lunes, 30 de marzo de 2009

Los abrazos rotos III

Literatura

Pedro ha ido sustituyendo, en un desesperado intercambio, la realidad por la literatura en sus últimas películas. Supongo que todo empezó con la Flor de mi secreto, no porque la protagonista fuera escritora, demasiado obvio, ni porque se hablase de literatura femenina, de la seria y de la frívola, ni tampoco porque a él le salga negro por mucho que intente escribir rosa. A Pedro hace mucho que el rosa ya no le interesa.


La escena principal de La flor… alrededor de la que se articula toda la película, la visita de permiso de Imanol Arias a Marisa Paredes, es una “velada” apropiación de un cuento de Dorothy Parker (El permiso maravilloso, incluido en Narrativa completa, de Lumen), donde hay frases calcadas. Pedro, cuando no se confiesa, no es un homenaje, es un plagio. (Queda pendiente otro capítulo de Plagio, carnaza y mucho esparadrapo).

Lo que otros han dicho

Pero La flor… inauguró para mí otro tipo de literatura secundaria, la literatura crítica alrededor del cine de Pedro. Fue una maravillosa crítica de Guillermo Cabrera Infante publicada en El País: “El indiscreto secreto de Pedro Almodóvar”, donde le comparaba con Leisen, Cukor y Chabrol (entre los cineastas) y con Manuel Puig y Lorca (entre los escritores). Creo que nadie ha vuelto a escribir tan bien sobre Pedro (http://www.clubcultura.com/clubcine/clubcineastas/almodovar/esp/peli_flor4.htm).

Muñoz Molina, antes de convertirse en ese lingüista de reconocido prestigio que es ahora, había escrito una crítica de Kika tan moralista y poco afortunada como otra que hizo de la obra de Joseph Beuys.

Luego vinieron las “Conversaciones con Pedro Almodóvar” de Frédéric Strauss, suerte de homenaje al libro de cine que escribió Truffaut sobre Hitchcock, las tesis sobre el cine de Pedro, los homenajes en la Filmoteca Francesa, etc.

Las críticas de Los abrazos rotos no han sido tan creativas. El premio a la idea feliz se lo lleva sin duda Vicente Molina Foix por encontrar ese “vínculo elocuente” entre Los abrazos… y El rey Lear de Shakespeare. Comparar la escena del ciego y el lazarillo en la playa de Lanzarote con el peligroso acantilado al que se acercan el conde ciego y su hijo es puro delirio tembloroso. Que lo puedes incluir como anécdota en una crítica elaborada como la de Cabrera Infante, pero convertirlo en el centro de tu reflexión sobre la película demuestra muy pocas ganas de pensar en Pedro, que hacen sospechar un desencuentro entre dos que fueron amigos. Luego está el peloteo de Gustavo Martín Garzo, que repite lo que ya hizo para Volver y La mala educación, pero este señor no tiene talento. Millás ha tenido también su acercamiento a Pedro, se nota en el principio de Los abrazos… cuando el director resume su estado vital: parece una columna de Millás.


En cuanto a mis amigos, aparte de los que han incluido su crítica, a los que se lo agradezco mil, Adolfo me comentó que Chicas y maletas debería haber sido calcada a Mujeres… que a qué cambiar esas tonterías del argumento, debería haber sido el diálogo calcado: aprender a reírse de uno mismo. Jose Ignacio, que qué vago, que tenía que haber escrito un guión de comedia nuevo para Chicas... Pepa, que qué mal la confesión de Blanca Portillo, que si llevas 20 años callándote algo, sigue haciéndolo, sobre todo la confesión al hijo.

La próxima

En fin, yo insito en la despersonalización en el cine de Pedro, que me temo que con los años irá a más. Sus personajes serán cada vez menos reales, más ideas. A menos que cambie de colaboradores: Jesús Ferrero, Ray Loriga, Gonzalo Suárez (¿no encuentras a nadie más afín, cari?) el cine de Pedro se ve avocado al simulacro. Por favor: “Tarántula” ya, con Antonio Banderas, Penélope y Rubén Ochandiano. Vuelve a tu etapa Kika.



Y cuidado con la antropofagia, que aunque como decía su adorado Hitchocok: “el estilo se parece a la antropofagia, pero sólo cuando uno es caníbal de sí mismo”, mucha antropofagia puede producir indigestión.


(Regalito en comentarios)

miércoles, 25 de marzo de 2009

Los abrazos rotos II

Volví a ver la película el sábado, en Callao, con mi hermano, Julia, Pakipedia (porque es muy redicha) y Adolfo. Les gustó mucho a todos.

Esta vez me creí más la historia de Mateo y Lena, pasé de las referencias cruzadas de Pedro y me emocionó mucho más. Me volvió a encantar la pareja del ciego y el lazarillo, el glamour europeo que destila la película, Lluís Homar y Jose Luís Gómez (que se me había olvidado que los había visto juntos en teatro en 'Play Strindberg'), las primeras frases: “si no es caniche, no es Goldie”.


Había pensado hacer una fiesta en casa “A ciegas: cuarto oscuro” después de la película, pero me entraron las mismas dudas que a Pedro con la escena del restaurante a oscuras y la cancelé. Dice que la incluirá en los extras de DVD. Yo no sé.


De hecho, Asier sale en los títulos de crédito de la película y no se le ve. Claro que también sale Carlos Berlanga por la portada de su disco Indicios que se ve en el cajón de las fotos. Con Pedro, nunca se sabe. Mejor que no te dé el subidón cuando te llama, porque entre que se decide o no se decide (que se lo cuenten al pobre de Noriega, que se cansó de hacer pruebas de travesti y luego para nada), si te corta o no te corta (como le pasó a la Machi en Volver que iba a hacer de hermana de Blanca y a medio rodaje cortó el papel de un plumazo)… te puede pasar como a Rubén, que ya tenía empantanada una mudanza y se tuvo que volver.


Esta se nota que ha sido una película muy complicada de montar. Y no sólo por los saltos temporales, que están mejor que nunca y le dan un aire de novela que creo que es lo que más me gusta de la historia. Creo que a Pedro le ha costado mucho dar con la toma buena de Penélope en cada escena, que está maravillosa, pero le cuesta. Lo de terminar aunque sea a ciegas es más que una metáfora. Está obsesionado con controlar el drama y mantener el tono en la comedia. Por lo visto el tema de los agudos ha provocado más de un viaje en AVE. No quiere agudos.

Puede que el tema de los cortes sea el responsable de algunos de los fallos de raccord argumental de la película como las fotografías rotas que recoge Judith en el bungalow de la pareja (¿quién las ha roto?). Ya tengo ganas de verla otra vez.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Los abrazos rotos

“Tengo los brazos partíos
de luchar por acercarme”

Así empiezan unas conocidas sevillanas de Los Marismeños y así debe de sentirse Pedro Almodóvar cada vez que intenta abrazar la realidad, que con los años se le resiste cada día más. Dicen que esta película es todo un homenaje al cine. Más que un homenaje, diríase el grito de auxilio de alguien que intenta desesperadamente vivir la realidad a través de las películas (ajenas). Y no seré yo quien se lo reproche. Pedro, no le eches la culpa a la fama, "la realidad debería estar prohibida".


Los brazos no, una pierna es lo que se rompe Lena (la oscarizada Penélope Cruz) en medio del rodaje de una screwball comedy que espera la redima de otra realidad: la de su dramático matrimonio con Ernesto Martel. ¿Acaso no lo son todos? "Y que conste que a mí me encanta el drama. Y llorar. Lo que no soporto es ir siempre de zarrapastrosa." Pero vayamos por partes.

2 años antes

Cada vez que Pedro anuncia película, sus fans notamos que empiezan a apretarnos los botines y no podemos descalzarnos hasta el día del estreno. Ese día nos sentimos decepcionados, pero volvemos a ver la película para cerciorarnos. Y entonces nos gusta un poco más. Al tercer visionado ya nos sabemos los diálogos de memoria: “me gustó menos que la quinta vez que vi Cara de culo pero mucho más que la tercera vez que vi Halitosis”. Hitchcok criticaba a “sus amigos” los verosímiles, los lógicos, a los que Pedro ignora. El máximo exponente fue la monja que se lía con el travesti en Todo…. Las películas de Pedro, a fuerza de repetirlas, cada vez nos parecen más plausibles. Esta vez no ha sido así, Juanfra: es el estreno que más me ha gustado de sus últimas cinco películas.

Las expectativas

Pensaba que iba a ser más espesa, con esos referentes: Jules Bassin (por cierto, Rififi: peliculón), Rossellini (Te querré siempre), Antonioni (La noche), Fritz Lang (Los sobornados, Encuentro en la noche). Ese rodaje de “reflejo y consuelo” en Lanzarote, con lo mal que se ha portado el mundo canario conmigo este año (y van dos canarios). El trailer, tan arty, en plan Pina Bauch. El argumento, tan cine literario. Y el avance de “La concejala antropófaga”, tan poco creativo, a modo de spin-off o continuación de “Chicas y maletas”.



El estreno

Por suerte, la inclusión de “Chicas y maletas” es de lo mejor de la película. Y no me refiero a esos tres minutos de presunto final feliz, que no están mal, aunque cada vez soporto menos a la Machi. El rodaje de la película (comedia) dentro de la película (drama) está perfectamente engranado, en especial con el documental que rueda Ray X y el estreno forzado por Ernesto Martel para hacer volver a los amantes, con esa foto de Victoria Abril y Loles León en el periódico (¿homenaje?, ¿photoshop?, ¿puñalada?). Me encanta cuando dice él "Sólo falta el cartel de Se busca" y ella responde luego "Madrid me da miedo".

Otras cosas buenas: 1) Los títulos de crédito, tan cinematográficos. 2) Tamar Novas, lo adoooooooro. 3) La lectura de labios de Lola Dueñas. 4) Jose Luis Gómez, espectacular 5) Lluís Homar, impresionante 6) La escena en Lanzarote cuando Lena le dice a Mateo que la pareja de la foto son ellos (me recordó a La mala…, a la escena de los cabezudos, cuando Gael le dice a Homar que se ríen de ellos). 7) El último beso, que vi en Informe Semanal y no me gustó, pero en la historia es emocionante. 8) La canción de Poveda.


Pero si hay algo que define a Los abrazos… es la auto-referencia. Si en Volver podríamos decir que estaban Qué he hecho yo… y Tacones…, en esta película están Mujeres… (no solo por Chicas y maletas: esos tacones paseando de Lena en una toma idéntica a la de Pepa en Mujeres), Kika (el personaje de X Ray, mezcla de Ramón, el hijo ignorado de Charo López, y Andrea Caracortada), Carne Trémula (el sentimiento de culpa, el maltrato), Hable con ella (las simetrías, el esteticismo de la isla) y La mala educación (el juego de matrioskas, el cine dentro del cine). A veces, llega a sonrojar el grado de ego de Pedro, sobre todo cuando pone a su ex en la vida real de camarero en Chicote. Cariiiiiiiño…

Se echan de menos Átame y La ley del deseo. Lena sería un personaje más simpático si fuera menos moral, en el sentido en el que lo era Ricky. En lugar de justificar su prostitución con el cáncer de su padre, hubiera preferido que hubiera sido más “en mi casa colaboro con quien me da la gana”. Y el amor, en tanto que corolario del deseo, es mucho más emocionante cuando es imposible que cuando lo trunca la mala suerte.

Otros peros: el doblaje con el que Penélope rompe con Ernesto, un poco forzado; las confesiones de Blanca Portillo, la que hace a Homar y, sobre todo, la que hace a Novas (tienes razón, Chendo); la banda sonora, salvo al principio y al final; los diálogos, que no son tan jugosos como en otras películas (aparte de los consabidos mancheguismos, tipo “Ese melón, mejor no abrirlo”, falta espontaneidad. De nuevo la falta de realidad, de calle).

Penélope

Ella es la que salva la película. Con un personaje básicamente antipático que parece escrito para mi adorada Mar Flores, Penélope hace un trabajo inolvidable. La escena de la prueba de pelucas es antológica. Al principio pensé que su pareja con Jose Luis Gómez sería tan creíble como la de un caballo balancín y una maleta de cuero, como diría Noël Coward, pero me equivoqué. Los suyos son los verdaderos abrazos rotos. Los que se da con Lluís Homar, son abrazos destinados a romperse, que es distinto.

La película: primera impresión

Como decían de los besos de Gary Cooper, es como coger una granada a punto de explotar y no atreverse a soltarla: maravillosa.

Curiosidad: Almodóvar y Tarantino llevan años haciéndose homenajes (mamadas mutuas), desde Jackie Brown, la película más almodovariana de Tarantino. En concreto, me refiero al guiño a la chica en coma violada de Hable con ella, que Tarantino homenajeó en Kill Bill, con Uma Thurman despertándose del coma. Como respuesta, Almodóvar le hace un guiño con las uñas rojas de los pies de Kira Miró, las mismas con las que empieza Death Proof…, por no hablar del coche de Ray X, sospechoso de asesinato, claro homenaje al coche de Kurt Russell. Deberían dejarse de tonterías y liarse de una vez.

viernes, 13 de marzo de 2009

Bette Davis

Recuerdo ver las películas de Bette Davis con mi madre de pequeño, antes de que se pasara al hardcore y a las películas de Chuck Norris. Me encanta volver a recuperarlas, no sólo por nostalgia: aunque la mirada sea irremediablemente irónica, considero que detrás del melodrama hay mucha verdad.



La extraña pasajera (Now, Voyager, 1942) de Irvin Rapper

Esta película podría incluirse en el género de películas de spinsters, que de repente tiene una representación más amplia de lo que pensaba en Hollywood. Pero what a spinster… Bette interpreta a una hija no deseada que con los años se ha convertido en una solterona neurótica al borde de un ataque de nervios subyugada a una madre autoritaria. Afortunadamente, el psiquiatra le recomienda un crucero (se lo anuncia con unos versos de Walt Whiltman, de donde se extrae el título en inglés) del que vuelve como una mujer segura, independiente, fashionista y más delgada. El milagro, cómo no, se debe a un affair con un hombre casado que viajaba en el mismo barco. El melodrama está servido. Hay frases antológicas, como cuando ella le dice a él: “I’m immune to happiness and to burn”. En fin, no cuento nada más, pero digamos que el final no tiene desperdicio. Con esa frase que ha pasado ya a los anales del cine: “No pidamos la luna si tenemos las estrellas”.



Amarga victoria (Dark Victory, 1939) de Edmund Goulding

En esta película Bette interpreta a una joven rica y alocada que descubre que tiene un tumor y que va a morir. Por supuesto, se enamora del médico que la trata, pero le dan dos años de vida y le explican que antes de morir, perderá la vista momentáneamente. Se casa con él y deciden vivir juntos en el campo el tiempo que les queda. Al final, un día, cuidando las flores de su jardín bajo un sol de justicia le dice a una amiga que está de visita “Se está nublando”, a lo que la amiga responde “Para nada”. Y entonces se da cuenta. El marido está arriba preparando un viaje a un simposio de medicina porque todavía tiene la esperanza de curarla. Ella le dice a la amiga: “A mi marido, ni mijita”. Sube las escaleras a tientas y se despide de él al tiempo que le hace la maleta, totalmente a ciegas, como se puede ver en el vídeo que incluyo. Lo mejor es cuando baja las escaleras y se para y le dice: “Cariño, ¿he sido una buena esposa?”. Para mí no hay nada reaccionario en esa pregunta. No: es un cara a cara con la conciencia de cada uno.

jueves, 12 de marzo de 2009

La ciudad me teme: he visto su verdadera cara

Un hombre que es un superhéroe, ¿necesita a alguien que lo vigile? Como le responde Lois Lane a Superman cuando la rescata por primera vez tras caer del helicóptero y la tranquiliza diciéndole que él la sujeta: ¿pero quién le sujeta a usted? Todos sabemos que una capa no basta para salir indemne de una caída al vacío. Es algo que los responsables de Watchmen deberían haber pensado antes de embarcarse en tamaña adaptación.


No he visto/leído la novela, pero ya mañana. Sólo decir que me temo que mucho de lo que sigue a continuación no sea culpa de la película, sino de la propia historia que adapta.

Empieza bien, con unos títulos de crédito simpáticos a modo de resumen de momentos clave del siglo XX retratados por la revista Life con la presencia de los superhéroes à la Zelig. Continúa con el asesinato del Comediante, siguiendo al pie de la letra (aunque quizá debiera decir del bocadillo) las reglas del género, con un primer flashback que deviene en una elipsis marcada por la chapa del smiley sangrante. Hasta ahí todo bien. El resto es otro cantar.

El cantar de una película concéntrica que empieza a divagar entre pasado y presente, sin ritmo narrativo alguno, lo que la ralentiza aún más. ¿Influencia de los flashbacks de la serie Perdidos? Seguramente. A la generación 2.0 les encanta. Decir que la película es un gatillazo sería un recurso demasiado fácil. ¿Estamos en las postrimerías del género? Contra todo pronóstico, dado el número cada vez mayor de secuelas, precuelas, spin-offs y demás, me temo que sí. Desde Matrix no sale ninguna decente: por cierto, que la entrada de Búho Nocturno II y Espectro de Seda II en la cárcel palidece al lado del asalto al edificio de Neo y Trinity, a pesar del calco.

Un argumento nazoide (esas explosiones nucleares para conseguir la paz), algunos errores de casting (Ozymandias), un maquillaje malísimo tipo Dick Tracy (véase Nixon o Espectro de seda I) y una duración desmesurada hacen el resto. Sólo se salva Rorschach, de no ser porque no se entiende muy bien por qué lleva un test de Rorschach viviente en la cara. Búho Nocturno II tampoco está mal, aunque su interpretación se inspira demasiado en la de Clark Kent del malogrado Christopher Reeve. Si el pobre levantara la cabeza…

Un superhéroe es un espectáculo y esta película no es ningún espectáculo.


martes, 10 de marzo de 2009

Off Madrid

Este fin de semana tocaba salir del circuito principal y, como si del Off Broadway se tratara, ver lo que se cuece en la retaguardia del teatro madrileño.


El sábado fuimos Becky y yo a comprobar el talento de nuestro Chendo en una representación de la Bululú y no nos defraudó. Cierto que hay papeles que te pegan más que otros y que hacía de científico loco, pero bueno, cómo ha estao, cómo ha estao, cómo ha estao. Cari, no porque seas tú, but you have star quality.

El domingo, Rebeca me invitó a una paella en su terraza y después nos fuimos a ver a su marido que actuaba en “Planeta Sacromonte”, una obra muy recomendable que está todos los domingos hasta mayo en la Sala Tribueñe. La selección musical es muy buena: desde el Zorongo a Me da miedo de la luna (precisamente la canción con la que Poveda abrirá su disco Coplas del querer), entre las conocidas, aparte de zambras, fandangos, tanguillos y soleá, imitando los cantes antiguos en las cuevas de Graná. El vestuario es excelente. Y Alberto, superió. Esas banderillas, qué aaaarte.


jueves, 5 de marzo de 2009

Grandes escenas

La escena pertenece a High Society (Alta sociedad, 1956) de Charles Walters. Bing Crosby y Frank Sinatra interpretan “Well, did you evah?”, la canción de Cole Porter que podría traducirse como un “¿Qué te parece?” y que han versionado recientemente Deborah Harry con Iggy Pop, o Robbie Williams con Jon Lovitz.

Dos hombres cotilleando en una habitación llena de libros con un mueble bar y copas de champán en la mano siempre me recuerda a esta escena: I’ve never seen such gaiety!!

La letra es un poco complicada, pero básicamente hablan de amores imposibles (sounds like pure soap opera, I may cry), de la clase alta (ese champán francés que no es tan francés. Domestic!! Please don’t eat that glass my friend), de mujeres borrachas (la pobre Blanche, que la arrasó una avalancha y tuvo cuerpo para tomarse la última) y de camaradería. Con mucho brindis y mucho hipo (hiccups).

¿Has oído que el próximo julio la tierra chocará con Marte? Está escrito en las estrellas. What a swell party this is. Swellegant!!!

Detrás de las escena hay un guión perfecto (Alta Sociedad es un buen remake de Historias de Filadelfia (1940)), un letrista impresionante (hay otra canción de Cole Porter que me encanta en la película, Who wants to be a millionaire, donde Frank Sinatra se marca unos pasos de flamenco con un abanico) y dos grandes estrellas de la época. Aunque una de ellas no haya sobrevivido tanto en la memoria colectiva como la otra, por lo menos a este lado del Atlántico, me refiero a Bing Crosby, que en un momento de la canción le reprocha a Sinatra: You must be one of the newer fellows, pues sí, el que iba a levantarte el puesto con los años, aunque aquí están los dos estupendos.

La canción se incluyó al final, cuando se dieron cuenta que Crosby y Sinatra no cantaban juntos en ninguna escena. De hecho, Porter la había escrito 15 años antes para un musical de Broadway: Du Barry Was a Lady.

Aunque no salga en esta escena, sólo comentar que el anillo de compromiso que luce Grace Kelly en la película es el de Rainiero. Fue su despedida.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Vagina dentata

Vagina dentata (Teeth, 2007), de Mitchell Lichtenstein (hijo del famoso pintor pop Roy Lichtenstein), trata de una chica que descubre que tiene dientes en la vagina y aprende a utilizarlos.

Tratada en un tono de comedia negra, ambientada en un instituto de la América profunda donde proliferan los grupos pro-castidad, se supone que tiene un enfoque progresista-feminista, aunque a mí me dejó un regusto raro. Me recordó a una de las películas más reaccionarias de los últimos tiempos: The 24th Day, aquí traducida como Atracción fatal (nada que ver con la de Glenn Close, esta sólo se editó en DVD) que trataba sobre un chico que secuestra a otro porque cree que le ha transmitido el sida. No sé, el mito de la vagina dentata de por sí es bastante machista, tiene un punto de pánico a la castración y culpa para con la sexualidad femenina que echa para atrás. En fin, un cuadro. Supongo que lo mejor es tomársela en plan película para fiesta del pijama y dejarse de análisis. Como dice el título original: dientes, dientes... que es lo que les jode.

2017: tibio y desafecto

Ay, que ya nadie se acuerda de 2017. Aquí va mi resumen: Lo mejor del año  * La frase de "Juego de Tronos": “Maybe it real...