jueves, 14 de septiembre de 2017

Indulgencias de verano II



No me gusta: 

Echar de menos Madrid. Las playas desiertas, los cines vacíos, los reservados en los restaurantes (en eso he salido a mi madre, que una vez nos llevó de pequeños al cine, entró en la sala y, al ver que estaba vacía, tuvimos que irnos). La gente que lo recuerda todo. Los trenes de cercanías, porque no acercan, separan. Los pueblos sin maricones. Las mujeres a las que les gusta Carrusel Deportivo, Manuel Jabois o los mejillones al vapor y presumen de ello. Los paisajes demasiado bonitos, los hombres demasiado íntegros. El programa El bosque habitado de Radio 3, que me da ganas de invadir Polonia. Los hombres que dan muy bien en foto y luego no se parecen en nada. Los grandes gestos, sobre todo en el amor.

Me gusta: 

El final del verano. Viajar sin equipaje. Ver gitanas rumanas en preferente en Ryanair. Llegar de noche en aerobús a Cibeles y bajar Alcalá hasta Sol, subidón absoluto. Las duchas amplias donde nunca te chocas los brazos con las paredes. Los hombres con tatuajes en el cuello. Las canciones de la banda sonora de Narcos. Los billetes de avión ridículamente baratos. Que cada vez me cuesta más enamorarme. Que me canten en la cama. Sacar el codo por la ventana del coche. Las sábanas de hoteles de miles de hilos. La comida local. Los calcetines estampados. El papel pintado, pero no el vintage, el moderno. Robarle ropa a mi hermano. Reírme de la gente que no piensa como yo. Las mujeres que saben tumbarse en un sofá.

2017: tibio y desafecto

Ay, que ya nadie se acuerda de 2017. Aquí va mi resumen: Lo mejor del año  * La frase de "Juego de Tronos": “Maybe it real...