J.C., como le gusta firmar en El País, ha escrito un cómic para arramblar con la figura de Amenábar llamado “Mis problemas con Amenábar”. Ni que decir tiene que me lancé a las librerías a devorarlo como un león una buena paletilla de gacela.
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No era para tanto. Yo esperaba un ejercicio de periodismo-Sálvame-salvaje donde se contaran los más oscuros secretos de Alejandro, su entourage de La Boîte, el número de puertas de diseño de su casa, etc., etc. Creo que lo peor que se cuenta de él es cuando dice que en el Festival de Málaga le pareció hasta guapo. Ni siquiera un mísero detalle de esos retoques en la cara…
En fin, que J.C. hace un ejercicio de crítica "presuntamente" (de nuevo Sálvame) demoledor en el que viene a decir que el cine de Alejandro no es para tanto y que le da coraje que todos le bailen el agua cual flautista de Hamelín. Menuda novedad. Yo mismo me negué a ver más películas de Alejandro después del éxito de Abre los ojos en señal de protesta ante tanta mediocridad (carcomido por la envidia). Y lo he cumplido. Pero vamos, atacar a Alejandro porque se hizo una foto con Ana Botella y criticó la estructura dramática de Vértigo de Hitchcock (a mí ese doble tercer acto tampoco es que me vuelva loco…) no me parece elegante.
Mañana se estrena Alejandría, la nueva película de Alejandro, y le deseo lo mejor. Yo no voy a verla, por lo mismo que no vi Los Otros ni Mar adentro, porque soy un hombre de palabra, pero desde aquí rompo una lanza en favor de Alejandro. Hay gente que nace con una flor en el culo y se lo merece.
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