martes, 29 de mayo de 2012

Yo pegué un tiro al aire

Las ordenanzas, las ordenanzas. Qué equivocada estás, Anita. Te lo digo yo, que este fin de semana he ido mucho por Lavapiés. A mí también me dieron el soplo el viernes por la noche en la esquina de las terrazas de la plaza Sombrerete: bolsos Amazona a 100 euros procedentes del alunizaje en Serrano de la semana pasada. Así que ni curt ni mandrós, allí que volví el sábado por la tarde con mi herreruelo de Loewe de hace cinco temporadas y presencié toda la escena: un policía regateando con Duda, diciéndole que o le dejaba los Amazona a 50 pavos, o se lo llevaba al talego. Duda resistió valiente contra el invasor castellano esclavo de la moda, pero enseguida llegaron refuerzos y cayó como Don Sebastián en la batalla de Alcazarquivir. Para los que no wikipeen, el sebastianismo fue un movimiento mesiánico contra Felipe II que acabó con un pastelero de Ávila que se creía el rey Don Sebastián de Portugal redivivo, aparecido, resucitado subiendo las escaleras del cadalso de la Plaza Mayor.

Lo que no sabe nadie es que meses ha, estaba María Forqué en la cafetería del Saint Martins College cuando escuchó un acento conocido en un hidalgo de ojos oscuros que hablaba por teléfono a su lado. “Arriba la pestaña”, gritó ella. “Arriba España”, respondió Alonsito Aznar. Cuatro horas más tarde le dijo ella en la cama: “Creía que estabas con Anita Bono”, a lo que él le cantó “Yo pegué un tiro al aire, cayó en la arena. Confianza en el hombre nunca la tengas”. “Ven aquí, sinvergüenza. Estamos preparando un golpe doble en Madrid en Loewe, ¿te interesa?”

martes, 22 de mayo de 2012

Huelga de tetas caídas

1.
Parafraseando la última campaña contra el consumo de alcohol: el tiempo que le dedicas a Smash se lo quitas a todo lo demás. La serie Smash consume las pocas horas de tiempo que me quedan sin trabajar. Ahora que la he terminado, me he puesto a repetir capítulos. El tiempo que le dedico al alcohol no se lo quito a Smash porque combinan muy bien. Smash me ha hecho profundamente feliz e infeliz a partes iguales. Feliz porque es la serie donde me gustaría instalarme a vivir e infeliz porque no puedo.

2.
Estoy un poco cansado de aquella máxima de Rita Hayworth en Gilda: “si fuera un rancho, me llamarían Tierra de nadie”. Deben ser la primavera y la lectura de Beckett: “Tortícolis de tanto admirarte”, como dice la protagonista de Días felices, esa es mi máxima ahora. Aunque luego me engañen como a una travesti paraguaya.

3.
San Sebastián no murió asaetado, murió de susto. Esa es la teoría que defiende mi adorado Tom Stoppard en Jumpers. Para ello se basa en la paradoja de Zenón, ya sabéis, la de Aquiles y la tortuga. A veces pienso que esta aporía podría definir mi so-called vida sentimental de los últimos años. Love is a losing game, and I am a gambling man (you are so right, sister).

4.
Lo cual no sé si me convierte en un MEDE (Más Equivocados De España). Es un término que me acabo de inventar y que tendría una ecuación parecida a la siguiente:

(Éxito laboral – Miedo a que se den cuenta que eres un timo) elevado a tu fotogenia + nivel de inglés / talento natural – coeficiente intelectual + diferencial de la suerte que te ha tocado – capacidad de mentirte a ti mismo / nivel de autocrítica – grado empatía * aceptación de la soledad. Y todo dividido por esa sensación secreta que no comentas a nadie de que el demonio son los demás.

5.
Por lo demás, pocas novedades. Indefensa ante el acecho de hacienda y la operación Biquini. La noche de sábado nos encontramos en la discoteca a una vieja gloria del cine español, la primera actriz que conquistó Hollywood, echándose un baile a las 4 de la mañana. Horas más tarde, de la mano de un politonero guapo de caerse muerto (dropdead gorgeous) buscando un taxi detrás de la Biblioteca Nacional. Conan, mi monitora del gimnasio, insiste en que tengo que aumentar pecho. Hoy he decidido que voy a hacer huelga de tetas caídas. Madrid está precioso. Como escribió Yeats: “How can we know the dancer from the dance?”

martes, 15 de mayo de 2012

You know what happens when you tell me you love me

De aquellos barros...

Snow Patrol

Duda trabaja en la calle. Es musulmán, no bebe, no fuma y le gustan mucho las mujeres, aunque tiene novia, una española, me cuenta con una sonrisa de oreja a oreja. Duda se lamenta de que el negocio del top manta está cada vez peor. Hoy día todo el mundo se baja las películas por Internet y, por si fuera poco, cada vez hay más páginas de descargas legales. Duda tampoco está nada satisfecho con la Ley Sinde porque no ha tenido en cuenta a los vendedores ambulantes de DVD, bueno, los ha tenido en cuenta pero como los malos de la película, cuando ellos han estado siempre a favor del cine español y el 30% de las películas que piratean son españolas, comedias sobre todo, ya sabes, con actores jóvenes de las series de la tele. Le pregunto cuáles son sus favoritas y me dice que las comedias románticas americanas, que en Senegal llegaban con cuenta gotas y aquí sale una prácticamente cada semana. Le gusta verlas con su novia los viernes por la noche, porque ella se pone tonta y siempre acaban haciendo el amor. Le digo que me llevo “Los vengadores”. Cuando le pago, me dice si le puedo prestar dinero, veinte euros para comer, que me los devuelve la semana que viene, que él siempre viene a Fuencarral los sábados al mediodía. El negocio del top manta está cada vez peor, me repite. Le digo que con una condición: que me dé un beso. Haciendo honor a su nombre, duda unos instantes, son unos segundos antes de que se vuelva a dibujar en su cara la misma sonrisa que cuando me habló de su novia. Cuando nos besamos, un beso hitchcockiano de esos que parece que una cámara da vueltas alrededor de uno en un establo a las afueras de San Francisco o que explotan fuegos artificiales en una ventana de la Costa Azul, pienso lo poco que me costaría abandonar a Jesucristo y hacerme musulmán por unos labios como los suyos. Le doy las gracias envueltas en un billete de veinte euros y me despido con un hasta pronto. No han pasado ni diez metros cuando me echo la mano al bolsillo para comprobar que sigo llevando el i-phone. Lo saco y le doy al shuffle para que me busque una canción. Me pongo los cascos y empieza a sonar Run de Snow Patrol.

miércoles, 9 de mayo de 2012

¿Un placer culpable?

Hay un término en inglés, “guilty pleasure”, que siempre me ha parecido el colmo del snobismo, la ridiculez y la complacencia. Un placer culpable es, por definición, aquello que te produce placer y vergüenza por igual, cuando te sientes culpable por algo que te gusta, una culpa relacionada con el qué dirán de los demás.

En inglés, hay otro par de conceptos relacionados: el highbrow y el lowbrow. La ceja alta (highbrow) designa todo lo relacionado con la alta cultura, las élites y lo intelectual. La ceja baja (lowbrow), la baja cultura, la gente con poco gusto o con poco interés intelectual.

El placer culpable es lo que siente aquel que se considera con un gusto exquisito (highbrow) cuando de repente se da cuenta de que le gusta una canción de radiofórmula, un reality show o un bestseller (lowbrow). Por si fuera poco, las modernas se encargan de establecer jerarquías en el espectro del guilty pleasure: Rihanna, Camela y Raphael son placeres culpables aceptables; Cheryl Cole, El Arrebato y Cher, no. Venga, hasta luego.

Yo no me siento culpable de que me guste el nuevo remake de la serie “Los ángeles de Charlie”, los primeros discos de Isabel Pantoja, las películas de James Bond, las novelas gay ambientadas en Nueva York, las películas de Jennifer Alliston, Selena Gómez . “Curiosamente”, el placer culpable va relacionado con lo frívolo. Nadie se avergüenza de que le guste el fútbol, el bricolaje… excepto, quizás, la comida basura, que se considera un placer culpable en toda la regla.

Todo esto viene a cuento del nuevo placer culpable de la semana en Internet: “Call me, maybe”. Señores, no me siento nada culpable de que me guste esta canción, Canadá, las imitaciones en Internet, “etc, etc, etc”, como decía Yul Brynner en “El rey y yo” (¿Cómo se puede sentir alguien culpable de que le guste el Rey y yo?)

La letra para que vayas practicando



La versión que han hecho varios agitadores culturales (travestis, actores porno y dueños de locales) de la noche de L.A.:



La fiesta en casa de la Katty Perry



El homenaje de Justin y Selena



Un video riéndose del guilty pleasure


2017: tibio y desafecto

Ay, que ya nadie se acuerda de 2017. Aquí va mi resumen: Lo mejor del año  * La frase de "Juego de Tronos": “Maybe it real...