vez en cuando, nada que ver con las caseras, pero yo creo que con nuestra generación algunas cosas se perderán. En la época de los micromensajes del twitter, quién se pone dos horas a darle vuelta a una migas (de pan, que las de sémola son más fáciles, Adolfo).

7. Precocinados del Corte Inglés

Lo confieso, los compro por los tuppers que luego reciclo, aunque sospecho que la mitad son de lata. Aunque bueno, los muslos de pollo no están del todo mal, o el pisto, o el bacalao. Bueno, por los tuppers y por esa sensación soltera y absurda tan divina que da comprar comida hecha. El pollo asado sí que es el peor del mercado.

8. Mayonesa de bote

Porque a veces te apetece ese sabor tan raro…

9. Productos del Día y el Lidl

Lo sé, lo sé, lo sé…

10. Radiolé

Porque cocinar escuchando el nuevo single de Erica Leiva tiene un punto travesti de derechas que me encanta.

viernes, 20 de mayo de 2011

Genoveva Bovary

“Los hombres son como los hoteles. Puedes disfrutar de ellos, pero no debes creer que estás en casa” (Gambirazio)

Ayer la vi sentada en un corrillo de la Puerta del Sol mientras se celebraba la asamblea, con vaqueros y camiseta gris, una toalla hecha un nudo en la cabeza, guitarra en ristre, cuando alguien se le acercó indignado rogándole que guardara la guitarra, que no querían convertir aquello en Hair. Ella le respondió: “las revoluciones son como los hoteles. Puedes disfrutar de ellas, pero no debes creer que estás en casa”. Al principio no di crédito: Genoveva (http://champan-y-zumo-de-naranja.blogspot.com/search?q=genoveva) era la última persona que me esperaba encontrar en la plaza. Estaba guapísima, tenía algo de Audrey desmaquillada sentada en el quicio de la ventana.

Su ruptura con Vargas Llosa Jr. la ha dejado un poco trastornada. Sin duda, ha sido un mazazo más duro que los que propina Thor, el novio de la Pataky (que por cierto, dirigía una clase de yoga en un corrillo de al lado). No hay más que leer las entradas de su blog de esta semana:

“¿Quién puede definir de verdad el amor? Sin caer en cursilerías, lugares comunes, obviedades y paradigmas preestablecidos por la educación. ¿Quién sabe si es el nirvana que se conoce mediante una experiencia mística en una relación sexual, o en un simple abrazo? O quizá sea aquello que permanece cuando se esfuma el fugaz momento de alienación espiritual, al margen de la pasión....”

“Cómo te enfrentas a la noche, si el silencio que abarca todo es imperceptible en el bullicio que soporta la cabeza? Cómo desatas los miedos a amar y a no ser amado, a perder, a ser perdido... a recordar?”

Fui corriendo a saludarla. Le dije: “Cari, me tenías preocupado. No hagas caso de las malas lenguas que tanto se han alegrado de tu ruptura. Tú y yo sabemos que Gonzalo es un putero como su padre. Además, fue él quien insistió en que le acompañaras a Suecia para putear a su progenitor en plan Edipo del rencor, para que luego todo el mundo te acusara de trepa.”

“¿Quién puede definir qué es el amor?” fue su única respuesta. Qué pesada está, pensé. “Cari, el amor o es el nirvana o es sumisión, cuando no las dos cosas. Ya sé que suena a falta de autoestima, pero como decía una sabia travesti de derechas: ¿quién necesita autoestima cuando tiene un hombre que la quiere a su lado?”. “¿Estás con alguien?” me preguntó. “No cari, todavía debo dinero de la última vez que estuve en un hotel. Bueno, te dejo que tengo un seminario sobre periodismo y traducción cuando termine la asamblea. Nos vemos más tarde”.

Mientras me alejaba de ella no podía quitarme a Flaubert de la cabeza: “Genoveva soy yo”.

“Penélope se habrá solidarizado mogollón, pero por aquí no ha aparecido” me espetó la Pataky guiñándome mientras hacía la postura de la montaña. “Ya, cari”.

jueves, 19 de mayo de 2011

Journalist vs. Translator

Como si de una nueva entrega de Alien vs. Predator se tratara, hoy me he levantado pensando que no hay dos profesiones más distintas. Ya hablé hace tiempo en este blog de la realidad, lo auténtico y lo verosímil en referencia a una conferencia de Tom Stoppard a la que asistí, totalmente distinta a la que se reprodujo después en la noticia aparecida en prensa. En la conferencia había una intérprete que hizo LO QUE PUDO a la hora de verter al castellano lo que decía ese extraño dramaturgo de derechas que escribe obras de izquierdas (primer filtro), mientras que el periodista hizo después LO QUE LE DIO LA GANA con lo que dijo la intérprete y creó una conferencia distinta (segundo filtro), que es la que pasará a las hemerotecas y quedará como real.

Es esta capacidad de juego con la realidad la que otorga tanto poder a la prensa. El traductor, que en primera instancia se ocupa de lo auténtico, de entender el texto perfectamente e intentar reproducirlo tal cual, acaba dedicado a lo verosímil: si no es auténtico, que sea lo más fiel posible y sobre todo creíble. La perversión del traductor es cuando se acaba convirtiendo en una simple caja negra que traduce textos que ni siquiera entiende. Aunque tiene un punto de obra pinteriana que me encanta.

El periodista se pasa lo auténtico y lo verosímil por el forro. La lección de primero de carrera de que “cuando un perro muerde a un hombre no es noticia, la noticia es que un hombre muerda al perro” sería válida de no ser porque al final, a falta de noticias, es el periodista el que le dice al hombre que el perro ha mordido antes a su madre para incitar al canicidio.

Todo esto viene a cuento de la acampada en la Puerta del Sol de los jóvenes indignados frente a la sede del gobierno de Madrid. Los últimos días he visto cómo lo que empezó como una manifestación espontánea convocada en las redes sociales para denunciar la indignación con la clase política y económica ha ido creciendo hasta ocupar toda la plaza durante tres días, flanqueados por tantos camiones de policía que parece anacrónico. El silencio con el que ha aumentado la indignación ha tenido algo de emocionante, incluso para un descreído nostálgico de la exuberancia irracional como el que escribe.

Hasta que anoche puse la tele: la noticia no es que los jóvenes se indignen, es que lo hagan a cuatro días de las elecciones. Declaraciones de unos, declaraciones de otros, que si me recuerda a Egipto, que si por qué no se han ido delante de la Moncloa, que si el PSOE está detrás, que si la manifestación acabará engullida por el sistema. De nuevo el periodista azuzando la mordida. De nuevo el circo.

Apaga la tele. Alquila “El gran carnaval” de Billy Wilder y vota en consecuencia.

Traduce tú la noticia.

miércoles, 18 de mayo de 2011

The comedy of errors

Una de las primeras comedias de Shakespeare, La comedia de los errores o La comedia de las equivocaciones (esto de las traducciones del bardo es más tontería que otra cosa) es una farsa en la línea de Vaya par de gemelas escrita con una maestría y un ritmo que te deja con las piernas colgando. La compañía inglesa Propeller, compuesta únicamente por hombres, propone una puesta en escena moderna (pero sin pretensiones, aaaay Bieito), casi de teatro callejero, que hace que parezca muy simple lo que obviamente no lo es. Dirigidos (aunque él diga que es más bien una cooperativa) por Edward Hall, hermano de Rebecca (la de Vicki, Cristina…, que ya estuvo hace un par de años en el Español con Ethan Hawke), la obra está supuestamente ambientada en un poblado mejicano a mediados de los años 80, según el folleto. A mí no me lo pareció, los mariachis funcionan más bien a modo de coro griego (“No necesitas un marido, lo que necesitas es un coro griego”, que le decía Tolstoi a su mujer), puntuando las acciones con onomatopeyas, presentando los distintos actos o acompañando los números musicales, como el del reverendo loco que hizo las delicias del público o cuando amenizaron los 20 minutos de descanso saliéndose a los pasillos del Teatro Canal con adaptaciones de Eurythmics, para las que pasaron incluso la gorra (para la ONG Save the Children). Y más que mariachis parecen turistas hooligans de fútbol como los que se hartan de cerveza en la Plaza Mayor cuando vienen a ver algún partido. Hace un par de años que no salía tan emocionado del teatro (el año pasado vi As you like, de The Bridge Project, y aparte de por oír Shakespeare en su lengua, me dejó un poco frío. De hecho, si no escribo más de teatro en este blog es porque me suele dejar frío y ya hay bastantes cosas frías en mi vida).

Espectacular.



martes, 17 de mayo de 2011

La ciudad aborrecida

Estoy leyendo un libro sobre la aversión a Madrid en la literatura del 98 hasta la posguerra, que incluye perlas como estas:

“Madrid ya no es Madrid. Se le ha puesto una fisonomía amarillo-verdosa de ciudad eslava, rencorosa y fría.” (Ximénez de Sandoval)

“Madrid de hoy. Pueblo de la Mancha que muere. Ciudad catalana que nace.” (Juan Ramón Jiménez)



Se habla mucho de la Puerta del Sol y sus alrededores, ese zoco de maleantes donde vivo, que la generación del 98 convirtió en un Montmartre castizo, de bohemios rodeados de horteras, modistillas y menestrales. No ha cambiado tanto.

Yo no sentí propiamente la “llamada de Madrid” que oyen los que sueñan con venirse a triunfar a la capital, o quizás sí pero me quise hacer el sordo. De todas formas, el concepto de provincia ya he dicho otras veces que me parece obsoleto desde que existe Internet. No así el del campo, que vuelve a su antigua dicotomía con las ciudades, esas Babilonias que exhalan vahos de afroditismo. Me encanta Machado cuando dice: “Mucha sangre de Caín, tiene la gente labriega”. A mí siempre me ha dado un poco de miedo el campo.

Mención aparte merece Unamuno, que en este párrafo está pidiendo programa propio en Intereconomía:

“Diríase que cada vez que pasa una pecadora por la calle y un más o menos sátiro le dirige una mirada concupiscente, queda en la atmósfera moral como un hilo invisible de la mirada, como el rastro de una babosa, y esos hilos se cruzan y se entrecruzan de tal modo que se llega a formar una malla, un tejido en el que se sofoca el alma aleteando en vano.”

Qué aaaaarte. Como llamar a los rascacielos rascaleches.

lunes, 9 de mayo de 2011

La piel que habito

Primeras imágenes: recuerda a Átame en el argumento, a Los abrazos rotos en la escalera y a Kika en el despropósito... Pedro, creo que tenemos peliculón.

viernes, 6 de mayo de 2011

Cuidado con los viernes

El que escribe no ha estudiado gestión empresarial nunca (ni ganas), pero no hay que ser un lince para saber que las malas noticias en el trabajo se dan los viernes. No el lunes, con toda la semana por delante, sino los viernes, para que te emborraches por la noche y olvides lo poco que hemos cambiado desde los tiempos de Espartaco.

Los atentados terroristas suelen ser los martes, porque los lunes los periodistas están demasiado dormidos y se les quiere despiertos para repetir la noticia el resto de la semana.

Las acciones gubernamentales que incumplen la legalidad, los sábados.

Los flechazos pueden ser cualquier día, pero el que nos damos realmente cuenta de lo enamorados que estamos es el domingo. Yo hace mucho que bebo los domingos para no tener que pensar en este tema.

Los miércoles son los días que decides dar un giro a tu vida: un cambio de peinado, un cambio de trabajo, un cambio de pareja, un cambio de residencia... La semana está tambaleándose en su eje y eso produce unos vértigos que a mí me encantan.

El jueves es un día perfecto para iniciar un viaje.

Y los lunes, como me decía Annabel hace poco, si los lunes fueran tan fáciles como yo...

2017: tibio y desafecto

Ay, que ya nadie se acuerda de 2017. Aquí va mi resumen: Lo mejor del año  * La frase de "Juego de Tronos": “Maybe it real...