“Tengo los brazos partíos
de luchar por acercarme”
Así empiezan unas conocidas sevillanas de Los Marismeños y así debe de sentirse Pedro Almodóvar cada vez que intenta abrazar la realidad, que con los años se le resiste cada día más. Dicen que esta película es todo un homenaje al cine. Más que un homenaje, diríase el grito de auxilio de alguien que intenta desesperadamente vivir la realidad a través de las películas (ajenas). Y no seré yo quien se lo reproche. Pedro, no le eches la culpa a la fama, "la realidad debería estar prohibida".
Los brazos no, una pierna es lo que se rompe Lena (la oscarizada Penélope Cruz) en medio del rodaje de una screwball comedy que espera la redima de otra realidad: la de su dramático matrimonio con Ernesto Martel. ¿Acaso no lo son todos? "Y que conste que a mí me encanta el drama. Y llorar. Lo que no soporto es ir siempre de zarrapastrosa." Pero vayamos por partes.
2 años antes
Cada vez que Pedro anuncia película, sus fans notamos que empiezan a apretarnos los botines y no podemos descalzarnos hasta el día del estreno. Ese día nos sentimos decepcionados, pero volvemos a ver la película para cerciorarnos. Y entonces nos gusta un poco más. Al tercer visionado ya nos sabemos los diálogos de memoria: “me gustó menos que la quinta vez que vi Cara de culo pero mucho más que la tercera vez que vi Halitosis”. Hitchcok criticaba a “sus amigos” los verosímiles, los lógicos, a los que Pedro ignora. El máximo exponente fue la monja que se lía con el travesti en Todo…. Las películas de Pedro, a fuerza de repetirlas, cada vez nos parecen más plausibles. Esta vez no ha sido así, Juanfra: es el estreno que más me ha gustado de sus últimas cinco películas.
Las expectativas
Pensaba que iba a ser más espesa, con esos referentes: Jules Bassin (por cierto, Rififi: peliculón), Rossellini (Te querré siempre), Antonioni (La noche), Fritz Lang (Los sobornados, Encuentro en la noche). Ese rodaje de “reflejo y consuelo” en Lanzarote, con lo mal que se ha portado el mundo canario conmigo este año (y van dos canarios). El trailer, tan arty, en plan Pina Bauch. El argumento, tan cine literario. Y el avance de “La concejala antropófaga”, tan poco creativo, a modo de spin-off o continuación de “Chicas y maletas”.
El estreno
Por suerte, la inclusión de “Chicas y maletas” es de lo mejor de la película. Y no me refiero a esos tres minutos de presunto final feliz, que no están mal, aunque cada vez soporto menos a la Machi. El rodaje de la película (comedia) dentro de la película (drama) está perfectamente engranado, en especial con el documental que rueda Ray X y el estreno forzado por Ernesto Martel para hacer volver a los amantes, con esa foto de Victoria Abril y Loles León en el periódico (¿homenaje?, ¿photoshop?, ¿puñalada?). Me encanta cuando dice él "Sólo falta el cartel de Se busca" y ella responde luego "Madrid me da miedo".
Otras cosas buenas: 1) Los títulos de crédito, tan cinematográficos. 2) Tamar Novas, lo adoooooooro. 3) La lectura de labios de Lola Dueñas. 4) Jose Luis Gómez, espectacular 5) Lluís Homar, impresionante 6) La escena en Lanzarote cuando Lena le dice a Mateo que la pareja de la foto son ellos (me recordó a La mala…, a la escena de los cabezudos, cuando Gael le dice a Homar que se ríen de ellos). 7) El último beso, que vi en Informe Semanal y no me gustó, pero en la historia es emocionante. 8) La canción de Poveda.
Pero si hay algo que define a Los abrazos… es la auto-referencia. Si en Volver podríamos decir que estaban Qué he hecho yo… y Tacones…, en esta película están Mujeres… (no solo por Chicas y maletas: esos tacones paseando de Lena en una toma idéntica a la de Pepa en Mujeres), Kika (el personaje de X Ray, mezcla de Ramón, el hijo ignorado de Charo López, y Andrea Caracortada), Carne Trémula (el sentimiento de culpa, el maltrato), Hable con ella (las simetrías, el esteticismo de la isla) y La mala educación (el juego de matrioskas, el cine dentro del cine). A veces, llega a sonrojar el grado de ego de Pedro, sobre todo cuando pone a su ex en la vida real de camarero en Chicote. Cariiiiiiiño…
Se echan de menos Átame y La ley del deseo. Lena sería un personaje más simpático si fuera menos moral, en el sentido en el que lo era Ricky. En lugar de justificar su prostitución con el cáncer de su padre, hubiera preferido que hubiera sido más “en mi casa colaboro con quien me da la gana”. Y el amor, en tanto que corolario del deseo, es mucho más emocionante cuando es imposible que cuando lo trunca la mala suerte.
Otros peros: el doblaje con el que Penélope rompe con Ernesto, un poco forzado; las confesiones de Blanca Portillo, la que hace a Homar y, sobre todo, la que hace a Novas (tienes razón, Chendo); la banda sonora, salvo al principio y al final; los diálogos, que no son tan jugosos como en otras películas (aparte de los consabidos mancheguismos, tipo “Ese melón, mejor no abrirlo”, falta espontaneidad. De nuevo la falta de realidad, de calle).
Penélope
Ella es la que salva la película. Con un personaje básicamente antipático que parece escrito para mi adorada Mar Flores, Penélope hace un trabajo inolvidable. La escena de la prueba de pelucas es antológica. Al principio pensé que su pareja con Jose Luis Gómez sería tan creíble como la de un caballo balancín y una maleta de cuero, como diría Noël Coward, pero me equivoqué. Los suyos son los verdaderos abrazos rotos. Los que se da con Lluís Homar, son abrazos destinados a romperse, que es distinto.
La película: primera impresión
Como decían de los besos de Gary Cooper, es como coger una granada a punto de explotar y no atreverse a soltarla: maravillosa.
Curiosidad: Almodóvar y Tarantino llevan años haciéndose homenajes (mamadas mutuas), desde Jackie Brown, la película más almodovariana de Tarantino. En concreto, me refiero al guiño a la chica en coma violada de Hable con ella, que Tarantino homenajeó en Kill Bill, con Uma Thurman despertándose del coma. Como respuesta, Almodóvar le hace un guiño con las uñas rojas de los pies de Kira Miró, las mismas con las que empieza Death Proof…, por no hablar del coche de Ray X, sospechoso de asesinato, claro homenaje al coche de Kurt Russell. Deberían dejarse de tonterías y liarse de una vez.
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5 comentarios:
Hola, PacoPé
Este estreno de Pedro ha sido, con diferencia, en el que los elementos más se habían aliado para ponerlo todo a su favor. Sólo recuerdo otros dos momentos casi tan rítmicos en mi vida con sus películas: viendo "Todo sobre mi madre" con mi madre al lado, en los Ideal de Madrid; volviendo a ver "Volver" en Buenos Aires.
Mi agenda de hoy estaba y ha estado -inesperadamente- copadísima de acciones/reacciones, flashbacks, matrioskas y la mar de flores inesperadas. Aniversarios rotos, mails excopleros que llegan 14 años después; posibles reencuentros tras 16 años de primeros abrazos.Sin dejar de lado algún nuevo dejà vu muy prometedor y probablemente destinado a perderse en alguna rotonda.
Llegar a una sala fría, en medio del viento, y ver en una tele cómo Madrid recibía internacionalmente el estreno sólo ha podido ser compensado al coincidir, caña en mano, con Pepapé. En fin, todo dispuesto.
Resultado tras la visión y la lectura de tu crítica:
Pedro está mayor, yo también.
Penélope tu dirás que está estupenda, yo digo que está bella, bellísima. Lo que está claro es que no sabe hacer de mala, no sabe mercadear con su cariño, no sabe amenazar con el amor mendigado.
La única escena que salvo de ella, quizá de las mejores, es en la que se echa un cigarro en la cama, como esperando que pase la tormenta. Grande. Lluís está espléndido, pero sigue sin ponerme la carne de gallina... Un gesto de Ángela Molina dice más que el rostro de Homar, más actor de cuerpo que de cara. Pero su cuerpo lo llena todo.
Lo tuyo con Novas lo achacaré a conflictos o tensiones no resueltas con el mundo DJ. Lo del Ochandiano vestido de la Paca no tiene nombre; con barbas y gafas me parece igualmente innombrable. Portillo está correcta, funciona como engrasante de la historia, poco más. Es verdad que el detalle a lo Cantó con el niño no pega nada, pero la escena en que llora, ciega también, viendo cómo baja solo las escaleras el recuperado Mateo es de las de recordar. Como el gesto con el camarero (a lo del ex de Chicote no he llegado, no daba abasto hoy más con lo mío).
Y las chicas y las maletas, ufff, no sé. Vale, homenaje, divertido, muy para sus públicos cautivos como los polvos en el sillón. Pero no da más que para una sonrisa.
No creo que estemos ante ninguna novedad de cajas chinas ni pajas mentales que vendan en la promoción. A mí me ha sonado todo a sonata de otoño, melancolía por la belleza perdida, las historias perdidas, el pelo perdido, la vista perdida, y, lo que más me llega, la quemazón de las obras inacabadas. Las historias hay que acabarlas, aunque sea a ciegas. No empezarlas mal, y ciegos.
Lo de Poveda no es un broche de oro.
Un final así justifica una película. Y hasta una vida.
Siento no haber podido estar a tu vera para poder decirte que, aunque sea el estreno que más te ha gustado desde hace tiempo, dentro de tres o cuatro días aún te gustará más.
Yo, como Pedro, quisiera pasearme por Madrid y mirarlo todo, aunque me agobie.
Un abrazo partido, o una pierna, qué más da.
Bzs
Niño, lo más fuerte de Pedro no es que saque a su ex más reciente, sino que también saque a su ex más antiguo (que era el Averías de Mujeres y el teclista de Átame). Pues bien, sale en Hable con ella (es el que dice "esto de la jodienda no tiene enmienda") y también en los Abrazos: es el del bar, el que le lee el número de teléfono a Mateo/Harry Caine... Qué mala es la vejez...
También sale en Todo... y en La Mala... Creo que Paqui dijo que es el cuñado de Pedro...
No, en la Mala... sólo le da las gracias. En Mujeres..., La ley... y Tacones... aparece como ayudante de decoración. Cuidao...
Pero es el averías, ¿no? Vamos, el ex de Pedro... qué gordo se ha puesto...
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