martes, 23 de diciembre de 2008

Los madroños

San José hizo un guisao
y se le olvidó el tomate
y la virgen le decía
si lo pruebo que me maten




Debajo del árbol

Feliz Navidad...



Yo también tengo un regalito. Y también está escondido. Pincha en comentarios y encontrarás el enlace para bajarte esta lista de canciones. No se trata de una recopilación de lo mejor del año, ni de una selección navideña, ni de lo que pincharía en Nochevieja. Es más bien una lista de canciones que me ponen ahora mismo, intentando no pasarme (no están Azúcar Moreno, que para mí no hay quien las tosa, pero entiendo que es una filia demasiado personal).

Coming Back, Gotye. Porque empieza un poco como la primera Bjork e incluso creo que tiene un sample del Left To My Own Devices de Pet Shop Boys. Qué ganas de pasar unas navidades en Australia.

William's Blood, Grace Jones. Canción con reminiscencias sureñas, predicadores, carreteras, iglesias. Disco (de discoteca) gospel, se podría definir. Ella está inmensa. Como siempre. La adoro.

Mademoiselle, Hypnolove. La descubrimos en la promo de Sex & The City del canal Cosmopolitan. Ideal para ir con los cascos y cruzar una calle de seis carriles sujetando el bolso y dado saltitos, en París, Madrid o Nueva York.

Sabali, Amadou & Marian. Dos discos se han comparado este año con el Believe de Cher. El de Kanye West y el Welcome to Mali, de los dos hermanos ciegos. El primero pase, pero este… La crítica inglesa no está curada con la world music. En fin, que el disco entero me decepcionó, pero esta canción, producida por Damon Albarn, tiene su gracia.

Quicksand, La Roux. Di soy una moderna. Di me encantan los discos de Kitsuné. Di viva la raya khol.

Verónica’s Veil (Erol Alkan’s Extended Rework), Fan Death. Di soy otra moderna. Di me encanta el disco de Hercules. Di viva la raya khol.

Human (Ocelot Remix), The Killers. Porque el cantante es un mormón guapérrimo que viste de D&G y porque ante la disyuntiva del estribillo, yo lo tengo clarísimo: dancer.

Give Me Danger, Dangerous Muse. Aaaay, llevo dos años esperando ese disco que os catapulte a lo más alto y ahora esto, una historia de cuernos de tu novia con tu mejor amigo. Si no fueras tan guapo…

Bad Things, Jace everet. Es la canción de la entradilla de True Blood. Es sexy. Te dan ganas de hacer cosas malas.

Don’t Hold Back, The Portbelleez. Sólo por ese grito con el que empieza: Oooooh, is there anybody out there feeling something? Hay noches que me dan ganas de gritarlo por mi ventana.

Ulysses (Kaschkes 6501 Remix), Franz Ferdinand. Porque son ellos y vuelven producidos por el de Hotchip.

The Beep (Radioclit French Mix), Architecture in Helsinki. Di soy una moderna y me pican los ojos.

Back to Black (The Rumble Strips Remix), Amy Winehouse. La causante de que se volviera a poner de moda la raya khol.

The Sex That I Nedd, Avenue D feat. Cazwell. No me cansaré de decirlo. Me encanta Avenue D y me encantan sus letras. A esta le dediqué su propio post, así que no digo más ná.

Yes We Can (Peter Heller Phela Classic Radio Mix), Boy George. Porque de vez en cuando le vuelven las ganas a uno de celebrar la victoria de Obama.

Kids (PSB Synthpop Mix), MGTM. Son de Brooklyn y eso para mí es suficiente.

Numbers (Club Mix), Booka Shade.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Comedia nueva o el Café

Suena el teléfono. Becky del Páramo con otra proposición deshonesta: ir a ver “La comedia nueva o el Café” de Leandro Fernández de Moratín por la Compañía Nacional de Teatro Clásico.



De repente me encanta el teatro clásico. Se levanta el telón y aparece una representación divertidísima del final de “La destrucción de Sagunto” de Gaspar Zavala y Zamora. Con una música y un decorado que más parece un sueño de una noche de invierno. Me sentí en una película de Woody Allen, una mezcla de la tragedia griega de Poderosa Afrodita y la película-tan-real-que-parece-una-obra-de-teatro de Una rosa púrpura del Cairo. De hecho, hay mucho metateatro en esta pieza, a veces divertido, a veces un poco infantil, sobre todo al final: la obra es una crítica de las comedias desatinadas, los sainetes groseros y las tonadillas necias de la época (s. XVIII) y una reivindicación de reforma del teatro ilustrado. Se puede aplicar al cine de Hollywood de hoy, con lo de una batalla, dos peleas, un baile de disfraces, una tempestad, un bombazo y humo.



La acción transcurre en un café al lado del teatro (al lado del Pavón, hay uno de rancia solera que me encantó). Un grupo de personajes espera el estreno de una obra escrita por uno de ellos. Ecos de Molière y Goldoni. Yo no hubiera hecho tan evidentes algunos personajes, como la pluma del pedantón de Don Hermógenes, y definitivamente no hubiera dado ese toque moderno al final, ni hubiera puesto una versión clásica de Michelle de los Beatles. Me encantaron las referencias a las corralas y los teatros que había entre Calle de la Cruz y Calle Príncipe, precisamente donde está el Teatro de la Comedia, sede de esta compañía, que está cerrado por reforma (recuerdo haber visto un piso justo enfrente para alquilarlo el año pasado). Supongo que sería en esa época cuando se empezó a decir lo de “mucha mierda”, referido a la mierda que dejaban los caballos de los coches de tiro a la puerta de los teatros, cuanta más había, más gente iba. Y me encantó sobre todo el añadido del bando de 1790, donde se exhortaba a la gente que se comportara en los teatros. Lo dicho, estoy deseando volver.

Non ego ventosae plebis suffragia venor


miércoles, 17 de diciembre de 2008

¿Seré una fangbanger?

Una bebida sintética creada en Japón, True Blood, sustituta de la sangre, ha permitido que nos vampiros no tengan que volver a matar. Se sirve a 36º y hay varios sabores. Mi favorita es la O-.



Un pueblo perdido de Luisiana donde la tecnología brilla por su ausencia, excepto Internet, que se ve como una revista de anuncios de contactos llena de pervertidos, vamos, como yo la veo. Una América sureña que todavía cree en exorcismos y la pureza del café (“No entiendo eso de pagar tres dólares por un café con exceso de leche”, dice la abuela de Sookie).

Una comunidad que durante siglos se ha visto obligada a vivir en la oscuridad sale a la luz, pero no la del día precisamente. Algunas supersticiones son falsas (crucifijos, ajos, espejos, agua bendita), creadas para protegerse de sus verdaderos puntos débiles (la plata, la lactosa). Otras son ciertas: la luz del sol, que tienes que invitarlos para que puedan entrar en tu casa, que te pueden hipnotizar (hacerte un glamour, que se suele decir). Ahora salen en talk shows de la televisión reivindicando sus derechos.

Una chica con poderes. Sookie puede escuchar el stream of conciousness de los vivos. Por eso es virgen (no soportaba los pensamientos de sus citas), aunque está deseando dejar de serlo. Conoce a un vampiro, Bill, handsome and old-fashioned, like from a movie on TCM, y se enamora porque no puede oír sus pensamientos. El romance está servido.

Una droga, V, sangre de vampiro, que mojada en una aspirina se seca y se puede esnifar como la coca, empapada en un papel se toma como un tripi, bebida directamente suma el efecto del Viagra, y la tomes como la tomes es un poco de todas y un poco de crystal meth. Además, si vas de V y comes un solomillo de ternera, puedes oler la hierba que comió la vaca y sentir la luz del sol en su piel, la de la vaca. The ultimate drug. Engancha mogollón, claro.

Un bar de vampiros, el Fangtasia, donde van los fangbangers (adoradores de vampiros) o los que quieren traficar con V. Está en las afueras. Cuando Bill lleva a Sookie tiene que decir en alto que es suya, para que los demás vampiros no puedan quitársela. A mí me recuerda mucho al Atril (Calle La Paloma, 9, Madrid). No sólo por eso de agarrar un mortal rápido, porque te lo levantan rápido. Ambos están fuera del centro, abren poco después de ponerse el sol, la gente bebe a morro de la botella, los camareros te miran con cara de sé-a-qué-has-venido, y los correligionarios son siempre los mismos y muy promiscuos. El portero del Atril no te saca los comillos antes de entrar porque se han puesto muy duros en Madrid con la profesión.

Humor negro, como cuando la portera del Fangtasia dice aquello de “pásalo bien dentro y suerte para salir”. O como cuando Tara se caga en su madre por haberle puesto el nombre de una plantación, siendo negra.

Sexsymbols: Sam, que te dan ganas de tener uno. Jason, que aparte de pasarse el 80 por ciento de la serie bare chest, me parece un gran actor. Bill, sólo en las escenas de mordisco.

Una serie, True Blood, que tiene el efecto de que no puedes distinguir la ficción de la realidad. Estoy superenganchado, claro.

(Puedes verla en Canal +, o en Internet, sin necesidad de bajártela, en el enlace que adjunto en los comentarios)



PD: si quieres ser una fangbanger, deja de echarte colonia en el cuello, saca tus pantalones de cuero negro del armario y prepárate para llevar pañuelos anudados al cuello durante la semana en el trabajo. A mí la estética gothic no me va demasiado. También funciona la de "girl next door", como Sookie, recatada pero con carácter. Me encanta el modelito ad lib que se pone cuando se lanza al bosque a perder para siempre la vergüenza.

martes, 16 de diciembre de 2008

Madrid Barcelona

La gente que dice que no le gusta comparar Barcelona y Madrid me parecen unos snobs. Los he conocido de ambos bandos y lo dicen con un tono mundano, como de vuelta de todo, siempre desde la perspectiva del vencedor, como insultado por la comparación, pero simulando aburrimiento.

Propongo dos lugares en ambas ciudades para empezar a compararlas. En Barcelona, el Restaurante Madrid-Barcelona, en el Carrer Aragó, casi tocando a Passeig de Gràcia. Qué mejor momento que la sobremesa para decidir cuál de las dos ciudades tiene más clase, en qué lugar de Barna te gustaría vivir (en Via Laietana) o cuál es tu cine favorito en la capital (el Ideal). En Madrid, un buen lugar para entrar en materia sería la librería del Centre Cultural Blanquerna, que tiene en su puerta una de las vistas más hermosas de la ciudad. Porque, para mí, Barcelona tiene mejores librerías que Madrid (la Central, la Laie) aunque no tenga un Círculo de Bellas Artes.

Madrid es Windows y Barcelona es Mac. Madrid es Nueva York y Barcelona es Los Ángeles. Madrid es 80s y Barcelona es 90s. Madrid es cielo, Barcelona mar. Madrid es rubia (Marilyn) y Barcelona morena (Russell). Madrid es 60s y Barcelona es 70s. Madrid es Galdós, Barcelona es Oller. Madrid es Almodóvar, Barcelona es Vila-Matas. Madrid es Los Ángeles y Barcelona es Nueva York. Y así hasta el infinito.

Hoy haré de guía noctura de dos locales de ambiente que han abierto este año en ambas ciudades.

Charada (Calle de la Bola, 13, Madrid): había oído campanas de lo que podía ser el nuevo pub 90s de la capital, después de la defunción del Liquid. La página web prometía buena música, elegancia y sofisticación. Selecto, pero no elitista. Llegamos Becky, Rebeca, Javi y yo, más informales que arregladas, y el portero nos dice que esperemos, que es con lista. Le hago una señal a Rebeca, que es más resuelta, para que hable ella. Entramos sin problema. La decoración, sofisticada, vale, aunque la pista recordaba un poco a la del difunto Privee. La barra muy mona. Todos los camareros llevan gafa-pasta, sin cristales creo recordar. El público, mucho vestido corto, ellas, mucho traje y pajarita abierta, ellos. Mucho segurata en los lavabos. La música, horrorosa, se iba y se venía, así como funky, creo que pinchan los de Waagon Cooking. Mi gozo en un pozo. A los diez minutos, empiezas a aburrirte. Ni siquiera sé si era realmente de ambiente. Un 6.



Museum (Carrer Sepúlveda, 178, Barcelona): cenando en el bar Lobo en el Raval, le supliqué a Eva (te debo una) que preguntara a una mesa de 9 maromos dónde se podía ir a tomar algo, después haber asistido desesperado por la tarde a la decadencia del Gaixample as I knew it. El chico nos habló de un par de sitios: el Museum y el Cangrejo, y nos indicó amablemente cómo llegar. Aaaaay, mi Barna. Cuando entramos descubrimos un local decorado estilo Luis XV, con reproducciones de Goya y pantallas LCD gigantes enmarcadas como cuadros antiguos con el vídeo de Vogue. ¿Se puede ser más 90? No hace falta describir la cara de felicidad que se nos puso a Carlos y a mí, ni la cara de no-vaya-a-estar-yo-diez-minutos-sin-ver-un-travesti de Annabel y Eva. La coreografía de “Pili Ganará (Saturday Night de Whigfield)" para cerrar hizo el resto. Y el desalojo más rápido y eficiente que Carlos ha visto en su vida. Un 9.




viernes, 12 de diciembre de 2008

El pecho tatuado con un corazón

Definitivamente, a Barcelona le sientan bien las crisis. Hay algo en su pasado, en la estrechez de las calles del Gòtic, en las aguas milenarias del puerto, en las miradas dudosas del Xino, en las corrientes estancadas en los pasillos de los pisos del Eixample, en esos barrios por los que parece no pasar el tiempo, que la engrandecen, como una reina sin corona, cenicienta al principio del cuento, Sofía Loren bellísima y neorrealista vestida de harapos. Barcelona es más bella cuanto más se parece a Nápoles. Que no significa que deba prescindir del diseny y del afrancesamiento, que tan bien le sientan, pero por sí solo aburren. (No he visto hoteles mejor decorados de Navidad que en Barcelona, al lado de la Rambla del Raval, encajados en una esquina húmeda del Born o entre dos pisos muertos de tristeza del Gaixample).

Ciudad de contrastes, como la canta Antonio Molina en Malagueña (1956), “que trabajas y que sueñas, tan sencilla y tan altiva, tan moderna y tan antigua, tan severa y tan risueña”. La vida, el seny y la rauxa.

Ya lo dije, Barcelona ha sido una ciudad a la que no se le ha hecho justicia en el cine. Yo haría una mezcla de Un día en Nueva York (para los monumentos: Port Vell, Rambles, Plaça Catalunya), El balcón de la Luna (para los números musicales en los tablaos del Paral.lel y del Xino) y Las noches de Cabiria (para la parte de putas y maricones del Xino), ambientada en 1955, con un argumento típico de marineros de permiso que se enamoran en la ciudad. Eso sí, quitando el punto nacional católico de las películas italianas y españolas de la época. Y metiendo la identidad catalana, no en la burguesía como hizo Pedro en Todo sobre mi madre, sino en las esquinas y el estraperlo, en las madames, como la famosa senyora Rius, que hablaba de “fer senyors”, sin el reflexivo del “voy a hacerme unos clientes”. El título: “El pecho tatuado con un corazón”, en homenaje a Montalbán.


























jueves, 11 de diciembre de 2008

Barcelona

Un chiquillo malagueño, entusiasmado,
dicen que de Barcelona, tan grande y tan señorona,
se ha enamorado.
Cuando escucha una sardana ya está bailando
aprendió a seguir sus pasos, la ciudad le abrió los brazos
y él va cantando:
Barcelona, Barcelona...




miércoles, 10 de diciembre de 2008

El cuerpo ha dicho basta (ya de celebrar la victoria de Obama)

Ya dije una vez que, a veces, el cuerpo tiene que tirar de uno y recordarle que no es para siempre, que somos hardware, que la matrix es una entelequia. Y si no le haces caso, llega un momento en que dice BASTA.




martes, 2 de diciembre de 2008

El día después del sida

Voy con un poco de retraso, pero es que últimamente estoy un poco lento. Pues eso, que hay que seguir protegiéndose.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Mitchell Leisen III

Candidata a millonaria (Hands across the table, 1935)

Argumento: dos cazadores de fortunas (MacMurray y Lombard) se conocen y se enamoran pero sus principios les impiden echarse en los brazos del otro. Se pasan toda la película preguntándose mutuamente si lo siguen teniendo igual de claro, que primero el dinero y luego el amor.

La escena cuando se conocen y ella le hace la manicura es antológica.

De las películas más sexys del director, sobre todo cuando él se muda a casa de ella a dormir en el sofá durante una semana. MacMurray está hiperjoven, tiene hasta cierta pluma.


Los dos fumando en camas separadas porque no pueden dormir, debatiéndose entre seguir sus principios (y aquí ellos podrían ser dos homosexuales y el dinero y el capitalismo sería una metáfora de la herosexualidad) o dejarse de tonterías, es de las escenas más románticas EVER. De nuevo, dos enamorados a ambos lados de una puerta sin atreverse a llamar.

Una chica afortunada (Easy Living, 1937)

Argumento: un banquero tacaño tira por la terraza de un rascacielos de la 5ª Avenida un abrigo de marta cibelina que ha comprado su mujer para castigarla y las pieles caen sobre una career girl (Jean Arthur) a la que empiezan a pasarle cosas. Un caso de falsa identidad, sólo que en vez de perseguirte todo el mundo para matarte como en una de Hitchcok, todo el mundo quiere regalarte joyas, habitaciones en hoteles suntuosos y acciones en bolsa.


Primera incursión de Mitch en la screwball comedy, con guión de Sturges. Recordé que ya la había visto hacia la mitad, en la escena del restaurante autoservicio donde trabaja Ray Milland, el hijo del banquero que se quiere emancipar. Me gusta menos que las otras cuatro, pero no obstante solté algunas carcajadas.

Epílogo

Le habría encantado que le trataran como Mitchell Leisen the Third, como el personaje que interpreta MacMurray en Candidata a millonaria (Theodore Drew III), pero desgraciadamente la vida de Leisen no fue tan divertida como en sus películas. Sufrió varios marriages blanches, relaciones tormentosas con hombres, ataques de nervios, curas de psicoanálisis e inyecciones de hormonas para curar su homosexualidad, el desprecio de sus colegas (Wilder, Sturges…) y, a pesar de haber sido durante una década (1935-1945) el director más taquillero de la Paramount, quedó relegado en los 50 al mundo de la televisión y la serie B. Hoy en día es de los directores más infravalorados.



En la foto, en el medio, en un pase de modelos.


2017: tibio y desafecto

Ay, que ya nadie se acuerda de 2017. Aquí va mi resumen: Lo mejor del año  * La frase de "Juego de Tronos": “Maybe it real...