viernes, 19 de agosto de 2011

Monseñor, el anillo

Relato de verano

2.

“200 confesionarios son muchos confesionarios. En Madrid tenéis mucho que de lo que arrepentiros”, comentó el Abat del Monestir de Sant Cugat sobre el dispositivo montado para la reunión de las juventudes papistas. “No lo sabe usted bien, padre. Pero yo venía a preguntarle si había oído algo de un anillo”. Habíamos ido a ver la nueva casa de otra gran-gran amiga mía en Sant Cugat, la Nyusa, y aproveché para pasarme por el Monestir. “De anillos no sabemos nada, ni queremos saber”. La Nyusa sugirió que nos fuéramos a tomar el sol porque el Abat valía más por lo que callaba que por la pluma que ocultaba, y que dejara la tontería del anillo y la autoficción para otro día, “que estàs carregat de punyetes”.

No soy yo mujer que le haga ascos a un baño solar. “¿Te puedo leer el horóscopo?”, me preguntó una vez en la piscina el Marc, el nen de la Nyusa, “Claro, guapo, no seré yo la que coarte la afición por la literatura de un futuro escritor, aunque algunas puercas como tu padrina me tachen de menorera”. Me leyó: “Como sigas dejándote llevar por las memeces neorrománticas que te propone Piscis, vas a acabar ahogada en una piscina de tragedias decimonónicas”. “¿Quién es Piscis?”, preguntaron a coro la Vil y la Nyusa. “El tete”. Todas nos reímos a carcajadas, ante la cara de paso-de-vosotras del Marc. Últimamente, el único hombre con el que he conseguido mantener una relación medianamente estable es mi hermano.

Por la noche nos fuimos a celebrar el cumpleaños de la Vil en el Noti, un lugar que fue moderno un cuarto de hora en su día, que es lo máximo que puede ser moderno un sitio en esta santa ciudad, según Paqui Cuerpo de Letra, diseñadora manchega y gran-gran amiga mía. La hostessa del Noti era una moderna con gafas de pasta XXL, lo que en el extrarradio se conoce como una Ruperta. Algunos de los invitados se pasaron la noche llamándola así (y Shaggy al camarero), y yo sientiéndome mal, para luego descubrir que la Ruperta le llama Mary al camarero, por Mary Santpere. Annabella es oír hablar de la Santpere y subirse a la mesa a interpretar su tema favorito de la enorme cómica. “Cocaína, sé que al fin me has de matar… pero yo quiero morir”. Los demás comensales rompieron a aplaudir como locos. “¿Os están atendiendo bien?” Era Paqui Cuerpo de Letra al teléfono, que había cancelado a última hora porque tenía un photocall con Regina Do Santos. Paqui se ha convertido en la Nieves Álvarez de la Barcelona postAgbar: no hay sarao al que falte. “Sí, cariño, creo que nos acaban de perdonar el escándalo que estábamos montando”.

Más tarde se unieron al ágape otra gran-gran amiga mía, Xavi La Plana con Georgina Pin Pan, y nos fuimos todas al Berlín Cabaret, un antiguo puticlub en Bailén 22 que está en su cuarto de hora de modernez. Por el camino, Georgina nos contó el chiste de una gitana de Granada que dio el braguetazo y se instaló en el Madrid del barrio de Salamanca. Como no sabía hablar, se pasaba todas las soirés callada, hasta que un día el marido le contrató un logopeda feísimo, no fuera a enamorarse de él como Rosa de España. Después de las clases, ni la Audrey Hepburn en My Fair Lady. “Este fin de semana fuimos a suiza a ver una Ópera con los padres de Borja” comentaba alguna de las ochenta mejores amigas de Carmen Lomana. “Maravillouso, maravillouso”, replicaba la gitana, con un acento cerrado que no había conseguido perder. “Pues nosotros hemos ido a Nueva York a ver la exposición de McQueen”, comentaba otra. “Maravillouso, maravillouso”, de nuevo la gitana. “Qué ideal, pues nosotros hemos estado cenando con Alaska y Mario”. “Maravillouso, maravillouso” otra vez. “Oyes, mona, menos mal que ya te has integrado en las reuniones, habíamos llegado a pensar que eras muda”. “Es que he estado dando clases”, explicó la gitana, “y mi logopeda me ha dicho: tú, cuando antes hubieras dicho “me sua el coño”, ahora tienes que decir maravillouso, maravillouso”.

La cola en el Berlín era considerable. De todos es sabido que en Barcelona, cualquier cosa que huela a moderna es una merienda de negros. Una vez dentro, del anillo, ni rastro, y eso que el corazón, entre muchos otros órganos, me llevaban mogollón para el Berlín. El homenaje a Amy Winehouse me pilló en el baño. Todo un homenaje. El Berlín es sitio más divertido del mundo un sábado por la noche y un buen motivo para mudarse a esta ciudad. “A cada cenicienta le llega su medianoche”, dijo la Nyusa después de quitarse los plataformones. “O como diría Terenci- añadí- a cada pecadora le llega su miércoles de ceniza”. “Es que me he pasado con el morapio”.

La despedimos en un taxi y al poco cerraron el Berlín. Estuve tentado de coger el dinero de la misión y dilapidarlo en un bukake en el Culo de Oro, un local de chaperos justo debajo de donde yo vivía en Aribau cuando empecé a ponerme las tetas, a ver si me inspiraba en plan Jean Genet. Llamé al artista antes conocido como La Prima para contárselo y me dijo que ese mismo año se había estrenado una obra de teatro en Barcelona con un argumento sospechosamente parecido que coincidía con la visita del Papa, así que mejor me fuera olvidando del teatro y me dedicara a la autoficción de travestis, que es lo único que se me da bien. “Perra amaestrada”, “Purria”, “Más que furcia”. Nos queremos mucho.

Al día siguiente quedamos en el solárium de la terraza del gimnasio Metropolitan de Sagrada Familia, donde esperaba encontrar alguna pista, sobre todo por lo cerca que estaba del antro donde Benet perdió el anillo. En la terraza nos encontramos a Marc Giró, que me dijo “Nena, quin desparpajo trobar-te aquí amb aquestes lorzas. Com es diu lorza en catalá? Bueno, és igual, les catalanes, com les franceses, mai engreixem. Jo no he sentit res de cap anell. Prueba en la fiesta John-John, en honor al guapérrimo Kennedy, que es mañana en el antiguo New York, en Escudellers”.

Para allá que nos fuimos con Paqui Cuerpo de Letra, pero el John-John estaba chapado. Barna y los domingos, un buen motivo para no mudarse. Al final acabamos en el Gaixample, en el People’s Lounge. ¿Que no conocéis a Adele? Paqui y la Vil estaban partiéndose el culo con un artículo del Shangay sobre un agitador cultural, ex también de esa gran-gran amiga mía famosa en el Madrid de los osos sin madroños, y pasaban de mi culo como buenas periféricas que son. Sin soltar el gin-tónic, me levanté y me fui a pedirle una canción de Adele al DJ. Me contestó que sólo ponían canciones de muertos, así que le pedí el Cheek to cheek, que para eso el local estaba lleno de carteles de musicales clásicos de Broadway. “Yo te conozco”. “Pues no caigo”, le contesté. “Toma, maricón, esto es para ti”, dijo, tendiéndome una cajita. Me quedé muerta. Quién sería. Quise recordar una noche de pasión y bocados, pero su cara no me decía nada. Me dio el paquete y el apretón de manos posterior tuvo que activar algunos contactos neuronales porque, de repente, el tacto de su piel me recordó el tamaño de su miembro. No recordé su cara, pero recordé su pene. Me despedí con una sonrisa que quería ser muchas cosas y volví al reservado con la cajita sin abrir. “¿Cómo vienes tan roneante, has ligado?” me preguntó Paqui, que es nosy by nature. “Ya me hubiera gustado, ha sido más bien como haber visto al fantasma de las navidades pasadas…” “Pero si estamos en julio…” “…las presentes y las futuras a la vez”. “¿Qué traes en la mano?”. "Si mi intuición de mujer charnega no me engaña, creo que es el anillo”. “Pero bueno…”. De repente, me sentí catalana del amor. Como canta la Pantoja: “Donde el corazón me lleve, como pueda de su mano yo me agarro, donde el corazón me lleve, con lo justo, con lo puesto, sin pensarlo”. Tuvieron que sacarme del local a rastras entre las dos.

No hace falta que diga que, en efecto, era el anillo. Al día siguiente fui a Mollet a ver a la iaia y le pedí que me buscara un buen camuflaje para el anillo, no hubiera algún control de Rouco en Sants. “Te he preparado un kilo de cruasanes y un poco de carne en manteca”. “En los cruasanes, iaia, que no sabemos si el anillo es bueno, y tú y yo sabemos que la manteca sí lo es”.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bueno...Un abrazo. Inés

joseph john dijo...

hacerle cometer un delito a tu iaia esta feo...

P dijo...

Gracias, Inés, besos desde los Madriles. A ver si nos vemos la próxima vez que baje

P dijo...

Cuidaíto, Jota, que todavía estoy buscando tu nombre de travesti...

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