miércoles, 22 de enero de 2014

Alcaldadas

Madrid siempre ha sido propensa a las alcaldadas. Sólo hay que parar un poco la oreja cuando vas en el metro para darte cuenta. No conozco otra ciudad donde se pontifique con menos criterio y más desparpajo. Y, en tiempos tan líquidos como los que vienen, me temo que va a ir a peor. Madrid 2.0 es un caldo de cultivo perfecto de perogrulladas y falacias para todos los gustos.

Una de las últimas, de Fernando Point (pseudónimo tras el que se esconde Víctor de la Serna y dos becarios), en El Mundo, que a modo de desagravio ha creado un Salón de los Rechazados para incluir a todos los restaurantes que, según él, deberían tener una estrella Michelín y no la tienen. Sólo he estado en tres de ellos (Triciclo, StreetXo y García de Navarra; picad la foto de abajo para ver la lista completa), pero desde aquí lo digo: venga hasta luego. Se come bien en ellos, pero no espectacular.

Si Madrid sólo tiene 3 restaurantes con una estrella (los dos Kabukis y Zalacaín), es porque la cocina en esta ciudad es bastante flojita. Barcelona tiene 18. Sólo hay que ver este vídeo del Espai Kru de Barcelona para relamerse con un buen restaurante (que ni siquiera tiene una estrella!!!). Esto demuestra que el debate no es cuántas estrellas nos han tocado, señor de la Serna, sino ¿cuántos restaurantes hay comparables al Espai Kru en la capital del reino?


Restaurante "espai Kru" en San Sebastián Gastronomika 2013 from Lluís Carro on Vimeo.

En cuanto a las tres estrellas de DiverXo, eso sí que clama al cielo. El local y el servicio no es para nada de 3 estrellas, y algunos platos son espectaculares, pero no todos.

Por si fuera poco, a la semana siguiente, Fernando Point insiste en el tema, esta vez sobre los Bib gourmand (distinción Michelín a mejores direcciones a bajo precio), que en Madrid sólo tiene tres (Bolívar, Quintana 30 y las Tortillas de Gabino). Sólo conozco el Quintana y si tiene buen precio, es sólo por las medias raciones.

Dejémonos de tanto agravio comparativo y tanto morro, que semos probes, pero tenemos paladar.


El final del romance

Me doy de bruces en The Atlantic con un artículo sobre cómo la comedia romántica dejó de ser rentable en 2012 y no levanta cabeza. La tesis es que no es culpa de los estudios ni de las estrellas, sino nuestra: en una sociedad tan permisiva (sic) como la actual, los obstáculos a superar en una relación son cada vez más difíciles de encontrar (ya no vale la diferencia de clases, ahora uno de los dos tiene que ser un zombie o estar en coma). Hellooooooooooooooooou!!!

Cuando he leído lo de los obstáculos casi me meo en las bragas, sin ser yo nada de eso. Los lunes por la mañana os podría hacer una extensísima lista de obstáculos con nombres y apellidos pero, como decía Woody en Annie Hall, en el fondo necesito los huevos.

Ya expresé mi opinión al respecto hace tiempo en este foro. Volviendo a ella, sí creo que la culpa es nuestra, pero no por permisivos (si el remake de Sabrina falló, es porque estaba mal hecho, no porque ella tuviera que ser terrorista), más bien al contrario. Queremos enamorarnos en una sociedad cada vez más individualista, la compasión únicamente existe dentro la familia, sólo tenemos empatía con nuestro reflejo en las fotos de perfil y hay una voluntad explícita de vivir sin sufrir (aunque para ello tengas que vivir sin pensar). Por si fuera poco, en tiempos de crisis, la gente miente más que habla. En cuanto a la seducción, los tanteos por whatsapp han sustituido a las miradas en la pista de baile, el cotilleo en Facebook al café por la tarde, e Instagram a los desayunos del día después. ¿Cómo nos va a gustar ver reflejadas nuestras relaciones en la pantalla grande cuando las vemos fracasar continuamente en la pantalla del teléfono? En un ataque de schadenfreude, nos gusta ver las miserias de otros (las hipsters de Girls, las citas desastrosas de Dates…) para convencernos aún más de lo acertado de nuestra soledad. Lo peor de todo es que el final del romance ha pasado a formar parte de nuestro Zeitgeist, de lo contrario, todavía tendría un hueco en las películas históricas, pero ni eso. Sólo nos queda Disney: qué grande Frozen, lo mejor que he visto este año. Como diría Sheldon: it was pure Disney magic!!!

jueves, 16 de enero de 2014

Vacaciones forzadas

“Cuando un pobre come merluza, es que uno de los dos está muy mal”
Jardiel Poncela 

Hagan juego, señores. Despechado por la marcha de Sheldon (Adelson, no Cooper), Madrid se ha entregado a la ruleta del infortunio. De no tener ninguno, ahora tenemos dos casinos en la capital. Una surcursal del Gran Casino de Torrelodones en Colón y otra del Casino de Aranjuez en Gran Vía. El primero además contiene supuestamente una de las sorpresas gastronómicas del invierno, el restaurante Colombus, diseñado por García de Vinuesa: un horror estético que ha pasado a formar parte por derecho propio de la galería de paletadas que tanto definen a esta ciudad (las torres Kio, la lotería de Doña Manolita, el rastrillo Nuevo Futuro o el Museo del Jamón). Ai, Madrid, què farem de tu? Parece que entras en la modernidad con tu ampliación del Reina Sofía, tu T4, tus Naves del Español en el Matadero y tu Madrid Río, y cuando menos te lo esperas nos plantas en pleno centro dos decorados reales para Torrente 5. Además de la proliferación de casinos, también abren como setas las tiendas de cigarrillos electrónicos y las sucursales de Jamón ibérico (porque a ver quién es el guapo que se atreve a probar el del Museo del jamón). Menuda cuesta de enero para los madrileños: martinis mal agitados, jamón al vacío y falso humo. Y servidora condenada a vacaciones forzadas y a la merluza congelada del Dia.

2017: tibio y desafecto

Ay, que ya nadie se acuerda de 2017. Aquí va mi resumen: Lo mejor del año  * La frase de "Juego de Tronos": “Maybe it real...