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Cuando se te cuela la realidad en tu casa, sólo se me ocurren dos cosas: ponerte una copa o salir de casa. Como los gintónics antes del mediodía los estoy dejando para la próxima década, he optado por lo segundo. Me he puesto mis gafas de Kanye West y me he echado a las calles.
Bajo Gran Vía, y para mí bajarla es hacerla de este a oeste, pensando ¿dónde puedes ir? ¿dónde ibas en Málaga cuando necesitabas un chute de seguridad? A la sección de menaje de El Corte Inglés. Allí, entre Villeroy y Vista Alegre, Riedel y Spiegelau, sientes la amenaza de la estampida de elefantes, cierras los ojos y casi llegas a oírlos, pero es un zumbido inerte, no va a más y, cuando te quieres dar cuenta, se ha instalado en tu cabeza junto a la voz que anuncia la promoción de Redumodel. Es el ruido de fondo del aire acondicionado. Miras los precios. Sonríes. Y sales de allí como un hombre nuevo.
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