martes, 28 de febrero de 2012

Apresurada primavera

No quiero pecar de reductivo (el adjetivo de moda) hablando de obviedades, pero la llegada del buen tiempo me ha pillado con los calzoncillos largos puestos. Tenía algunos modelitos guardados para cuando llegara la primavera, pero como esto siga así...

















jueves, 23 de febrero de 2012

miércoles, 15 de febrero de 2012

Pedir mesa en Madrid

Experimento en El País: llamaron a cuatro restaurantes, primero como anónimos y luego como estos cuatro personajes. Dejaban la reserva pendiente de una llamada de confirmación. En Lucio montaron la mesa directamente en dos ocasiones, jeje. Para ver la imagen, pica en ella y luego amplía con Ctrl +. O pulsa este enlace:

http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/01/26/madrid/1327616031_618954.html

y pulsa en uno de los caretos de los cuatro.

martes, 14 de febrero de 2012

Los amantes pasajeros

Pedro acaba de anunciar nueva película y supongo que en esta ciudad ya están todas las actrices mordiéndose las uñas. Hasta ahora sólo ha confirmado el título, que a mí me recuerda a uno que tenía yo cuando empecé a escribir (El plan B de los amantes escépticos); que es una comedia coral, aunque hace poco se le escapó que quería dar a Javier Cámara un papel de peso; y que es un proyecto antiguo (salía en la Mala Educación).

¿Incógnitas? Tantas... El último intento de comedia que tiene Pedro es La concejala antropófaga, aquella broma sobre el PP en Madrid (las escenas cómicas de Los abrazos y La piel eran bastante patéticas, sobre todo porque sólo eran frases, no tenían estructura de guión detrás). Es verdad que a Pedro la derecha le anima a reírse (a quién no), pero no sé yo, no sé yo... ¿Otro Volver? Otra película donde la comedia viene sólo de tres frases manchegas, porque las situaciones eran poco graciosas, no sé yo, no sé yo... Yo creo que debería remontarse a Todo sobre mi madre, su último intento de hacer humor urbano. Pero no sé, no sé... Suspense is killing me.



(Felicidades por el Bafta. Inglaterra siempre por delante...)

domingo, 12 de febrero de 2012

La locura de Mario Gas


Follies es un musical que Sondheim escribió (letra y música) cuando estaba empezando a triunfar, concretamente en 1971, entre Company y A Little night music. Se suele describir como un homenaje al mundo de la revista de los años 20-40, aunque no a la manera clásica de Gypsy, otro musical que trata el mismo tema (para el que Sondheim también escribió la letra cuando era un novato en 1958), del que hace tiempo vi la película, con Natalie Wood y Rosalind Russell.

Hablo de revista como paraguas con el que mejor traducir los distintos espectáculos de variedades que pulularon por la escena americana hará ya 100 años (vaudevil, burlesque, music-hall, showgirls: todas estas palabras tienen ya hoy otro significado). Es lo que aquí en España se ha dado en llamar el género ligero o teatro frívolo, que incluiría cuplés, tonadillas, hasta llegar a la revista.

Para mí, Follies es mucho mejor que Gypsy, que sí quería ser un retrato realista del mundo de las varietés, mientras que Follies utiliza el showbiz para hacer una dura crónica del paso de los años donde más duele: encima de un escenario y delante de un espejo. Se podría describir como una obra sobre la nostalgia neurótica. Lo notas nada más entrar en El Español, cuando ves los palcos que están más pegados al escenario desconchados, llenos de telarañas, con el tapizado raído. Es como el principio del Fantasma de la Ópera, sólo que aquí el fantasma somos todos, signo de que estamos vivos. Proyectadas en la cortina, con los primeros compases de la obertura, aparecen unas bailarinas del pasado (un cruce de Campanilla y las burbujas de Freixenet) que vienen a recalcarnos el estado fantasmagórico de la obra.

Estamos a principios de los años 70. El teatro Weissman se va a convertir al día siguiente en unos aparcamientos y el Sr. Weissman decide reunir a sus antiguas estrellas para hacer una última fiesta. Entre ellas destacan Phyllis (Vicky Peña) y Sally (Muntsa Rius), que vienen con sus respectivos maridos: Ben (Carlos Hipólito) y Buddy (Pep Molina). Mientras los demás improvisan algunos de los números que les hicieron famosos (que te dejan una sonrisa helada en los labios: el paso de 20 años no es nada, pero 30 o más son inevitablemente la confirmación del fracaso de una vida), nos enteramos de su historia. Ben y Buddy eran estudiantes, compañeros de habitación, cuando empezaron a salir con las chicas. Años más tarde, nos enteramos que Sally sigue enamorada de Ben, Phyllis no es feliz en su matrimonio con Ben, Buddy tiene una amante y Ben no puede querer a nadie. Magnífico, el libreto de James Goldman.

De nuevo vuelven los fantasmas: ya sea como sombras del pasado en algunos de los números musicales; como flashback de los cuatro protagonistas (maravilloso el número de Esperando a las chicas, toda una metáfora de lo que esperamos de la vida cuando somos jóvenes); o la combinación de ambos, momento álgido que se produce en el dueto de Heidi con el fantasma de su juventud (Otro beso), donde la cantante lírica se enfrenta a su voz de juventud.

Mario Gas acierta en la primera parte, donde la obra tiene un carácter sombrío que me atrevería a decir que roza el terror gótico de Sweeney Todd. Entre los números destacan el de Hattie/Asunción Balaguer (Soy Corista), que casi echa el teatro abajo, y el de Carlotta/Massiel (Aquí estoy), que parece una negra del Bronx y salva con honores la canción. No puede decirse lo mismo de su parte como actriz. Asunción sí, está divina como showgirl que ha sobrevivido a cinco maridos. Para mi gusto falla el número de Solange/Mónica López. No entiendo, o no quiero entender, lo que tiene Mario con esta actriz.

El clímax se alcanza en la pelea de los cuatro protagonistas combinando escenas del pasado y del presente. De quitarse el sombrero.

Luego comienza la parte más difícil de la obra, una especie de segundo clímax onírico sólo apto para fans de José Luis Moreno. Es lo que los americanos llaman la extravaganza, que comienza con el número de Loveland (que me pareció con exceso de pluma y demasiados bailarines para un escenario tan pequeño), sigue con un recuerdo de los sueños de los jóvenes protagonistas (yo lo hubiera cortado, no por mal interpretado, sino por estructura dramática) y termina con los cuatro números de la neurosis de cada uno de ellos en el presente. El de Buddy es una imitación/homenaje al Brush up your Shakespeare (de Kiss me, Kate, de Cole Porter). El de Sally es la maravillosa Loosing my mind, que yo creo sinceramente que deberían haber dejado en inglés (la canción es lo suficientemente famosa y pierde muchísimo con la traducción –no como el número de Aquí estoy). En el de Phyllis, Pedro Almodóvar salió corriendo a hacer una llamada al hall (Pedro, Pedro, Pedro). El de Ben empieza un poco apretado, pero tiene un final espectacular y moderno (puro Sondheim) que te devuelve a la realidad del teatro en ruinas.

Se trata de media hora de homenaje a los números musicales del Ziegfield Follies. Como dirían los americanos, the gauidiest routine (muy fuerte que en inglés, gaudy signifique chillón/hortera/petardo/kitsch). Aquí hay que tener madera de musical para salir airoso. Es donde más se ven las carencias de los actores/actores (Hipólito y Peña), lo mal que están los números de baile en España si se comparan con EE.UU., y que no basta con poner plumas (de todo tipo) en el escenario para sacar algo así adelante. La pluma hay que dominarla.

Por suerte, la vuelta a la realidad de la ruina de la vida nos recuerda lo bueno que hemos visto antes y salimos del teatro con buen sabor de boca. Algunos más que otros. Marcos Ordóñez aplaudía como un loco.

Por poner algunos peros: 1) Vicky Peña, que tiene las mejores réplicas de la obra, debería llevar peluca y otro vestido. Tengo un problema con el físico de esta actriz: da muy bien para algunos papeles (me encantó haciendo de traductora en Après moi, le déluge o de vieja loca en Homebody/Kabul), pero en general yo diría que no sabe arreglarse. Canta bien, aunque se nota que no es cantante. Sale airosa de su número de ¿Podría dejarte?, pero es que la letra es espectacular. 2) Muntsa Rius se lleva la obra con diferencia. Canta puro Broadway. Sus peros tienen más que ver con la dirección que con ella. Por lo que he dicho antes del Loosing my mind o por su personaje, que debería parecer más loca y exalcohólica. Su personaje lo está haciendo ahora en Broadway la maravillosa Bernadette Peters (palabras mayores). 3) A Carlos Hipólito parece a veces que le han metido un palo por el culo, aunque esto no es nada nuevo. Tiene mucha técnica, pero también se nota que no es cantante. 4) Pep Molina está muy bien, aunque su personaje no es muy agradecido. 5) El vestuario tampoco era para tirar cohetes.

Por último, agradezco la locura de Mario Gas de traer musicales inteligentes a este país. Eso sí, esta no es una obra para El Español. Por favor, si faltaba el doble de escenario.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Pura sangre

Atención al discurso de Verónica Echegui en su discurso de recogida del Gaudí, I may cry. Y cómo está Alex García. Viva Canarias.

A partir del minuto 40.

http://www.tv3.cat/videos/3939070/Gala-completa-dels-IV-Premis-Gaudi

lunes, 6 de febrero de 2012

A classic Hollywood meet cute

Un meet cute es una situación en la que una pareja romántica se conoce por primera vez de una forma que se considera adorable, divertida o encantadora. El término lo utilizaban mucho los guionistas del Hollywood clásico, Billy Wilder and co.

Por ejemplo, un hombre entra en una tienda de la Riviera francesa a comprar sólo la parte de arriba del pijama y el dependiente no quiere vendérsela. Entonces llega una mujer que dice que ella comprará la parte de abajo. Es una escena antológica de "La octava mujer de Barba Azul", de Lubitsch, con un Gary Cooper y una Claudette Colbert maravillosos. Recomiendo ver la escena completa, a partir del minuto 2. Me encanta cuando ella dice lo de "I like to see something gay in the morning". A mí me pasa igual.

2017: tibio y desafecto

Ay, que ya nadie se acuerda de 2017. Aquí va mi resumen: Lo mejor del año  * La frase de "Juego de Tronos": “Maybe it real...