martes, 30 de enero de 2018

2017: tibio y desafecto



Ay, que ya nadie se acuerda de 2017. Aquí va mi resumen:

Lo mejor del año 

* La frase de "Juego de Tronos": “Maybe it really is all cocks, in the end”, que resume perfectamente tantas cosas.

* El vídeo viral de la BBC del hombre haciendo un Skype cuando llegan la niña y el niño cual enanitos en Blancanieves, seguidos de la madre china postrándose.

* Todos los documentales de Lady Di por el aniversario.

* El mockumentary “Carnage” de la BBC, sobre un futuro donde no se come carne. Aaaaarte.

* Melania Trump en Top Gun.

* Los pies en "Call me by your name".

* El artículo de las rusas diciendo que el acoso laboral es ligar en el trabajo.

* El apropiacionismo de las gordas traicioneras.

* El disco de Mura Masa, no solo porque amo la portada: lo que viene siendo un ramillete de grandes canciones.

* Pelis románticas: “The only living boy in New York”, “Tierra de dios”, “La gran enfermedad del amor”, “Call me by your name”.

* Libros: “Tiempos de Swing”, de Zadie Smith; “Apegos feroces”, de Vivian Gornick; “Murió la dulce paloma”, de Barbara Pym; ”Tiene que ser aquí”, de Maggie O’Farrel; “Sin compromiso”, de Curtis Sittenfeld; “Eren ells”, de Carles Rebassa.

* Espectáculo: “Caída del cielo”, de Rocío Molina.

* Serie: la cuarta temporada de “Line of duty” y “San Junipero” en "Black Mirror".

* Restaurante: Los Marinos Jose, en Fuengirola.

* Vino: El Rapolao 2015, D.O. Bierzo.

* Cocktail: Skinny Bitch.

* Películas que no pienso ver: “Muchos hijos, un mono y un castillo”, “Madre!”, “El sacrificio de un ciervo sagrado”, “The disaster artist”, “Pieles”, “Verano 1993”…

Lo peor del año:

* Las películas de Fassbender, su boda con la Vikander, pereza de pareja; los AirPods; el documental de Debbie Reynolds y Carrie Fisher, qué sórdido; el apropiacionismo de La La Land; el último espectáculo de Israel Galván, “La fiesta”; la serie Iron Fist; las películas “Déjame salir”, “Okja”, “It”, la última Guerra de las galaxias; el bulling de los algoritmos de Netflix diciéndote maricón; en fin, un año tibio y desafecto como pocos. 

jueves, 14 de diciembre de 2017

Termómetro de diciembre

Baja


* Una foto no es una persona. Mil palabras valen más que una imagen.

* Assaig de Càntic en el Temple convertido en un capítulo de Black Mirror. Un mar de merengue internacional.

* Angel Stanich: ¿de dónde ha salido este señor? A veces no puedo con Madrid.

* El choque de reminiscencia (prioridad que le da nuestra cabeza a los recuerdos de juventud): ¡espabila!

* El cherry picking o, lo que es lo mismo, ocultar datos. Leer Internet para que te den la razón, no verte la joroba y el italiano “teneri i piedi in due escarpe”.

* La gran ciudad: lo están peatonalizando todo, los cafés están vacíos, la noche está muerta entre semana, no quedan tiendas multimarca, las rebajas son una mierda, los cines están cerrando, los famosos se han vuelto influencers.

Sube


* El Vesper: una parte de Gordons, otra de Absolut, otra de Lillet (el nombre ya me encanta, vive la France!) y un golpe de angostura de naranja. James Bond lo cargaba más en Casino Royale, pero es que ella se llamaba Vesper.

* La nueva colección de Jaime Hayón para Vista Alegre. Tazas y platos ideales.

* El queso payoyo.

* Recibir a la gente en albornoz.

* El modo iceberg: guardarse opiniones (el exceso de dopamina y cortoplacismo de las redes no te da de comer) y sentimientos (cada vez son más frágiles).

* La provincia: engancharse a Netflix, comprar por Internet, los bares de toda la vida sin hipsters, tener vestidor, no tener que cruzar agendas, los acentos, la media distancia, idolatrar la modernidad.

jueves, 2 de noviembre de 2017

Man in an Orange Shirt (BBC Two)


Una nueva serie gay británica. ¡Oh, no, otra vez no! Qué poco les gusta a los maricones verse retratados en la ficción (y cuando digo “ficción” quiero decir “verdad”). Para los más reticentes diré que esta solo tiene dos capítulos. El primero cuenta el amor imposible de dos soldados que se han conocido en las trincheras cuando vuelven del frente: uno se convierte en un pintor bohemio y el otro en un triste banquero, que se casa con su amiga de la infancia porque es lo que se hacía entonces. No sé si es por lo pavisoso que es él (aunque no puede estar más bueno), lo antipáticos que resultan ella y el amante, o simplemente por falta de metraje, pero creo que es una historia que hubiera dado más de sí. El segundo es mucho mejor. Ambientado en la actualidad, cuenta la historia de un veterinario adicto a las aplicaciones de sexo que conoce a un arquitecto en su consulta y le contrata para que reforme la casa de campo que le regala su abuela (Vanessa Redgrave). El punto de vista es maravillosamente reaccionario y tiene grandes frases retrógradas: “esto no es una peli porno” o “hay una persona dentro de estos pantalones”. El descubrimiento del cuadro al final es un poco Deux ex Machina, pero el mensaje no puede ser más triste cuando se le pone cara a la camisa naranja: ¿y si las aplicaciones son la nueva cárcel en las que nos encierra el heteropatriarcado?

Como dice Jack McFarland en la vuelta de Will & Grace: “Grindr está tan quinqui que me da miedo coger herpes de solo pasar el dedo por los perfiles”.

jueves, 19 de octubre de 2017

Vino del mes



Frontonio Telescópico Garnacha 2014: Cuando lo probé me encantó. La nota de cata dice que tiene toques de tomillo, romero, flores y fruta roja fresca. Es un microvino o vino de garaje*, por si alguien quiere hacer el ridículo en una cena. De este se hacen tres mil y pico botellas. En el Corte Inglés de Castellana quedan 11, las de Callao me las he bebido yo casi todas. En Málaga quedan, que estuve el otro día. (Precio: 17€)

*Los vinos de garaje son “caldos muy cuidados en todo el proceso de elaboración cuyo objetivo es conseguir la mayor calidad. Su producción es limitada y se elaboran en sitios minúsculos (del tamaño de un garaje, por ejemplo), con escasa maquinaria y con viñedos que no han de ser de reconocido prestigio ni tampoco necesariamente deben acogerse a ninguna denominación de origen, aunque si es recomendable que procedan de cepas viejas, entre 30- 40 años de edad”.

martes, 10 de octubre de 2017

Niño perdido

Dicen que la lectura de Rey Lear depende de la edad que tengas: cuando eres joven te identificas con Lear porque tienes complejo de hijo ingrato; al crecer empiezas a entender a las hijas, a medida que te das cuenta de que Lear ha sido un hijo de la gran puta y tiene lo que se merece.

A mí me pasó hace poco algo parecido cuando volví a ver Jóvenes Ocultos (The lost boys, 1987). De joven me identificaba con Michael, el hermano mayor rebelde que quiere ser otra cosa, reniega de su familia biológica y busca una familia de elección, aunque la selle con un brindis de sangre. Con los años, he descubierto que entiendo más a Sam, el hermano pequeño al que le duele ver a quien quiere convertirse en algo que no le gusta. Decir que esta versión vampírica de Peter Pan marcó mi adolescencia sería un understatement. La vi con 16 años, la edad más difícil, niño perdido y joven oculto, adicto a los vaqueros láser y los peinados imposibles (tenía un pelo muy difícil de domar). Mi hermano seguramente pensaba que me estaba convirtiendo en un vampiro de mierda.

La otra noche regresé a Santa Carla, la capital mundial del crimen, ciudad ficticia como en el fondo son todas las ciudades, y volví a entender muchas cosas de mi vida. Sobre todo viendo los modelitos de Sam. Esas mangas japonesas...









jueves, 14 de septiembre de 2017

Indulgencias de verano II



No me gusta: 

Echar de menos Madrid. Las playas desiertas, los cines vacíos, los reservados en los restaurantes (en eso he salido a mi madre, que una vez nos llevó de pequeños al cine, entró en la sala y, al ver que estaba vacía, tuvimos que irnos). La gente que lo recuerda todo. Los trenes de cercanías, porque no acercan, separan. Los pueblos sin maricones. Las mujeres a las que les gusta Carrusel Deportivo, Manuel Jabois o los mejillones al vapor y presumen de ello. Los paisajes demasiado bonitos, los hombres demasiado íntegros. El programa El bosque habitado de Radio 3, que me da ganas de invadir Polonia. Los hombres que dan muy bien en foto y luego no se parecen en nada. Los grandes gestos, sobre todo en el amor.

Me gusta: 

El final del verano. Viajar sin equipaje. Ver gitanas rumanas en preferente en Ryanair. Llegar de noche en aerobús a Cibeles y bajar Alcalá hasta Sol, subidón absoluto. Las duchas amplias donde nunca te chocas los brazos con las paredes. Los hombres con tatuajes en el cuello. Las canciones de la banda sonora de Narcos. Los billetes de avión ridículamente baratos. Que cada vez me cuesta más enamorarme. Que me canten en la cama. Sacar el codo por la ventana del coche. Las sábanas de hoteles de miles de hilos. La comida local. Los calcetines estampados. El papel pintado, pero no el vintage, el moderno. Robarle ropa a mi hermano. Reírme de la gente que no piensa como yo. Las mujeres que saben tumbarse en un sofá.

martes, 22 de agosto de 2017

Indulgencias de verano


Sube

- Cena de verano: champán muy frío y latas de conserva.

- Dos palabras: dragón zombie. La gente que se niega a ver Juego de Tronos debería planteárselo en términos de blockbuster veraniego, leerse las críticas de El Mundo Today y ver los capítulos de la última temporada sin ver los anteriores, con el pitorreo y la sorna con que parecen haberlos escrito los guionistas.

- La música algunos sábados en la pista de abajo del Bearbie.

- Con la Rambla todavía de luto, llega a Barcelona el Love Boat, literalmente, un crucero de swingers o parejas de mente abierta llamado Luxury Lifestyle. Fiestas eróticas diarias. Esas parejas liberales que son capaces de notar la cocaína en la voz de Stevie Nicks cuando escuchan discos remasterizados de Fleetwood Mac en sus orgías me fascinan.

- Las piscinas de los hoteles donde hay hamacas de sobra, fumadores en el bordillo, tolerancia infinita con los cócteles dentro del agua y donde se liga con la gente asomada a los balcones. Porque estoy retiradísimo, que si no, aquí iba a estar yo…

Baja 

- La elección de Daniel Craig para el próximo Bond. Y no solo porque no sea Idris Elba. Craig sigue sin convencerme como nueva masculinidad, todavía no he superado su salida del agua a lo Ursula Andress, sus trajes demasiado ajustados y su metro setenta y cinco. Me parece un cruce entre el arquitecto de las estrellas y Vladimir, mi camarero del este.

- El nuevo formato en Internet de La Otra Crónica de El Mundo. ¿Qué ha pasado?

- La turismofobia, el movimiento más posmoderno de los últimos años, que tras los atentados estivales se ha visto relegada de nuevo a queja de vecinos de la Barceloneta.

- La braga náutica. O como dice mi adorada Tamara Falcó: "el tamaño importa cuando no tienes espacio". Claro que la pobre a lo mejor se refería a otra cosa, ahora que la madre ha amenazado con deshederarla si no iba a la Buchinger con ella y el Nobel.

- Aumentar la acera de Gran Vía para tener que llenarla de bolardos. Lo que habría es que reducirla aún más.

2017: tibio y desafecto

Ay, que ya nadie se acuerda de 2017. Aquí va mi resumen: Lo mejor del año  * La frase de "Juego de Tronos": “Maybe it real...