martes, 22 de septiembre de 2009

Cibeles

El viernes subimos a Ifema Pepa y yo a ver el desfile de su sobrino, Carlos Doblas, que presentaba una colección maravillosa.

La primavera son flores, la noche es negra y plata.




martes, 15 de septiembre de 2009

I’d love to speak Prada

Doble sorpresa en el AVE: 1) puedes ver las películas en inglés, 2) echan Confesiones de una compradora compulsiva (Confessions of a shopaholic, de PJ Hogan, 2009).



Supongo que fue la falta de expectativas, el buen hacer de Hogan (Las bodas de Muriel, La boda de mi mejor amigo…), el vestuario de Patricia Field (Sexo en Nueva York), el sexappeal de Hugh Dancy (Conociendo a Jean Austen), el descubrimiento de Isla Fisher (ese pedazo de Nicole Kidman en joven), el buen hacer de los secundarios (Joan Cusack y should-be-Dame Kristin Scott Thomas) o esos exteriores maravillosos de N.Y.: la torre Hearst de Foster, la terraza del Rockefeller con vistas a la catedral de San Patricio y Sacks, los escaparates de Yves Saint Laurent o Rykiel, Barneys, la iglesia de St. James, San Antonio de Papua… pero me temo que no.

Me temo que fue esa identificación con el argumento de una película que a veces te lleva al paroxismo de la autoficción: una joven que vive en el Lo-Li-Ta, quiere trabajar en una revista y tiene todas las tarjetas al rojo vivo porque no soporta pasar delante de una tienda sin llevarse nada… hellooou!!! No me pasaba eso de identificarme tanto con una película actual (no clásica) desde El bar Coyote. Ya lo sé: helloooou!!! Lo siento, como cantaba la gran Eartha: this is my life, what can I do…

Calificada por “The Village Voice” como “un gesto escandaloso y obsceno mientras la economía continúa tragándose medios de subsistencia, horarios y esperanzas”, con frases antológicas como “You do speak Prada”, con escenas de alto cine como la de los maniquíes (mejor integrados en la trama que en Todos dicen I love you de Woody Allen), me atrevería a compararla con las primeras comedias de Mitchell Leiden, pero creo que confesar que me llamo **** y soy un shopaholic, que me gasté la mitad de mi primer sueldo en unas botas de Prada y que siempre cuento más lo que me ahorro que lo que gasto cuando voy de rebajas lo explican todo.


martes, 8 de septiembre de 2009

jueves, 3 de septiembre de 2009

Los chicos de la banda (The boys in the band) de William Friedkin, 1970

Película de terror homosexual, del terror de ser homosexual en los setenta. Friedkin es todo un personaje. Recuerdo ver sus entrevistas en los extras de Cruising (1980), la otra película (también de terror, del terror de ser leather) que dirigió sobre el ambiente, y no dar crédito de su gay panic (pánico de algunos heteros a ser gay), que él travestía dirigiendo ficciones sobre el pánico de algunos gays a ser gays. Suena un poco enrevesado, pero si aclaro que en medio de estas dos joyas hizo El exorcista (1973), todo se entiende mucho mejor (empezando por la frase “¿Has visto lo que ha hecho la guarra de tu hija?).



The boys… empieza superalegre (supergay) con una fiesta en la que se reúnen un grupo de amigos para celebrar el cumpleaños de uno de ellos, gogó incluido, en ese Nueva York de los 70 que tanto reinvidica ahora Tom Ford en su estética. Sin embargo, conforme avanza la noche empiezan a echarse trapos sucios a la cara, a destapar sus miserias y todo acaba como el rosario de la Aurora. Para muestra un botón: Show me a happy homosexual and I'll show you a gay corpse (Homosexual alegre=gay muerto). Menos mal que era un encargo. Cruising ya la escribió él. La obra de teatro en la que se basa tiene buenas réplicas y el casting de la peli es idéntico al que la hizo famosa en el Off-Brodway, pero sinceramente creo que si se la hubieran dado a otro director, habría quedado más Tenesse y menos William. Buenísimo el cartel de “Hoy es el cumpleaños de Harold”, “Este es su regalo”. Y lo de “No es un musical”

2017: tibio y desafecto

Ay, que ya nadie se acuerda de 2017. Aquí va mi resumen: Lo mejor del año  * La frase de "Juego de Tronos": “Maybe it real...