jueves, 27 de noviembre de 2014

El hombre que se olvidó de que tenía un blog

Para esos que dicen que sólo utilizamos un 10% de la capacidad de nuestro cerebro, que me digan cómo se activa, porque el mío se me está quedando como una L de Zara. Y no, no me refiero al Mindfulness, que lo único que hace es estrecharlo. Tampoco al Deep Mind de Google. No necesito una mayor capacidad de proceso, con la RAM que tengo me basta y me sobra. Lo que yo quiero es una ampliación de disco duro.



¿Porque dónde se han ido todas las películas que he visto? De verdad que las busco en mi cabeza y no las encuentro. Si Manuel Puig o Terenci Moix, dos de los mayores coleccionistas y consumidores de cine en VHS que conozco, levantaran la cabeza, se volverían locos con el P2P. Igual con la música: decimos acceso a millones de canciones con la soberbia del que se cree inmortal. Por no hablar de las series: no hay tiempo material para tanta temporada. De verdad que uno acaba a las seises y las sietes con tanta tecnología, como se dice en inglés.

¿Que desde cuándo quiero un backup? Pues más o menos desde que James Bond dejó de fumar, que es cuando empecé a depender de Google para todo. No creo que ambos acontecimientos tengan nada que ver entre ellos, pero quién sabe, hoy día todo está relacionado. Ese es el problema, que todo está conectado, pero con unos vínculos de chichinabo que no nos llevan a nada. De verdad, consultar Google para acordarte de algo es como mirar el escaparate de una pastelería llena de tartas y no entrar. Se ha perdido el apresto mental. Aunque puede que todo se reduzca a que, como no se cansa de repetir mi madre, toda la vida he querido estar en misa y repicando, lo que ahora llaman multitasking, y quizás la solución sea acotar, poner filtros, estrechar la búsqueda.

De momento, como decía Jean Harlow, voy a abrir la ventana y dejar que entre una menudencia de aire.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Lotería

No sé si lo he dicho alguna vez, pero la lotería me parece algo muy sórdido, como muy de pobre. Lo que paradójicamente también puede entenderse como que no soy alguien de gustos caros: no necesito casoplones, coches de lujo ni escapadas a Nueva York.



Pero eso está cambiando. Últimamente tengo la sensación de que o me toca la lotería o no sé cómo voy a aguantar los años que nos quedan. Sinceramente, mi nivel de vida me aburre. Que te toque la lotería debe parecerse mucho a convertirse en superhéroe. Pero no me refiero a un Bruce Wayne de la vida, que está forrado y aburrido y hace de su sayo una capa. No, me refiero a despertarse un día con poderes supernaturales, como que te pique una araña radioactiva o te expongas a una explosión de rayos gamma. Un héroe clásico de esos de las 5 fases: 1) necesidad de aventuras, 2) superpoderes, 3) el vientre de la ballena, 4) el camino de las pruebas y 5) el encuentro con la deidad.

Por eso me deprime tanto el anuncio de la lotería de este año. El culto a la pobreza y la solidaridad es algo muy de pijos.

Cuando ayer me enteré de que el Dietrich de Barcelona se traspasa (Pau me dijo: el final de una era. Le respondí: esa era acabó hace ya mucho), me quedé pensando que aún nos queda el rabo por desollar.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Vuelve el hombre

Se me pasó este caballero porque no vi Alacrán Enamorado (estuvo nominado al Goya) ni me prodigo mucho por los clubs de las comedias, pero el otro día lo descubrí en la promoción de Justi & Cía, y qué queréis que os día: Hovik Keuchkerian el actor más mal hablado y follable el momento. Es como lo opuesto de Marc Giró, pero yo es que he sido siempre muy excesivo en todo.

2017: tibio y desafecto

Ay, que ya nadie se acuerda de 2017. Aquí va mi resumen: Lo mejor del año  * La frase de "Juego de Tronos": “Maybe it real...