sábado, 26 de diciembre de 2009

Incendios

Es lo malo de la felicidad, que cuando te empiezas a preguntar por sus límites, se acaba. Soñar con poppers y baked beans no es nada bueno. Como decía Maggie, la gata: “es como cerrar la puerta ante un incendio con la esperanza de olvidar que la casa está ardiendo”.

El día menos oportuno, se rompe una copa de vino en la cocina y te das cuenta de que se te ha roto todo. Recoges con la escoba los restos de tu hombría y te acuerdas de nuevo de la lucha de Jacob con el ángel. No es una lucha justa. No puedes no perder.

Maggie tenía razón: no se extingue un incendio con dejar de mirarlo.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Jacob luchando con el ángel

"I'm not safe here. Weird stuff happens" (Harper)

Últimamente me he acordado mucho de Maggie (La gata sobre el tejado de zinc caliente) y de Harper (Ángeles en América), la esposa mormona drogada de pastillas todo el santo día porque no quiere reconocer que su marido es gay. Esto es lo que él le responde cuando le pide explicaciones:

"I had a book of Bible stories when I was a kid. There was a picture I'd look at twenty times every day: Jacob wrestles with the angel. I don't really remember the story, or why the wrestling --just the picture. Jacob is young and very strong. The angel is...a beautiful man, with golden hair and wings, of course. I still dream about it. Many nights. I'm...It's me. In that struggle. Fierce, and unfair. The angel is not human, and it holds nothing back, so how could anyone human win, what kind of a fight is that? It's not just. Losing means your soul thrown down in the dust, your heart torn out from God's. But you can't not lose" (Joe)

Soy yo, en esa lucha, pero ¿cómo podría ganar al ángel alguien humano? ¿qué lucha es ésta?





martes, 22 de diciembre de 2009

Sr. Freud, ¿estoy curado?

Hoy me he despertado a las 7:30 a.m. de un sueño de lo más extraño. Estábamos en Marte en el futuro, mi hermano, Susan Sontag, Marisa (una amiga de la infancia de Barcelona) y yo, investigando un asesinato que se había producido durante el rodaje de un vídeo de Robbie Williams, donde este aparecía desnudo y pichicorto con el cuerpo bañado en oro. Íbamos al Corte Inglés marciano a hacer una compra e investigar las costumbres locales (sic). Marisa va vestida de flamenca (era la pareja de mi hermano en el cuadro de baile cuando éramos pequeños. Su vestido es muy moderno, como diseñado por Gaultier). Cuando pago, la cuenta sube 100 euros más de lo previsto. Repaso el tíquet y aparecen los dos chuletones de ternera, pero además hay otros artículos que no habíamos cogido, pero que yo sí había deseado cuando los vi el pasillo: un bote de poppers y otro de baked beans (por cierto, cómo ha subido el precio de ambos en Marte). En fin, que la cajera nos explica que en el futuro, en los supermercados, la cesta se llena no sólo con las cosas que coges, sino también con las que deseas.

Y en esas me he despertado, pensando en los límites de la felicidad en la sociedad de consumo, un tema apasionante.

¿Debemos poner límites a nuestro deseo sexual, consumista, gastronómico? ¿Es inmoral no hacerlo? ¿Es inmoral poder hacerlo (la opulencia)? ¿Es inmoral no poder hacerlo (la necesidad)? A un nivel más básico, sin entrar en debates morales: ¿hasta dónde podemos ser felices follando, comprando o comiendo? ¿hasta dónde se puede estirar el chicle de los epicúreos? ¿deberíamos buscar la felicidad en cosas menos materiales? ¿en el amor? Pero, como cantaban los Black Eyed Peas, ¿dónde está el amor? Y no me refiero, como diría Adolfo, sólo al amor romántico, está también el amor por la familia, los amigos…

FELICES FIESTAS A TODOS!!!

viernes, 18 de diciembre de 2009

Comedias románticas

Anoche vi 500 days of Summer (500 días juntos), la comedia romántica con más mala baba que he visto últimamente. Empieza con el típico esquema chico conoce a chica, chica pasa de chico… pero es que se queda ahí, ella pasa realmente de él. No doy crédito, menuda bofetada al espectador. En la escena final en el parque, cuando ella le dice que tenía razón, que el amor existe, que te das cuenta cuando llega (refiriéndose al tío por el que le ha dejado), te dan ganas de estrangularla. Y ese segundo final en el que él reconoce que el amor no existe, que vamos saltando de una relación en otra…

Terminé tan indignado que me puse Encadenados, mi comedia romántica favorita. Chica conoce a chico, chico pasa de chica… pero al final acaba salvándola de morir envenenada en manos de los nazis. Eso sí es una gran historia de amor. Mi escena favorita es cuando se reúnen en el parque y ella finge que tiene resaca. En realidad está enferma por el veneno, pero él piensa que ella es lo peor y que en el fondo no le merece y sugiere lo de la resaca. Entonces, ella saca fuerzas de flaqueza, se agarra a su orgullo y le da lo que él quiere. Lo que me puede gustar Ingrid en esa escena. Pero bueno, como últimamente estoy un poco ñoño voy a incluir la favorita de Jose Ignacio, que tampoco es moco de pavo. Un beso conversado de dos minutos y medio donde se dicen perlas como:

- Nuestro amor es bastante extraño.
- ¿Por qué?
- Porque a lo mejor tú no me quieres.


- Cuando deje de quererte ya te avisaré.
- ¿Pero me quieres?
- Los actos importan más que las palabras.

Y todo esto con un pollo en la nevera, la promesa de un vino, comer con los dedos y quedarse en casa en lugar de salir a la calle. Sí, ya sé que esto no me hace ningún bien, pero qué puedo decir: me encantan los viernes…

jueves, 17 de diciembre de 2009

Cómo llorar por sevillanas

Sigo leyendo el libro de Didi-Huberman, que incluye un pasaje de "Les Coplas, poésie populaire andalouse" (1929) de Auguste Bréal:



"A final de la primavera de 1906 asistí en Sevilla a una salida de tropas destinadas a Marruecos. El embarque se efectuaba en el Guadalquivir. Eran las once de la mañana. Las tropas acababan de montar a bordo; en el muelle y las orillas del río una multitud se despedía de los que partían. Madres, hermanos, novias lloraban; los jóvenes soldados trataban de mantener el tipo; los hombres ocultaban su emoción. Acababan de quitar las pasarelas que unían el barco a tierra. Se había oído la señal de salida cuando descubrieron que la marea aún no estaba bastante alta en el río y había que esperar un poco antes de ponerse en camino... Entonces, en ese momento suspendido entre haberse dicho adiós y no zarpar todavía, al coronel se le ocurrió dar la orden a los músicos del regimiento de tocar sevillanas. Todo el mundo se puso a bailar: las tropas a bordo, los parientes y amigos en la orilla. Cerca de mí una muchacha giraba sonriendo, con los ojos aún bañados en lágrimas. Este inolvidable espectáculo duró lo que duran varias sevillanas. El río había crecido. El barco se puso en marcha. Se agitaron los pañuelos y se volvió a llorar".


martes, 15 de diciembre de 2009

Israel Galván

Ahora que ha terminado el Festival de Otoño, uno de los espectáculos que más ha recibido el favor del público y la crítica ha sido "El final de este estado de cosas, redux" de la compañía de Israel Galván. Fui con el tete, que disfrutó mucho más que yo, que no puedo cuando Israel se pone Picó, como el turrón. Pero hay que reconocerle el mérito. Es lo que han hecho en Francia, donde lo adoran... y para muestra el libro que ha escrito el filósofo Georges Didi-Huberman llamado "El bailaor de soledades", donde funde el arte del bailarín con la lectura de San Juan de la Cruz y José Bergamín, el toreo de Anotnio Ordóñez o Pepe Luis Vázquez o la filosofía de Nietzsche, Bataille o Deleuze. La descripción que da del cuerpo de Israel es tremenda:

"Elemento inhabitual: su cuerpo no está “cuidado” como el del bailaor profesional o el torero deseoso de mostrar que lo es, ambos inmediatamente reconocibles. No es un cuerpo preocupado de sí mismo, por lo menos a primera vista. No pretende corregir sus defectos. Acepta su singularidad. Así que observamos sus hombros disimétricos, el culo más bien gordo, el vientre prominente, complexión fornida, pantorrillas potentes, la cabeza propensa a buscar adelante, el extraño perfil de la nariz. Toda la imaginería andaluza de la elegancia se va al traste (…)

Este cuerpo es, de hecho, más modesto e inteligente que los otros: jamás anuncia que llegará a sublime. El reto, la elegancia están en el acto y no en el parecer, lo cual tal vez es nuevo en Sevilla. Cuando este cuerpo de fauno inocente, que roza algunas veces una especie de estado borderline – y no me hace pensar en nadie, excepto en Nijinsky-, adelanta ambas manos, el aire queda literalmente esculpido."

En fin, que todo esto viene a cuento de que llevo tiempo queriendo colgar unos vídeos de una performance que hizo Israel en Barna hace años, cuando estuvo experimentando la danza contemporánea con su amiga Sol Picó, como el turrón. Se titula La casa y está incluido en la exposición "La ciudad vacía" dedicada a Badia del Vallès. Es una danza que mide el espacio de un piso de protección oficial alquilado a unos rumanos, marcando con un baile cada una de las habitaciones. La camiseta del Barça es lo mejor.









jueves, 10 de diciembre de 2009

Daniel en el foso de los leones

"Entónces el rey mandó, y trajeron a Daniel, y echáronle en el foso de los leones. Y hablando el rey, dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre". (El libro de Daniel, capítulo 6)

sábado, 5 de diciembre de 2009

MAD(RID) ABOUT YOU

Para mí que como para la Tía Mame la mañana significaba la una de la tarde, las once equivalían a un madrugón y las nueve, a veces, a la medianoche, a mí, repito, ahora, cuando estamos separados, me gusta levantarme a las 7:30 porque esa hora me recuerda a ti. Es la hora en la que te vas al trabajo, cuando estamos juntos por primera vez en el día y hacemos un desayuno rápido, casi inexistente, y nos despedimos en la puerta con un beso y me dices que soy un gandul. Entonces me quedo solo y me acuerdo de aquella canción de Bjork en la que empezaba a tirar la cubertería por la ventana porque cuando oía los cubiertos chocar contra el suelo le invadía una gran sensación de tranquilidad. Traduzco literal:

“Vivimos en la cima de la montaña, con una vista preciosa. Cuando me levanto cada mañana, me dirijo al precipicio y me pongo a tirar cosas, por ejemplo, piezas de desgüace, botellas, cubiertos, lo que encuentre. Se ha vuelto una costumbre, una forma de empezar el día. Me gusta hacerlo antes de que te levantes, porque así me siento feliz y seguro a tu lado.

Hoy me he levantado antes que nadie y, de nuevo al borde del precipicio, tirando cosas, escucho el ruido que hacen mientras caen, sin perderlas de vista hasta que llegan al suelo. Entonces imagino cómo sonaría mi cuerpo al chocar contra esas rocas. Cuando yazca inerte, ¿tendré los ojos abiertos o cerrados? Esto es lo que me gusta pensar antes de que te levantes, porque así me siento feliz y seguro a tu lado.”



(Boig per tu)


lunes, 30 de noviembre de 2009

¿Te han hecho alguna vez un rosarillo?

Un rosarillo: abrazo que te da tu amado/amada por detrás cuando estás mirando por la ventana, liado en los fogones o simplemente fumándote un purito contemplando la sierra, como le ocurre a Grandinetti al final de este vídeo.



Si, como dice Benigno en la película, "el cerebro de la mujer es un misterio... a las mujeres hay que tenerlas en cuenta, hablar con ellas... tener un detalle de vez en cuando... acariciarlas de pronto. Recordar que existen. Que están vivas y que nos importan..."

Yo añadiría que el cerebro del hombre no es ningún misterio, a los hombres no hay que echarnos cuentas, sólo hay que confiar en nosotros, no ponernos en duda, dejar que tengamos algún detalle, hacer que nos sintamos importantes, imprescindibles (aunque no lo seamos) y agarrarnos la bragueta de vez en cuando.

Moraleja: no desprecies nunca un rosarillo (porque no te lo crees, porque es demasiado pronto, porque piensas que sólo tiene hambre). Gracias, Juanfrita, por la lección. Y por las risas...


miércoles, 18 de noviembre de 2009

Principal actors to the stage please

Becky del Páramo, con chaleco rojo y camisa fantasía, bailando con Raffaella Carrá y Anabel Alonso, invocando a los dioses de la lluvia para que manden lluvia a los pueblos de España que la necesitan. El planeta ya se estaba calentando entonces.



Chendo y Marcos, cual Dúo Dinámico posmoderno (Vil dixit), paseando por las calles de Madrid.



Y Antonio el Bolchevique, dándolo todo.

martes, 17 de noviembre de 2009

Boda rápida

Yo soy de boda rápida (y rociera). Si tuviera que pensármelo, no me casaría nunca. Eso sí, si viviera en Las Vegas, me habría casado más veces que mi adorada Liz Taylor. Y es que creo que sólo puedes declararle amor eterno a alguien que no conoces.

Como en el vídeo de Vanessa. En el momento en el que conoces a la otra persona, este vídeo sería impensable. O te pones a llorar como un loco, con la garganta seca de emoción, o eres más falsa que la Contenta, que se le cayeron los zarcillos a pedazos. Yo creo que Vanessa no conoce a su marido. Esa templanza, ese dominio del escenario. Y hace muy bien. A un hombre es mejor no llegar a conocerlo nunca.

Aunque falte el dinero, te quiero. Yo sin oro, ni plata, te espero hasta el atardecer….

Susurraré mil veces al oído, que jamás buscaré nada fuera de ti, que jamás besaré como te beso a ti, creéme…


Palabras mayores.

Como le decía a Adolfo el sábado al teléfono: tú dame una botella de un buen Merlot y un coro rociero, que yo haré que sea Nochevieja.




sábado, 14 de noviembre de 2009

Restaurantes de Barcelona

No voy tanto a Barcelona como me gustaría, pero bueno, aquí va una lista de mis favoritos y otros a los que quiero ir:



Barna siempre por delante:

Monvínic (Diputació, 249): es la sensación del año. Es más vinatería que restaurante. Dicen que tiene una carta de vinos espeluznante, con una buena RCP, que diría yo se puede extender a todos los restaurantes de Barna. Un diseño de se te caen las bragas y una carta de vinos en Tablet PC donde se incluye toda la información del vino, incluida una foto de los bodegueros. No puedorrrrr

Uno para el día y otro para la noche:

- Torre d’alta mar (http://www.torredealtamar.com/). En una torre en la Barceloneta, con unas vistas impresionantes. Donde van Pe y Bardem en Barna (Día).

- El Noti (Roger de Llúria, 35): en la antigua sede del Noticiero Universal, cocina internacional, fashion, fashion (Noche).

Restaurantes de hoteles (no he dormido en ellos, así que de la cama no puedo comentar):

- Moo (Roselló, 265), en el hotel Omm, con una estrella Michelín. Moderno, moderno, de los del Celler de Can Roca

- Galaxó, en el hotel Casa Fuster, donde se alojaba Woody Allen (http://www.hotelcasafuster.com/restaurante.asp). En la planta de abajo está el Café Vienés, donde Woody tocó una noche.

- Hotel Neri (http://www.hotelneri.com/), en una casa del siglo XVIII. Tienen un menú de mediodía de 21€ entre semana y 32€ en fin de semana (con aperitivo y copa de cava incluido). Ho trobo… ideal per a celebrar un aniversari amb els amics.

En plan barnamodernos de toda la vida:

- Comerç 24 y Santa Maria: están uno frente al otro, en el Carrer Comerç, fueron pioneros en Barna del rollo Ferrà Adrià. Recuerdo que una vez me personalizaron un postre para mi cumpleaños en el Santa Maria y unas ancas de rana que probé con mi hermano.

- Espai Sucre (Princesa, 53): sólo a base de postres, aunque se incluye algún salado. No sé si sigue abierto.

- Todos los del grupo Tragaluz (http://www.grupotragaluz.com/restaurantes.php), yo le tengo especial cariño al Lobo (Pintor Fortuny, 3), me encantan los camareros, pero el Cuines Caterina, el Bestial, el Negro-Rojo también están bien.

De cocina catalana casolana:

- Un clásico es el Can Culleretes, al carrer Quintana 5 (www.culleretes.com), és el restaurant més antic de BCN.

- El Senyor Parellada (http://www.senyorparellada.com/) también está bien, al lado de Santa Maria del Mar, en el Born.

- L'Agut (Gignàs 16, también al Gòtic)

Porque en Barna también ha restaurantes clasicones:

- Casa Leopoldo (Sant Rafael, 74): donde iba Vázquez-Montalbán.

- 7 portes (Passeig d’Isabel II, 14): muy Madrid.

Los secretos:

- El Clandestino (el restaurante del Dry Martini, la famosa coctelería del carrer Aribau): se entra diciendo una contraseña.

A los que iba hace muchos años, cuando vivía en Barna:

- Café de la Acadèmia (Carrer Lledó, 1): cocina tradicional, estupendo para menú de mediodía.

- Margarita Blue (Josep Anselm Clavé, 6): se habrá quedado antiguo, pero tenía un punto 90s Almodóvar muy gracioso.

Y para terminar, el desembarco de Barcelona en Madrid (restaurantes catalanes que han abierto en la capital):

- Flash Flash Tortillería: un poco soso, que es lo que peor se puede decir de un restaurante. Las famosas fotos de Leopoldo Pomés no dan de comer.

- Ramón Freixa (en el hotel Selenza, en Claudio Coello): restaurante de lujo, maestro de las texturas, paradigma del eclecticismo, afiligranado. Carísimo.

- Bar Tomate (Fernando el Santo, 26): en pleno Chamberí ha hecho su desembarco en Madrid el Grupo Tragaluz. Tengo ganas de ir.


lunes, 9 de noviembre de 2009

Restaurantes de Madrid

No salgo a cenar fuera tanto como me gustaría, pero bueno, aquí va una lista de mis favoritos y otros a los que quiero ir.



Por la zona del Barrio de Salamanca:

- El Paraguas (http://www.elparaguas.com/): es un asturiano que hace esquina, muy pijín, decoración clásica, no sé si tienen menú, los 60€ no te los quita nadie, supongo que tendrán carta en internet. El teléfono es 914315840.

- Loft 39 (http://www.restauranteloft39.com/): donde estaba mi hermano, el diseño es más moderno (decorado por Pascua Ortega), mismo precio que el anterior, teléfono: 914324386.

- Pan de lujo (http://www.pandelujo.es/): otro de la zona, antiguamente había que esperar meses para conseguir mesa, supongo que ya no. Es más Barna, de diseño.

Si te sientes exótico y no le tienes miedo al picante:

- Sudestada (http://www.elmundo.es/metropoli/2005/12/30/restaurantes/1135897225.html): más económico que los anteriores, cocina de fusión, llevo tiempo queriendo ir, pero todavía no lo he probado. Los tres anteriores sí.

- Diverxo (http://diverxo.com/): este se supone que fue el mejor restaurante de Madrid el año pasado según las guías gastronómicas. También es cocina de fusión. Tampoco he ido, creo que la reserva es durilla también.

Si lo que quieres es una noche romanticota (por ejemplo, después de ver juntos el fin del mundo este viernes en “2012”):

- Caripén (http://www.elmundo.es/metropoli/restaurantes/fichas/fa/250_ficha.html): el antiguo restaurante de Lola Flores en los setenta. Han mantenido la decoración original, aunque ahora es un bistrot francés. Lo mejor es que tienen dos turnos y sirven comida hasta la 1:30 de la noche. No es muy caro. Lo mejor, el tartar.

- El Viejo León (www.elviejoleon.es): este es otro restaurante francés con sólo 6 mesas donde suelen ir las parejas a celebrar su aniversario. Es un poco pasteloso a la par que ideal para darle una sorpresa a tu marido y cantarle la canción Quiéreme de Nuria Fergó y Manu Tenorio.

- Bokado (en el Museo del Traje): funciona todo el año, aunque lo recomiendo sólo en verano. Tienen la mejor terraza de Madrid, con los jardines del museo alrededor, una fuente preciosa, y si no recuerdo mal tenían un piano también para amenizar la velada. Hay que ir con modelazo, que para eso está en el museo.

En plan muy Madrid:

- Nodo (http://www.restaurantenodo.es/): creo que fue el primer restaurante al que fui desde que vivo aquí y me impresionó mucho. Es muy muy ruidoso, pero son profesionales, eso sí, es tan grande que no te sientes nada exclusivo. Y el público es muuuy fuerte.

- La taverna siciliana (http://latavernasiciliana.com/): este es primo hermano del anterior. Aquí fui con la Vil, Eva y Carlos a celebrar el Oscar de Penélope (ella tuvo en él una de sus primeras citas con Bardem). Yo lo veo ruidoso y profesional, que creo que es lo que más me gusta en un restaurante.

Restaurantes de hoteles (y si puedes, quédate a dormir):

- El Hotel Urban suele tener menús para parejas a 120€. Tiene el Glass Bar en la planta baja para tomar una copa antes de subir. New York, New York... Las habitaciones no son muy grandes, pero tienen su gracia. Es un 5 estrellas superlujo.

- El Hotel Me Madrid tiene un restaurante coqueto, la cocina no mata, pero tampoco es caro, y a mi la decoración me encanta. Es un antiguo hotel de toreros, con algunas cabezas de toros disecadas y un toque muy Chicago en la decoración (o lo que yo pienso que es Chicago). Está enfrente del Teatro Español, cosa que también me encanta.

- El Hotel AC Santo Mauro: en este no he estado, pero le tengo muchas, muchas ganas. Creo que es un antiguo palacio. Clasón, clasón.

Otros:

- Zaranda (http://www.zaranda.es/): la zona no es Salamanca, pero casi que tiene más clase (Eduardo Dato). Creo que tenía una estrella michelín, Tienen menús por 60 y 80. También tienen otro restaurante un poco más barato: el Zorzal (http://www.restaurantezorzal.com/).

- El Ramsés, en la Puerta de Alcalá, con tres espacios diseñados por Stark y tres precios. Una barra muy pretentious-Sevilla, te tiene que gustar el kistch. Empezó muy el-hijo-de-Nati, pero creo que ahora se ha convertido presuntamente en un picadero...

- Astrid y Gastón: el mejor peruano de Madrid.

- Kabuki: el mejor japo de Madrid, en el hotel Wellington. Carillo.

- 19 Sushi Bar: otro japo, recomendado por Sánchez Dragó.

- Sacha: De los de toda la vida. No he ido, pero tengo ganas.

- Viridiana: También tengo muchas ganas de ir. Quizá un pelín caro. Abraham García es muy amigo Almodóvar, que es de los clientes habituales, y creo que en alguna película le ha hecho el cátering.


miércoles, 28 de octubre de 2009

No puedo

(No me guzta verme azí)

1. No puedo con los macroconciertos. Viendo un vídeo de un directo de Franz Ferdindanz en Glastonbury me he dado cuenta de que, desde el punto de vista de los cantantes, los conciertos parecen de lo más ridículo, con esa masa ingente dando botes debajo. Entiendo que con el P2P los artistas tengan que vivir de algo, pero el boom de los conciertos de esta década me parece un poco cansino. Es una pena que el mercado obligue a estas cosas, en vez de potenciar la distribución del vídeo musical con un buen canal de música.

2. No puedo con lo último de la iglesia católica para evitar la deserción de curas gays que no aguantan más el celibato: han decido obligarlos a casarse con mujeres. Ya han empezado a permitir curas casados (de momento sólo los protestantes reconvertidos, pero al tiempo).

3. No puedo con los talleres de teatro, con los sueños frustrados, con la lucha de egos (o los egos revueltos, como dice Juan Cruz), con la división en tres actos, con las lecturas dramáticas, con entrar lo más tarde y salir lo antes posible de una escena, con el teatro catalán, con el proceso creativo, con los clásicos, con el arco del personaje, con las noches de estreno, con mi falta de perspectiva…

4. No puedo con la noche en Madrid. Me aburrooooooo.

5. No puedo con no encontrar cartas en mi buzón. No ha sido el correo electrónico, ni siquiera el móvil lo que ha acabado con las cartas. Es la tarifa plana de teléfono fijo. Antiguamente (qué horror decir eso para referirse a los 25 años de uno), los amigos te llamaba un par de veces por semana y siempre terminaban diciendo: “venga, a ver si me pongo este fin de semana y te escribo”.

6. No puedo con la falta de buenas librerías en Madrid. La única que tiene un pase, la sucursal de La Central del MNCARS, donde no es que tengan un buen surtido, pero por lo menos tienen un catálogo on line donde puedes pedir de todo. Barcelona, siempre por delante…


jueves, 22 de octubre de 2009

Ya está aquí el otoño

Mañana termino el curso de "Estructura dramática" de Fermín Cabal en la AAT. Hacía mucho tiempo que no me lo pasaba tan bien en una clase, desde las de Roberto Mayoral, creo. Cuando alguien es capaz de tenerte cuatro horas seguidas, sin descanso, pendiente de lo que dice, es un buen profesor. Me consolaré leyendo sobre todo lo que se ha hablado. Tengo lecturas hasta primavera...

miércoles, 14 de octubre de 2009

Mayte Martín y la melancolía virtual

La Mayte ha vuelto a sus orígenes, a aquellas canciones que compuso para su primer disco, como “Navega Sola” (que cantó Poveda con el culo al aire en La Teta y la Luna), “S.O.S.” (que hizo copla Falete, gracias a Dios con el culo tapado) o “Zafiro y Luna” (una preciosa balada a ritmo de bulería), en este nuevo disco que acaba de sacar llamado “Al Cantar a Manuel” que, a parte del juego de palabras, de no ser ella tan melindrosa con el flamenco “no intelectual”, el flamenco del duende, el flamenco de postal, podría llamarse Al Cantar a Málaga.

Unas canciones llenas de melancolía, una melancolía virtual, pues ya digo que tiene ella una relación muy de matar-al-padre con el Sur, musicadas a partir de poemas de Manuel Alcántara donde se habla de los montes de Málaga, la mar, el puerto, Gibralfaro, la plaza de la Merced, los baños del Carmen…



Fue un proyecto de encargo de la Bienal de flamenco de Málaga (hoy desaparecida) al que ella, disidente y fugitiva siempre, respondió haciendo una obra de no flamenco (sólo dos canciones, "A Miguel Hernández" y "La paloma de Picasso" tienen un eco de bulerías y alegrías, respectivamente).

Ejemplo de cómo no es necesario echar mano de la alta literatura (esos discos fallidos de Poveda cantando a Alberti, Carmen Linares cantando a Juan Ramón, etc.) para hacer buenas canciones. Con todos mis respetos para la poesía de Alcántara, del que sólo puedo decir que no era yo muy devoto de sus columnas periodísticas.

Termina el disco con unos versos sobre la muerte en mi canción favorita (“No pensar nunca en la muerte”), que no puedo dejar oír esta semana cada vez que se pone el sol en ese mar que tiene Madrid en la Casa de campo.

“No pensar nunca en la muerte,
Y dejar irse las tardes mirando como atardece
Con toda la mar de frente
Y no estar triste por nada mientras el sol se arrepiente
Y morirme de repente el día menos pensado
Ese en el que pienso siempre.”




martes, 13 de octubre de 2009

Pedronélope

Creo que deberían llamarles Pedronélope, como a Brangelina (por cierto, qué poco gloriosos los bastardos de Tarantino que vi anoche, uno de los bluffs más hinchados del año). En esta foto en Nueva York me recuerdan precisamente a la pareja que hacían Jose Luis Gómez y Penélope en Los abrazos...

viernes, 9 de octubre de 2009

Alejandro y Alejandría

Parece ser que hoy no eres nadie si no tienes tu bestia parda, ese crítico que reduce a cenizas todo lo que haces, que se regodea en tus flaquezas, aun siendo consciente de tus virtudes, que quizás no son para tanto, pero para él son todavía menos, sobre todo si van acompañadas de un cierto éxito comercial. Es el caso de Almodóvar, que tiene su bestia parda en Boyero desde hace años, y de repente también de Amenábar, personificada en el crítico Jordi Costa (que por cierto da un curso de crítica de cine por 800€ en la Escuela de escritores, ya mañana).

J.C., como le gusta firmar en El País, ha escrito un cómic para arramblar con la figura de Amenábar llamado “Mis problemas con Amenábar”. Ni que decir tiene que me lancé a las librerías a devorarlo como un león una buena paletilla de gacela.



No era para tanto. Yo esperaba un ejercicio de periodismo-Sálvame-salvaje donde se contaran los más oscuros secretos de Alejandro, su entourage de La Boîte, el número de puertas de diseño de su casa, etc., etc. Creo que lo peor que se cuenta de él es cuando dice que en el Festival de Málaga le pareció hasta guapo. Ni siquiera un mísero detalle de esos retoques en la cara…

En fin, que J.C. hace un ejercicio de crítica "presuntamente" (de nuevo Sálvame) demoledor en el que viene a decir que el cine de Alejandro no es para tanto y que le da coraje que todos le bailen el agua cual flautista de Hamelín. Menuda novedad. Yo mismo me negué a ver más películas de Alejandro después del éxito de Abre los ojos en señal de protesta ante tanta mediocridad (carcomido por la envidia). Y lo he cumplido. Pero vamos, atacar a Alejandro porque se hizo una foto con Ana Botella y criticó la estructura dramática de Vértigo de Hitchcock (a mí ese doble tercer acto tampoco es que me vuelva loco…) no me parece elegante.

Mañana se estrena Alejandría, la nueva película de Alejandro, y le deseo lo mejor. Yo no voy a verla, por lo mismo que no vi Los Otros ni Mar adentro, porque soy un hombre de palabra, pero desde aquí rompo una lanza en favor de Alejandro. Hay gente que nace con una flor en el culo y se lo merece.


sábado, 3 de octubre de 2009

Máscaras

Ayer fui con Marcos y Chendo a ver Màscares, un documental sobre el oficio de actor, protagonizado por Josep Maria Pou (que me encantó en La Cabra de Albee). Pero no es sólo el oficio actoral, refleja además la construcción de una obra de teatro, desde que la concibe el autor hasta su opening night, pasando por las lecturas dramáticas, la introducción de luces, vestuario, etc.



Me encanta Pou, no sólo porque sea de Mollet. Recuerdo que me lo encontré hace un par de años desayunando en Málaga, en la plaza de la Merced, y me impresionó mucho. Me encanta su casa llena de libros, dvd y cd; su sillón de lectura; que inaugurara el Teatre Goya con Els nois de història, de Alan Bennet (autor que también me encanta, recomiendo la novelita Una lectora poco común); que interpretara Roy Cohn en la versión de Àngels a América de otro Josep Maria (el Flotats), obra que inauguró otro teatro, el TNC.

En fin, que está en el Pequeño Cine Estudio, antiguo cine porno donde ahora trabaja Nacho de Granada, aunque anoche no estaba. Hace siglos que no le veo.

jueves, 1 de octubre de 2009

La rentrée

Desde que empecé el taller de Estructura dramática no tengo tiempo ni de limpiarme el culo. Con las lecturas y las películas que tengo pendientes no voy a salir del sofá en meses (acabaré como Capote, en esta gran foto de Slim Aarons), pero bueno, el finde pasado saqué unas horas para abrir la temporada teatral.



Películas de las últimas semanas (puede que me repita, porque ya he perdido el hilo):

Auntie Mame (1958), basada en la divertidísima novela Mi tía y yo de Patrick Dennis; Remembering the night (1940), otra de Leisen con Barbara Stanwyck haciendo de mujer mala que se redime, con esa voz de tela vaquera, y ya he perdido la cuenta...; Trick (1999), sobre un escritor de musicales en Nueva York que se lía con un gogo, simpática; La vida íntima de Julia Norris (1946), un dramón de Leisen con una Olivia de Havilland en estado de gracia; Hacemos una porno (2009), lo siento, todavía hay un grunge dentro de mí; Seis grados de separación (1993), para reírse del upperside, aunque tiene un final muy triste y sospecho que dramáticamente flojo; Casado y con dos suegras (1951), un divertimento de Leisen al servicio de la gran Thelma Ritter; The September Issue (2009), la patochada que han hecho para rebatir El Diablo se Viste de Prada…

Teatro del fin de semana:

Groucho me enseñó su camiseta, un homenaje cabaretero a las canciones que escribió Montalbán en los setenta para los musicales Guillermotta en el país de las Guillerminas o Flor de nit, un poco setentas trasnochado, pero a Manolo se lo perdonas todo. El responsable de dramaturgia (Damià Barbany) no es que se quebrara la cabeza, y en interpretación faltó un poco de punto canalla, pero Annabel y yo lloramos con la canción Barcelones y Chendo sacó una idea para un musical, así que todos contentos.

¿De cuándo acá nos vino?, de Lope de Vega, una comedia divertidísima para la que nos consiguió entradas Becky, que ha vuelto con ganas de calentar butacas, aunque ese día no pudo. Qué decir de este vodevil ambientado en un Madrid de entreguerras al que llegan los soldados de los tercios de Flandes a pecho descubierto dispuestos a mentir lo que haga falta para encontrar calor y favores en las mujeres de la corte. Pues que viva ese señor, aunque no sepamos de dónde nos vino. Una puesta en escena muy sexy…

martes, 22 de septiembre de 2009

Cibeles

El viernes subimos a Ifema Pepa y yo a ver el desfile de su sobrino, Carlos Doblas, que presentaba una colección maravillosa.

La primavera son flores, la noche es negra y plata.




martes, 15 de septiembre de 2009

I’d love to speak Prada

Doble sorpresa en el AVE: 1) puedes ver las películas en inglés, 2) echan Confesiones de una compradora compulsiva (Confessions of a shopaholic, de PJ Hogan, 2009).



Supongo que fue la falta de expectativas, el buen hacer de Hogan (Las bodas de Muriel, La boda de mi mejor amigo…), el vestuario de Patricia Field (Sexo en Nueva York), el sexappeal de Hugh Dancy (Conociendo a Jean Austen), el descubrimiento de Isla Fisher (ese pedazo de Nicole Kidman en joven), el buen hacer de los secundarios (Joan Cusack y should-be-Dame Kristin Scott Thomas) o esos exteriores maravillosos de N.Y.: la torre Hearst de Foster, la terraza del Rockefeller con vistas a la catedral de San Patricio y Sacks, los escaparates de Yves Saint Laurent o Rykiel, Barneys, la iglesia de St. James, San Antonio de Papua… pero me temo que no.

Me temo que fue esa identificación con el argumento de una película que a veces te lleva al paroxismo de la autoficción: una joven que vive en el Lo-Li-Ta, quiere trabajar en una revista y tiene todas las tarjetas al rojo vivo porque no soporta pasar delante de una tienda sin llevarse nada… hellooou!!! No me pasaba eso de identificarme tanto con una película actual (no clásica) desde El bar Coyote. Ya lo sé: helloooou!!! Lo siento, como cantaba la gran Eartha: this is my life, what can I do…

Calificada por “The Village Voice” como “un gesto escandaloso y obsceno mientras la economía continúa tragándose medios de subsistencia, horarios y esperanzas”, con frases antológicas como “You do speak Prada”, con escenas de alto cine como la de los maniquíes (mejor integrados en la trama que en Todos dicen I love you de Woody Allen), me atrevería a compararla con las primeras comedias de Mitchell Leiden, pero creo que confesar que me llamo **** y soy un shopaholic, que me gasté la mitad de mi primer sueldo en unas botas de Prada y que siempre cuento más lo que me ahorro que lo que gasto cuando voy de rebajas lo explican todo.


martes, 8 de septiembre de 2009

jueves, 3 de septiembre de 2009

Los chicos de la banda (The boys in the band) de William Friedkin, 1970

Película de terror homosexual, del terror de ser homosexual en los setenta. Friedkin es todo un personaje. Recuerdo ver sus entrevistas en los extras de Cruising (1980), la otra película (también de terror, del terror de ser leather) que dirigió sobre el ambiente, y no dar crédito de su gay panic (pánico de algunos heteros a ser gay), que él travestía dirigiendo ficciones sobre el pánico de algunos gays a ser gays. Suena un poco enrevesado, pero si aclaro que en medio de estas dos joyas hizo El exorcista (1973), todo se entiende mucho mejor (empezando por la frase “¿Has visto lo que ha hecho la guarra de tu hija?).



The boys… empieza superalegre (supergay) con una fiesta en la que se reúnen un grupo de amigos para celebrar el cumpleaños de uno de ellos, gogó incluido, en ese Nueva York de los 70 que tanto reinvidica ahora Tom Ford en su estética. Sin embargo, conforme avanza la noche empiezan a echarse trapos sucios a la cara, a destapar sus miserias y todo acaba como el rosario de la Aurora. Para muestra un botón: Show me a happy homosexual and I'll show you a gay corpse (Homosexual alegre=gay muerto). Menos mal que era un encargo. Cruising ya la escribió él. La obra de teatro en la que se basa tiene buenas réplicas y el casting de la peli es idéntico al que la hizo famosa en el Off-Brodway, pero sinceramente creo que si se la hubieran dado a otro director, habría quedado más Tenesse y menos William. Buenísimo el cartel de “Hoy es el cumpleaños de Harold”, “Este es su regalo”. Y lo de “No es un musical”

domingo, 30 de agosto de 2009

Si no amaneciera (Hold Back the Dawn) de Mitchell Leisen, 1941

El otro día comenté que vi otra película de Leisen, Arise, My Love (1), MARAVILLOSA, con guión de Billy Wilder/Charles Brackett, igual que ésta, que fue, de hecho, su última colaboración. Ambos se enfadaron porque Leisen quitó una escena de Charles Boyer hablando con una cucaracha en su cuarto (el actor se lo pidió porque le parecía idiota) y decidieron producir y dirigir sus propias películas a partir de entonces.



Wilder, toda la mala baba que quieras, pero hay que reconocer que sabía escribir un guión. Esta película tiene escenas deliciosas. En especial la luna de miel en México. Pero empecemos por el principio. Boyer interpreta a un bailarín/gigoló rumano (Iscovescu) que cansado de la Costa Azul decide ir a USA a probar suerte, pero se queda en la frontera de México esperando sus papeles en el Hotel Esperana. Olivia de Havilland es una maestra de escuela que ha cruzado la frontera para llevar a sus alumnos de excursión, cuando se le estropea el coche. Y Paulette Goddard es una vieja amiga (también bailarina) de Iscovescu y la que le da la idea de casarse con una americana para obtener antes el permiso. Bueno, pues Olivia traga como una tonta y Boyer se la camela en dos horas con la frase que da título a la peli (“no podemos cambiar nuestro destino, como no podemos parar el amanecer”) y se casan. Aquí entra en el género de películas de no-te-fíes-ni-un-pelo-de-tu-hombre (donde entrarían Corrientes Ocultas, Luz que agoniza, Sospecha, El secreto tras la puerta, Crimen perfecto, Atrapados, El castillo de Dragonwyck, Las dos señoras Carroll, Calle Mayor…), claro que ella no se huele nada. Ella no es profesora, como otras… En el viaje de novios (en realidad, él la saca a rastras del pueblo para que el inspector de aduana no sospeche), se pierden con la lluvia y acaban en un pueblo donde hay una romería de novios que van a que les bendiga el cura, y ella le dice “No querías decirme nada para darme la sorpresa”. O cuando van en el coche y ella dice, “¿No oyes hablar a las cosas a veces? El parabrisas dice juntos, juntos, juntos…”. Luego hay escenas que recordaba perfectamente de la primera vez que la vi hace quince años, como la de la mujer embarazada que cruza la frontera con el niño entre las piernas prácticamente para que nazca en suelo americano.

Moraleja: maestras de escuela, cuidado con los bailarines rumanos.

Curiosidades:

- Leisen sale haciendo de sí mismo en medio de un rodaje (el rodaje real de Vuelo de águilas, que hizo el mismo año), como el director de cine al que Boyer le vende la historia.

- Olivia estuvo nominada ese año al Oscar por esta película, pero se lo llevó su hermana, Joan Fontaine, curiosamente por Sospecha, y Olivia se negó a felicitarla (cuidaoooo con Melania).

- Paulette Goddard dos años antes era la favorita para interpretar a Escarlata, pero como mientras buscaba su certificado de matrimonio con Charles Chaplin, apareció Vivien Leigh y le robó el papel.



(1)Arise, My Love (1940) empieza en una cárcel de Burgos al final de la guerra civil y termina en la ocupación de París y está llena de emoción, amor y patriotismo. Película a medida de Claudette Colbert, que interpreta a una intrépida reportera con un olfato especial para las noticas (siempre dijo que era su película favorita), y con Ray Milland (yo creo que le ponía a Leisen, trabajó para él cuatro veces, que yo recuerde) haciendo de piloto. Me encanta el nombre de guerra de ella: Gusto Nash. Creo que de ahora en adelante va a ser mi nombre de drag.


viernes, 28 de agosto de 2009

Pitingueando

Hoy he visto la actuación de Pitingo en el festival de jazz de San Sebastián y la verdad es que ha mejorado mucho desde que lo vi hace un par de años en Málaga (atención al engarce con la bulería en la mitad de la canción):



También se ha apuntado al carro de la copla, pero bueno, por lo menos la lleva a su terreno:

miércoles, 26 de agosto de 2009

El recopilatorio infinito de Nick y Nora

Hete aquí una de esas películas que deberían marcar una generación: “Nick and Nora Infinite Playlist”. Claro que supongo que eso habrá sido fuera, mientras aquí dejábamos que nos marcaran los ojos de Mario Casas en “Mentiras y gordas” como a una res.



“Nick y Nora: una noche de música y amor” como la llamaron cuando se estrenó el pasado febrero, va de eso, de una noche de música y amor, pero claro “Lo que el viento se llevó” no se llama “De lo que capaz de hacer una hija de puta sureña en medio de una guerra”. No me extraña que con ese título haya pasado sin pena ni gloria por nuestras carteleras. Aunque puede haber más motivos.

“Nick y Nora…” presenta unos personajes nada improbables que, al ritmo de una banda sonora de lo más suculenta (Vampire Weekend, We Are Scientists, Band of Horses, Bishop Allen, Devendra Banhart…), se embarcan en una noche pseudo-loca por las calles de un Nueva York donde los conciertos se anuncian de forma secreta en las paredes de los lavabos de los locales. Digamos que es una mezcla de “Jo, qué noche”, “Alta fidelidad” y “Monstruoso” si no apareciera nunca el monstruo.

En “Nick y Nora…”, a diferencia de “Mentiras y gordas” (tan noventas en el fondo), no hay drogas, sólo alcohol, el signo de los nuevos tiempos. Pero además se nota que va a ganar Obama. Se nota que Britney ya ha salido mareada en la entrega de los premios MTV. Se nota que el ambiente gay está acabado (esa banda de homocore tan integrada en Brooklyn vs. el antro gay que visitan, que sale tan ridiculizado).

¿Por qué no ha ocurrido entonces como en los 90 con “Reality Bytes”, película con declarada vocación de retrato generacional, que todo el mundo vio o por lo menos conoce? Se me ocurren dos respuestas: 1) Que la globalización tiene un efecto retroactivo y en realidad está acabando con el imperialismo americano: ya no queremos parecernos a ellos, tenemos nuestras propias urbes, nuestra propia noche, nuestros propios retratos… 2) Que no es una cuestión de dentro o fuera, sino de antes y después, es decir, que los retratos sociales ya no se hacen en el cine, sino en los blogs, en los clubs de fans del facebook, en las encuestas por Internet.

En cualquier caso, disfruté mucho de la película. A lo mejor es que también es muy noventas. O a lo mejor es que mi peterpanismo está llegando a cotas preocupantes. En cualquier caso, dejo esta crítica de una página web infumable donde las críticas se traducen al español por "Enfoque a la familia" y la ponen a parir por el despreocupado alcoholismo y porque todas las jóvenes visten trajes ajustados o que muestran mucho escote (http://www.pluggedinonline.com/enfoque/cine/a0004291.cfm).


martes, 25 de agosto de 2009

Confesiones detrás de un monóculo

Ayer me quedé viendo películas hasta muy tarde, así que hoy me he dado el lujazo de levantarme tarde, desayunar en la cama y leer dos periódicos.



Vi La encontré en el parque (Gregory La Cava, 1939), una comedia deliciosa de esas que te levantan el ánimo; No man of her own (Mitchell Leiden, 1950), con Barbara Stanwyck haciendo de mujer con pasado turbio que de repente es superbuena, con esa voz como de tela vaquera que tiene; Página en blanco (Stanley Donen, 1960), con Cary Grant y Deborah Kerr, una película sobre qué hay que hacer cuando te ponen los cuernos que no me hizo mucha gracia; Tarzán en Nueva York (Richard Torpe, 1942), tengo algo freudiano con las películas de Tarzán; On a clear day you can see forever (Vincente Minnelli, 1970), un despropósito de película con una Barbra Streisand muy poco simpática y un Ives Montand todavía peor; Jessica (Jean Negulesco, 1962), sobre un pueblo de Sicilia donde las mujeres hacen huelga de castidad para echar a Angie Dickinson que vuelve locos a sus hombres, curiosa; Road House (Jean Negulesco, 1948), cine negro pasadillo de moda; y That uncertain feeling (Ernst Lubitsch, 1941), un clásico.


jueves, 20 de agosto de 2009

Ay, qué calor...

Tres amigas de verbena por la Latina siempre me recuerda a la canción del principio de "El balcón de la luna". Me encanta cuando Lola dice (minuto 7,40): "pa nosotras las andaluzas una amiga es sagrá". Más falsa que los zarzillos de la Contenta, que se cayeron las orejas a pedazos. El finde pasado fue la verbena de la Paloma, aunque Juanfrita se subió con él la Feria de Málaga, así que el conjunto resultó una mezcla de chulapas y copla muy como la de la película (Adolfo puso el punto Algueró).



Este año las fiestas han sido la confirmación de un fenómeno que lleva un par de años gestándose y al que ya le han puesto nombre: Chuecatina, referido a la cada vez mayor afluencia de gays los domingos a los alrededores de la calle Calatrava. Lo que empezó principalmente en el Atril, se ha ido extendiendo a los bares colindantes, como la Sixta y el Typical Spanish, y a otros de nueva apertura como el Maldiva. Así que los alrededores de San Francisco el Grande, esas calles que tanto recuerdan al Realejo de Granada, se convierten los domingos en un nuevo quartier gay. Eso sí, sólo los domingos.


martes, 18 de agosto de 2009

El pueblo era un western

Le encargué a Eva que me trajera de Buenos Aires las cartas a la familia que escribió Manuel Puig y que ahora recién se publicaron. Thanks again, daaaarling.



Me acabo de terminar el segundo volumen. Las de Nueva York (1963-1967) son las más entretenidas, con tanta vida cultural como había in the city. No son tan desatadas como las que escribía a sus amigos (ya comenté aquí alguna carta de su correspondencia con Cabrera Infante), parecen más bien conversaciones telefónicas, no son nada literarias ni se habla de sentimientos, sólo quizás para quejarse de su trabajo en Air France o de los avatares de la publicación de sus libros (el episodio del premio Seix Barral que le “robó” Marsé con Últimas tardes con Teresa es divertidísimo). El resto son comentarios sobre los trapitos que se pasa todo el día buscando para su madre y hermana en Macy’s y, lo más importante, comentarios de las películas o las obras de teatro que ve:

“También vi la que es el gran éxito del momento: “Baby Jane”, con Bette y Joan, un asco, copia de “Psicosis”, de un mal gusto increíble, ellas están desatadas, sobre todo la Bette, una bestia.”

“The birds” de Hitchcock, no me gustó, qué lástima porque Hitchcock iba en un crescendo buenísimo, las últimas tres eran de lo mejor que había hecho.”

“Y a la noche vi el monumento al bodrio, “8 y ½” de Fellini, algo que no tiene nombre, tan estúpida, pesada, intelectualoide, boluda, pretenciosa, creo que es la peor película que he visto en mi vida (…) Nada peor que un tipo intuitivo se meta a razonar. (…) La crítica como siempre ante algo pseudo intelectual se deshace en alabanzas, qué esnobismo reina en el mundo.”

(Sobre Strange Interlude, de O’Neill) “Algo desagradable: la Page en los primeros actos sale maquillada idéntica a Marilyn, y le imita algunos amaneramientos, etc., como idenificandno el personaje con la misma Marilyn. Me pareció un ultraje (…) Además el Lincoln Center va a debutar con una obra nueva de Arthur Miller, la primera que escribe en 8 años. Todo me huele feo. Pobre Marilyn” (Hacía poco que había muerto)

“Asco: “Irma la Douce”, pese a Shirley MacLaine, que está muy simpática.”

“Vi Lawrence de Arabia. La primera parte de Lawrence es una maravilla, pero la segunda una catástrofe, parecen hechas por dos personas diferentes.”

“Anoche vi “Les parapluies de Cheburg”, me gustó mucho, tan cándida, pero muy triste, hacía ochocientos años que no lloraba en el cine.”

“Se estrenó versión musical de aquella de K. Hepburn en Venecia, pese a que tiene música de Rogers (medio reblandecido) y letra del de “West Side Story”, no funciona muy bien.”

“Me reconcilié con la vaca sagrada (se refiere a la Loren). Vi “Matrimonio all’italiana”, está muy bien, se ve que lo sintió, parece que se le pasó el complejo Magnani.”

“Vi “Le Mépris” de Godard, con BB, una maravilla, algo nunca visto, qué progresos ha hecho Godard, es lo mejor que he visto en años”.

“En TV vimos “Un rostro de mujer”, aquella de Joan Crawford con la cara desfigurada, un disparate, pero siquiera entretenida, y ella qué caso, no se sabe si es linda o fea, si trabaja bien o mal, pero no podés sacarle los ojos de encima.”

“Sin muchas ganas fui a ver “Fatalidad”, en inglés “Dishonored” con Marlene de espía en la guerra del 14 (…). Algo sublime, aparentemente una comedia de aventuras pero tan hermosamente contada y con un fondo escondido tan amargo y lúcido que me arrebató.”

“Vi por TV “Niebla en el pasado” Garson-Colman, ella era poesía pura.”

“Vi la de Hitchcok “Torn Curtain”, con Paul Newman y la insoportable fachalonga Julie Andrews, que no puedo mirar, es una cara imposible para el cine. La vista es el asco supremo, me parece que Hitchcock está senil. También caí en la última de Godard “Masculin, fémenin”, que es imposible, se le fue la mano con la forma.”

En sus últimos años en Río, cuando ya era un escritor de reconocido prestigio, se la pasaba coleccionando cintas de vídeo beta y vhs. Hubiera flipado con las descargas de Internet.

Por cierto, incluyo también este trozo de una entrevista del famoso programa de Soler Serrano, donde está divino cuando dice que el pueblo era como un western (I couldn't agree more).




jueves, 13 de agosto de 2009

Del nabo a la mantequilla: películas de mi adolescencia

Esta semana que ha muerto John Hughes y que de repente todas las modernas recuerdan El club de los cinco, La chica de rosa o Todo en un día como su película favorita de siempre (pronúnciese a la Carmen Lomana), quiero aprovechar para hablar de otras películas quizás no tan falsamente recuperables que marcaron mi adolescencia.

Entre ellas, algunas de John Hughes, como La loca aventura del matrimonio (She's Having a baby, 1988), recuerdo que fui al estreno y no me gustó nada, era mucho más seria de a lo que nos tenía acostumbrados; o Una maravilla con clase (Some kind of wonderful, 1987), a la que se cita en “He’s not tha into you” (que en España se estrena el 4 de septiembre con el horrible título de ¿Qué les pasa a los hombres?).

Otras icónicas como La que hemos armado (For keeps, 1988), donde se dice la famosa frase I'm pregnant. Can you pass the turnips? (Estoy embarazada, ¿me pasas el nabo?), que aquí se tradujo y pasó al imaginario popular como Estoy embarazada, ¿me pasas la mantequilla?, y sonaba el “Be my baby” de las Ronettes; o About last night… (¿Qué pasó anoche?, 1986), que forjó mi educación sentimental (Ouch…).

O en plan más infantil Adventures in babysitting (Aventuras en la gran ciudad, 1987), recuerdo perfectamente el cartel, con todos escalando un rascacielos; y otra de la que no recuerdo el título de de un chico que jugaba a un videojuego sin saber que era en realidad una máquina de adiestramiento que habían puesto los extraterrestres y venían a reclutarle para una batalla, El guerrero del espacio o algo así. Por no hablar de War games (Juegos de guerra, 1983).

Algunos han hablado de John Hughes como el padre del Brat Pack (término acuñado para la nueva camada de actores en un artículo de la revista New York de 1985 – hace referencia al Rat Pack de Sinatra y compañía, sólo que en vez de panda de ratas, se les llamó panda de mocosos), aunque no es del todo cierto (lo de que él fuera el padre, porque mocosos sí que eran), pues en el paquete se incluían otros actores de películas como Rebeldes y St. Elmo Punto de Encuentro, también fundamentales. Mi favorito sin duda era C. Thomas Howell.

Confesiones al borde de la piscina

- Ya no salgo nada, estoy ahíta de noche, siempre es lo mismo, prefiero quedarme en casa viendo películas mientras tomo un refrigerio.



- ¿Y qué has visto últimamente?

- Pues vi Le yeux sans visage (1960, de George Franju), la película que Bibiana Fernández cita cuando se pone cultureta, un clásico de la ciencia ficción de la cirugía estética; Tarzan and his mate (1934, de Cedric Gibbons), es curioso que el director sólo hiciera esta película y se convirtiera luego en el máximo decorador de la época dorada de la MGM, con los pocos decorados que salen en la selva, de todas formas es totalmente pre-código Hays... ese baño desnudo de Jane; Random Harvest (1942, de Mervin LeRoy), un clásico para nuestras madres, me la recomendó Stephen Fry; Arise my love (1940, de Mitchel Leisen), simplemente maravillosa; Tea and Sympathy (1956, de Vincente Minnelli), qué gran escena la de los dos compañeros de cuarto cuando uno le enseña al otro a perder la pluma; The picture of Dorian Gray (1945, de Albert Lewin), no sé qué espera Amenábar para hacer una nueva versión con Penélope teñida de rubia haciendo de Sybil Vane, Bardem del hermano y Robert Pattinson de Dorian; The rains of Ranchipur (1955, de Jean Negulesco), ahora entiendo por qué Manuel Puig echó de su casa a Nestor Almendros cuando le dijo que no le gustaba Lana Turner; On the town (1959, de Stanley Donen y Gene Kelly), bastante tonta, la verdad; Death takes a holiday (1934, de Mitchel Leisen), la peli en la que se basa ¿Conoces a Joe Black?; y anoche vi The best of Everything (1959, de Jean Negulesco), el tipo de película donde no te importaría instalarte a vivir.

- Uy, que lata


viernes, 7 de agosto de 2009

El sueño de Brooklyn

“Pero no hay olvido, ni sueño:
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros”

(Nocturno del Brooklyn Bridge, Lorca)

Es lo raro de la red, que empiezas en París o en Milán y acabas en Brooklyn. Ya lo dijo el poeta: “el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas al increíble cocodrilo”. Carne viva en barbacoa. Reggae. Aftersun. La marca del biquini. Me gusta el verano porque las venas se encienden y los cuerpos se engañan.

Cansado del teléfono, cada vez me cuesta más escribir. ¿Por qué ya no hay cartas en el buzón? Echo de menos los días en los que la gente se comunicaba con más de 140 caracteres. Supongo que en eso consiste el sueño de Brooklyn, la promesa del pasado, lo auténtico. Pero me temo que de nuevo en la aurora “no habrá paraísos ni amores deshojados”. Lo único que queda hacer es soñar con sus calles. Mientras, suena de fondo el disco Omega de Enrique Morente.

















jueves, 6 de agosto de 2009

La primavera que viene II

Ayer ya hablé de él, pero creo que se merece un post propio: Mihara Yasuhiro, the secret weapon of Paris Menswear, para mí, el descubrimiento de la temporada. Con una colección inspirada en el Principito, aunque quizá "En ocasiones veo dandys (del más allá)" fuera más adecuado. París bien vale una misa.















2017: tibio y desafecto

Ay, que ya nadie se acuerda de 2017. Aquí va mi resumen: Lo mejor del año  * La frase de "Juego de Tronos": “Maybe it real...