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No hablaré del clásico animé del que proviene (Meteoro), ni de la estética deliberadamente camp de la película, ni de las referencias queer de algunos personajes (Racer X) o incluso a los toros (esa escena madre-hijo), ni del gran pulso que mantiene el guión con las imágenes (a pesar de estar éstas mucho más evolucionadas), ni de la emoción de las carreras, ni del bigger than life.
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Esa perfecta utilización de la pantalla verde que “concilia actores y localizaciones reales que fueron des-realizadas digitalmente”. Des-realizar una ubicación real. ¿Existe algo más hikikomori?
Mientras la crítica la denostó con un ¿para qué tanto artificio? y la calificó de mareante, abrumadora y gran embotellamiento...
(Me ha encantado sobremanera esta cita: “Donde quiera que los movimientos autónomos desencadenados quedan embotellados, se dan las condiciones en las que el activo moderno se convierte en pasivo posmoderno. (Sloterdijk, Eurotaoísmo)” referida a que los grandes atascos veraniegos en las autopistas han hecho fracasar parte de la falsa modernidad)
... yo me emocioné, reí y lloré como hacía tiempo que no me pasaba delante de una pantalla. Absolutamente recomendable.
Y para terminar con la parte japo del blog, aquí dejo la parte japo de un concierto de Madonna. En concreto, la que yo considero su última canción… madura (iba a escribir moderna, pero no quiero increpar a Baru).
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