jueves, 23 de agosto de 2012

Memory of the future


·         Me entero por Nacho Canut, que tiene nuevo blog (Acelgas y champán, ¿me habrá copiado?), de que Rafa Spunky ha sacado nuevo disco. Llevo años sin oír sus discos (too many good and bad memories) y me encanta el nuevo single. Me recuerda a Bright Light Bright Light, mi disco de este verano definitivamente, al que si tengo suerte podré ver en Londres, después de que actúe en Sitges el día 1. Busco la canción de Spunky en youtube pero no está. Muy gracioso, por cierto, lo mal que lleva Nacho la fama del matrimonio Vaquerizo.

·         Los Pet Shop Boys han vuelto a hacerlo. Escucho el nuevo disco y me encantan Face Like That (que suena total a su primera época, West End Girls diría yo), Requiem in Denim and Leopard (maravilla de letra), Hold on (muy de musical, muy positiva y anti-crisis), Your Early Stuff (sobre la fama), Give it a go (I’m not saying that you can’t find yourself somone better, oh, no, but in the meantime why not give it a go), Leaving (But I can still find some hope to believe in love), el rapeado de Ego Music y mi favorita absoluta, Memory of the Future. La negatividad del primer single, Invisible, me había asustado. Eso sí, me gustaban más las baladas de Release.

·         Vuelvo a ver dos películas icónicas del cine gay británico. Como bien dice Will a Grace en la serie homónima: "we share a secret in the community: gay cinema sucks". Estas dos películas forman parte de la excepción a la regla. La primera es “Beautiful Thing” (1996) y la segunda “Weekend” (2011), 15 años de diferencia, los mismos que llevo yo sin pisar las islas. Se me ocurren muchos análisis y comparativas del cambio del estado de la cuestión gay, allí y aquí (ya no nos diferenciamos tanto), pero lo mejor es preparar una sesión doble y disfrutarlas.

·         Mañana salgo para Londres y, en lugar de preparar la maleta, ya estoy preparando los recuerdos que voy a tener en el futuro, como en la canción de los Pet Shop Boys.

lunes, 20 de agosto de 2012

El síndrome del estadio vacío

Vivimos un mes lleno de oxímoros: teléfonos inteligentes, amor de verano, Casa Real, Andalucía libre, la leche condensada desnatada, Assange violador… A ver, cómo puede tener tres delitos pendientes de agresión sexual a mujeres alguien que ha pedido una cinta para correr, una lámpara de rayos UVA y una conexión a Internet para pasar el agosto… Transparente, en botella y marea cuando se huele. Vamos, que o es más marica que un violín o el metrosexual ha perdido todo el fuelle para las mujeres.



Un mes marcado además por Terelu Campos como nueva ídolo bollo, por las precuelas que no son precuelas, los remakes que no son remakes, el envío de ubicaciones (mapitas) por whatsapp en las ferias de España, el abastecimiento pre-iva, las videollamadas a la familia, los what-the-fuck de las modernas, la leche de kamut de las nadadoras de sincronizada…

No recuerdo en qué guía turística desmelenada decían que Madrid es una exalumna de un colegio de monjas. Que se alegra del recorte de subsidio de empleo, me atrevería a añadir.  
Yo, particularmente, es un mes en el que he echado mucho de menos a Lady Di. Dicen las malas lenguas que Elton John no estuvo tampoco en la gala de clausura de las olimpiadas por tomar partido por la princesa.

jueves, 16 de agosto de 2012

Margaret


Estoy leyendo un libro de hermenéutica (Caminos de la comprensión, de Hans Robert Jauss) que me está costando horrores. Es retomar la lectura y caer dormido como un bendito. Lo peor de todo es que me estoy enterando de un 25%. Todo por culpa de un artículo maravilloso en el Babelia hace un mes (http://blogs.elpais.com/tormenta-de-ideas/2012/07/calma-apocalipticos-obra-caminos-de-la-comprensi%C3%B3n-ensayos-autor-hans-robert-jauss-traducci%C3%B3n.html) que hizo que se colapsara al lunes siguiente la centralita de la Fnac preguntando por el libro (este párrafo sólo tiene una exageración).

Todo esto viene a cuento de Margaret, la película de Kenneth Lonergan que está haciendo las delicias de las modernas de Londres y Nueva York y a mí me ha parecido el tostón más irritante de los últimos años. A los 90 minutos la protagonista me caía tan mal que comprobé cuánto quedaba para el final y cuando vi que faltaba una hora, me dije “venga hasta luego” y empecé a saltar escenas. Quizás si entendiera el libro de Robert Jauss podría exponer un poco mejor la crítica, pero ya digo que no ha sido de gran ayuda.

Sé que no puedes tomar la parte por el todo y juzgar una película sin ver el final, porque lo mismo ahí le da la vuelta y cobra otro sentido, pero en este caso, sí que vi el final, que me pareció una de las escenas más cursis que he visto en mucho tiempo, así como algunas intermedias. Algunas me parecieron mejores, como cuando la amiga de la muerta le echa en cara a la niñata que deje de dramatizar con la muerte de su amiga. Pero luego la amiga también se vuelve irritante. Los personajes que mejor me cayeron son los moralmente cuestionados: el conductor del autobús y el novio de la madre, aunque los dos actores hacen una interpretación tan mala que llega a dar la risa. No sé, a lo mejor debería ser americano o judío o moderna, pero como no es el caso, sólo diré que te dan unas ganas horribles a meter a tus hijos en un colegio de monjas y de ver Intereconomía. Qué asco de progresismo. 

Quizás debería dejar la lectura de Robert Jauss para el invierno, una estación más dada a encerrarse a leer. Con esos cuerpos que hay en la calle.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Barcelona, 1987

Un día nublado en pleno ferragosto es más turbador que un eclipse. Después de tantos días de pleno sol, tus ojos no se hacen a la nueva luz y tu mente viaja. En mi caso a Barcelona, 1987. Claro, que yo no soy David Trueba. Hace veinticinco años sólo leía novelas de Stephen King, me encantaban los Hombres G y soñaba con tener las zapatillas de Marty McFly. Fue el año que se estrenó Sufre mamón, como puede verse en esta portada.


Curiosamente también fue el año de La ley del deseo. Hace poco las he visto las dos películas y resulta difícil creer que compartan el mismo espacio-tiempo. Sufre… tuvo un millón de espectadores en las salas, 250.000 más que La ley... Entre ellos yo, que vi la primera, pero no la segunda, hasta mucho más tarde. Y os puedo asegurar que España se parecía mucho más al retrato de Summers que al de Almodóvar. Ese año también vi Aventuras en la gran ciudad, 007 Alta tensión, Cita a ciegas, La chaqueta metálica, La loca historia de las galaxias, RoboCop, Superman 4 y Quién es esa chica.


Por cierto, que en 1987 tenía novia. Ahora que lo pienso, era un niño transgénero. También fue el año de Maurice. Al año siguiente, recuerdo mirar la portada de soslayo en el videoclub.

lunes, 13 de agosto de 2012

miércoles, 8 de agosto de 2012

La gente es muy mala, Leyva

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. He visto a los chicos de waterpolo atacar la portería contraria con brazos que salían como tentáculos de debajo de mi sofá. He visto a los chicos de gimnasia artística hacer piruetas en las vigas de mi casa. Pero todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la piscina de sincro.



O hablando claro: mucho salto de trampolín, mucha cerveza, mucha lesbiana mal maquillada, mucha cerveza, mucho lanzamiento de peso, mucha cerveza, mucho revolcón de judo, mucha cerveza, pero hasta que no se me saltaron las lágrimas con nuestras medallistas de sincro no tuve la sensación de que estábamos en las olimpiadas. La única vez en mi vida que me he tomado el deporte en serio (y por en serio quiero decir sin mezclarlo con alcohol) era cuando de pequeño iba todos los sábados a la piscina de Granollers a perfeccionar estilos. Lo que hubiera dado en esa época por un sobrecito de gelatina de cola de pescado para el pelo y unas pinzas para la nariz. Qué tiempos.

En fin, que hoy quería hablar del hot spot de las olimpiadas. Y no, no es el jacuzzy donde solazan los muchachos después de los saltos de trampolín. Me refiero al teléfono de Danell Leyva. Por favor, cómo se le ha ocurrido a nadie pensar que este chico es gay. Menos mal que ya han aclarado que no, que fue una amiga quien propagó las fotos. Yo había llegado a pensar que su padrastro estaba detrás de alguna de las fotos, pero luego me he dicho: no seas mal pensado, cierto es que corre sangre cubana por sus venas (y qué venas), pero no seas como lo demás. La gente es muy mala.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Bond save the Queen

Llego tardísimo y de resaca a las Olimpiadas.



 Ayer noche pude ver por fin la ceremonia de apertura (gracias, bro, gracias, juanfra), que el viernes me pilló de viaje y sólo pude ver el final. Muuuuy fuerte todo, muuuuy como de animación para mayores de hotel de Torremolinos, pero a lo grande. Me encanta el chabacaneo inglés. Son los únicos que saben darle clase al lowbrow. Danny Boyle viene a ser nuestro Alex de la Iglesia (pre-Sinde, cuando tenía sentido del humor). Ese numerito de James Bond… Qué aaaaarte de reina. Yo en vez de a Mr. Bean le hubiera echado huevos y hubiera puesto a Benny Hill (que sólo se han atrevido a reivindicarlo Blur en Country House). Me encantó el numerito del hospital, muy de concierto de Pet Shop Boys. Aunque muuuuy fuerte cuando salen las siglas del NHI, ni que fueran los únicos que tienen sistema sanitario. El numerito inicial no estaba mal, me faltaron chulazos (¿hellooou, revolución industrial?) y me sobraba la cara de sobrado de Kenneth Branagh. Y bueno, María Escario diciendo que La Tempestad de Shakespeare es un poema… En fin, la parte de homenaje a la música pop la vi un poco deslavazada, con poco criterio, y metiendo escenas de tele o cine que no venían al caso: desde series internacionales como Cuéntame a clásicos de la cinematografía inglesa como A matter of life and death. Eso sí, el disco recopilatorio ya es uno de los must de este verano, lo mismo que te digo una cosa te digo la otra. Y lo de la pareja hetero ligando por sms para homenajear (verbo que no se cansaban de repetir las petardas de las comentaristas de TVE) a Internet me pareció todo un understatement, sobre todo teniendo en cuenta que Grinder se colapsó el jueves en la ciudad tras la llegada de todas las delegaciones y el público asistente. Pero bueno, me encantó la gala. No me pierdo la de clausura.

(Por cierto que, a pesar de lo gay-slippery que suele ser toda gala, sólo hubo un par de momentos gayer en esta, con la canción de Relax de Frankie Goes To Hollywood y un beso de dos lesbianas en una serie de los 60 británica, que son muy significativos del estado de la cuestión en los juegos: sólo 4 jugadores fuera del armario, frente a  20 jugadoras, de un total de 12600 atletas. Do the maths!!! Yo no estoy a favor de salir del armario sí o sí, pero en este caso, tratándose de dar ejemplo de espíritu olímpico a los jóvenes, creo que más de uno debería mojarse (el culo fuera de la sauna de Vauxhall)).

Y ayer estuve viendo las finales de natación, que por cierto no sabía que había un canal llamado Teledeporte (gracias, Vil) donde transmiten las olimpiadas todo el rato. Pensé que sólo era en la Primera. Ya tengo mis candidatos favoritos de las olimpiadas:
1. Daniel Purvis

2. Ricky Berens

3. Santi Freixa

4. Chad Le Clos

2017: tibio y desafecto

Ay, que ya nadie se acuerda de 2017. Aquí va mi resumen: Lo mejor del año  * La frase de "Juego de Tronos": “Maybe it real...