lunes, 16 de julio de 2012

Yo Acuso

Yo Acuso a los que utilizan la autoficción como hielo en el que diluir su pocas ideas.

Yo Acuso a los bares de hombres nocturnos en los que la única especie inteligente que hay son los teléfonos.

Yo Acuso a la grasa parda de liarla ídem. Como cantan PSB en su conato de single: después de tantos años de ser el alma de la fiesta, it’s queer how gradually i’ve become invisible.

Yo Acuso al verano de crueldad.

Yo Acuso a la normativa europea que prohíbe llevar tacones a los peluqueros.

Yo Acuso a la actualidad de hacer cada vez más difícil la nostalgia en el futuro. Lo fácil que nos ha puesto la nostalgia de la exuberancia a los de natural nostálgicos no tiene mucho mérito.

Yo Acuso al Hola de decir los diseñadores de los vestidos de ellas, pero no los de ellos (por favor, ese traje azul eléctrico que lleva Manzanares. I’ve been to Prada, Hugo, Gucci… no trace of it)

Yo Acuso a las amigas de riesgo.

Yo Acuso a la austeridad, esa mortificación de los sentidos y las pasiones, como la define la RAE. Yo no soy severo, ni riguroso, ni sobrio, ni morigerado, ni sencillo, ni agrio, ni astringente, ni penitente. Abajo con el modelo alemán.

Y por último: Yo Acuso a la nueva ley antibotellón. Pueden reducirme el sueldo, subirme el IRPF, el IVA de la peluquería, las tasas de la universidad, las medicinas, lo que ellos consideren oportuno para volver a colocarme en esa clase de la que nunca hube de desclasarme, pero que te multen por tomar una cerveza de un latero…

“En cuanto a las personas a quienes acuso, debo decir que ni las conozco ni las he visto nunca, ni siento particularmente por ellas rencor ni odio. Las considero como entidades, como espíritus de maleficencia social. Y el acto que realizo aquí, no es más que un medio revolucionario de activar la explosión de la verdad y de la justicia. Sólo un sentimiento me mueve, sólo deseo que la luz se haga, y lo imploro en nombre de la humanidad, que ha sufrido tanto y que tiene derecho a ser feliz. Mi ardiente protesta no es más que un grito de mi alma. Que se atrevan a llevarme a los Tribunales y que me juzguen públicamente.

Así lo espero.”

miércoles, 4 de julio de 2012

Te como to los huevos

Mi adorado Sergio Ramos parecía obsesionado con las bolsas escrotales de sus compañeros la noche del lunes en la celebración de la Eurocopa. “Somos únicos, los mejores, con huevos”. “Sus huevos gordos”. “Tiene dos huevos como los espartanos”. Pero lo mejor es cuando le dijo a Reina: “Te como to los huevos”.


La frase me ha hecho pensar (entre otras cosas) y desde aquí os lo digo, amigas, habrá deportes que mantendrán la esencia de la heterosexualidad: el tenis (que precisamente empezó tan gay), el ciclismo, las carreras de coches y motos… pero el fútbol será gay o no será. Al igual que nadie hubiera previsto que la guerra de las Termópilas acabaría convertida en una épica ultrasoftporn gay, el fútbol tiene todas las papeletas para acabar convirtiéndose en el deporte gay por antonomasia. Creédmelo, no faltan muchos años para que oigamos en una celebración similar: “Te como el culo, maricón”.

Ya sé que la mayoría lleváis varios días mirando por encima del hombro el espectáculo de la Eurocopa, llamándonos catetas, vendidas o epateurs a las que hemos empezado a disfrutar de los penaltis a la panenka tanto o más que de unos huevos a la benedictina. De nuevo los huevos. Por cierto, que muchos han comparado la obsesión de Ramos con los huevos con el machismo de otros jugadores de los 80, como Camacho o Juanito, pero os aseguro que nada más lejos de la realidad. Los caminos del cognotivismo lingüístico son insondables, o lo que es lo mismo, cuando uno dice algo, se crea una imagen mental en la cabeza y cuando Ramos habló de los huevos de Reina, sonrió como cuando intentó colarla de tacón en el último minuto del España-Italia. Precisamente en esta final se pudo comprobar el cambio de sensibilidad: frente a dinosaurios del fútbol como Pirlo o Buffon (que son jóvenes en realidad, pero tienen cara de viejos), el nuevo futbolista-protogay: Torres, Piqué…

Yo creo que la inflexión en el fútbol se produjo entre la expulsión del mundial de Zidanne por el famoso cabezazo (el final de la era hetero) y el fichaje de Beckham en Los Ángeles Galaxy (el inicio de la era gay). Los años han demostrado que el metrosexual no existe, fue una tomadura de pelo de la exuberancia irracional. Un hetero sólo se maquillará si puede obtener un beneficio económico de ello. Pero los futbolistas han abrazado muchas de las características del peor gay: la ostentación, la ropa cara, las vacaciones en Dubai o Ibiza, la arrogancia, los tatuajes, algunos cortes de pelo imposibles… En principio es sólo una estética, pero no falta tanto para la conversión total.

Las mujeres en el fútbol (de Victoria Beckham a Sara Carbonero), las tácticas menos agresivas (del tiqui-taca a los falsos nueves), los entrenadores amigos (de Pep a del Bosque), no follar antes de los partidos… ¿soy yo o Ronaldo no parece un chapero gay?

Más allá del cliché de qué hacen once hombres desnudos en un vestuario después de dar patadas a una pelota, os diré por qué el fútbol será gay. Porque los heteros ven el fútbol como un ejercicio de nostalgia de su infancia. Para los heteros, el fútbol hoy día se ha amariconado. Están en contra de la corporativización de los clubes y los contratos millonarios y, en realidad, por mucho que digan, de los partidos de la Roja disfrutan de menos de la mitad. Ellos recuerdan el mundial de España del 82, los partidos en el colegio, sus primeras quinielas, pero ya no tienen una experiencia realmente auténtica con el fútbol. Los gays, en cambio, sólo tienen recuerdos malos del fútbol (bulling, aburrimiento, cambio de canal a la hora de Candy, Candy), recuerdos que la mayoría han conseguido borrar. Para ellos, el fútbol es una experiencia real, no una fantasía nostálgica. Pensadlo. O mejor, repetid la frase de Ramos: “te como to los huevos”.

2017: tibio y desafecto

Ay, que ya nadie se acuerda de 2017. Aquí va mi resumen: Lo mejor del año  * La frase de "Juego de Tronos": “Maybe it real...