lunes, 19 de junio de 2017

Trepas, gorrones, emprendedores y folladores


En un mundo donde, como dice Rendueles (pincha aquí para leer la entrevista completa),la pertenencia a redes sociales laxas, múltiples, intermitentes y marcadas por el nihilismo se percibe como un signo de salud mental”, insisto, hay que volver al Old Fashioned. 

La única pega que le pongo a las teorías de Rendueles es su defensa de Freud, que nunca ha sido santo de mi devoción. Servidor se ha vuelto cartesiano: bebo, luego existo.

Eso sí, comparto con Rendueles su vuelta a los valores tradicionales, la familia y la iglesia. Viva lo prefreudiano y lo cuadriculado, el elitismo, la culpabilidad, la timidez y la caligrafía.

Si echáis un vistazo al Facebook, una cosa que ha desaparecido son los grupos de cuatro amigos típicos del siglo XX. Hoy la amistad es utilitaria y oportunista y básicamente se da en grupos de dos (interés) o de ocho (coyuntura). 

Así que brindo por los amigos tóxicos (gente que sufre, que no es inteligente emocionalmente, que no se quiere o que ama demasiado), porque si solo nos comparamos con las biografías de Instagram, corremos el riesgo de acabar como Paula Echevarría esta semana (esa dicotomía entre la fachada y lo que toda España sabe que hay detrás de las fotos, cínicamente ejemplificada en los dos vestidos de comunión que ha estrenado su hija).

Hemos dejado que técnicos informáticos negados para las relaciones humanas dicten cómo debemos relacionarnos, pero parafraseando a Benjamin todavía estamos a tiempo de frenar esa locomotora, de bajarnos de la burra, de vernos la chepa… Más autocrítica y menos autoayuda.

Frente a la vitalidad crónica de una bailarina de ballet, el saludable aburrimiento de una gogó.

Y una cosa os digo: la gente no folla tanto como parece. En alguna barra he oído que en Madrid hay cada vez más casos de impotencia. Empieza a ser preocupante.  



lunes, 12 de junio de 2017

When even drag is a drag

Prior Walter: "Oh my queen; you know you've hit rock-bottom when even drag is a drag."

(Angels in America, Tony Kushner)










 

jueves, 8 de junio de 2017

Make it another Old Fashioned, please

Esto es lo que yo llamo un entreacto. Ha pasado casi un año y medio desde la última entrada. Como decía Marilyn: “It really makes a girl think!”
¿Qué ha cambiado? Mucho, todo. Este blog, que nació rosa, epidérmico, con un brindis mañanero por la exuberancia irracional, se fue oscureciendo con los años y ahora vuelve gris, vespertino, casi reminiscente. Como decía Lina Morgan: “Cómo se estropean los cuerpos, hija”.
Lo que empezó siendo una reivindicación de los activos de Internet (completando filmografías de clásicos), la burbuja del todo es posible dans le big city (teatro, restaurantes, mentideros varios) y la especulación de la noche (ad nauseam), quiere convertirse ahora en un rincón para la reflexión del conocimiento adquirido, es decir, de conversación de barra de bar mientras fuera cae el sol. Contra algoritmos, fotografías con filtros y perfiles planos, el corazón que no se atreve a dar su móvil. Como decía Cioran: “El deber de un hombre solo es estar aún más solo”.
Por eso ahora el brindis se ha vuelto Old Fashioned, que es un cóctel más reposado, de afterwork (de amor perdido), que mezcla el bourbon con el dulce del azúcar y el amargo de la angostura. Admite variantes: mi favorita, el Antiquato, que es como lo bautizó Kingsley Amis al darle su toque personal de Amaretto. Como cantaba María Jiménez: “Bebiendo el dulce y el amargo de tus labios impacientes”.
Contra el planeta de los simios con teléfono, alzo mi copa por todo lo pasado de moda y anticuado: apilar libros, repetir películas en blanco y negro, hacer spoilers; el circo, el zoo, la barra del bar; el pundonor, el bochorno y la vergüenza ajena; los discos duros, el dvd, el iPod, la chatarra; el aftershave, la leche condensada, Julio Iglesias; el pensamiento concatenado; no reconocerse en las fotos, mucho menos etiquetarlas; los cadáveres y los mausoleos exquisitos; Passolinni y la ducha (fría) de clases; the computer says no. Como cantaban los Chunguitos: “Si me das a elegir entre tú y mis ideas, me quedo contigo”.
Aunque Madrid se ha vuelto una paliza constante y con las redes nos ha quedado una noche de mierda a los noctívagos, espero no perder en el camino la querencia por la veleidad (mis palabras favoritas en castellano siguen siendo Junior Suite). Como cantaba Joni Mitchell: “If you want me, I’ll be at the bar”.

Adiós, Champán y zumo de naranja. Hola, Old Fashioned



2017: tibio y desafecto

Ay, que ya nadie se acuerda de 2017. Aquí va mi resumen: Lo mejor del año  * La frase de "Juego de Tronos": “Maybe it real...