martes, 26 de mayo de 2015

Citación de miembro de mesa

• Estar de presidente en una mesa electoral debe parecerse mucho a una boda de las de antes. Te pasas toda la tarde saludando a gente que se acerca a tu mesa (cuando las bodas eran de más de 250 invitados), terminas abriendo sobres y contando (papeletas o billetes) y después de 15 horas estás tan zombie que te da absolutamente igual que te follen (en las urnas o en una suite).

• El que más me impresionó fue un joven de nombre árabe que vino a votar con el gesto contrito de quien va a la boda de su ex. Me fue imposible arrancarle un amago de sonrisa. Su padre había estado media hora antes votando y llamó ladrón e ignorante al interventor del PP, que iba perdiendo los modales conforme avanzaba la tarde, como ese tío mariquita vieja que no lo sabe, pero empieza a intuirlo después de tanto brindis.

• Desde luego, mucho mejor ser presidente que vocal, dónde va a parar. Eres como una azafata del Un, dos, tres. Sólo tienes que sonreír y leer en voz alta. Los vocales se pasan el día escribiendo y tachando listas.

• Al final viene la policía a escoltarte muy galante al autobús (fuimos la primera mesa de diez en terminar los recuentos, por supuesto) y te dan un paseo por Gran Vía hasta los juzgados de Calle Mayor para que entregues las actas. La pena es que estaba tan aturdido que ni siquiera miré por la ventana.

• A nuestra apoderada de Ahora Madrid, la gente que venía a votar por Manuela le guiñaba el ojo cuando metía la papeleta en la urna.

• Hay ratos en los que te sientes en una sesión de esas de microcitas, donde en menos de 30 segundos debes determinar si tienes delante al hombre de tu vida, batir las pestañas (en caso afirmativo), mirar su edad en el carnet y, disimuladamente, darle la vuelta para ver su dirección, todo ello sin que los vocales de la mesa se den cuenta de que eres una buscona.

• En general, la fiesta de la democracia es una overdose de humanidad, por lo que viene siendo la variedad del género humano. No está pagado. Sobre todo si llevas toda la vida trabajando en casa sin tratar con personas y no has hecho ni la mili.

• Ni siquiera había bar en el Ministerio de Educación.

• Y tampoco vinieron famosos. Cero glamour, Pepa.

Yo creo mucho en la reinserción

La verdad es que la voté sin haberla oído hablar antes. Pero qué arte tiene esta señora:




















miércoles, 13 de mayo de 2015

Yo adivino el parpadeo

Hay pocas cosas más silenciosas y silenciadas que un suicidio. Por eso extraña que una de las mejores películas que han tratado el tema tenga una banda sonora tan buena. Estoy hablando de Reencuentro (1983), de Lawrence Kasdan. Quizás porque el verdadero tema de la película no es el suicidio, de nuevo omitido, sino ese enfriamiento al que hace referencia el título en inglés (Big Chill) que se da en todas las generaciones cuando cambian el idealismo de la juventud por el estancamiento y la autocomplacencia que vienen después. Y la música, esos grandes éxitos de los 60-70, está ahí para recordarles que veinte años no será nada en las canciones, pero para algunos es un mundo.

Es la historia de un grupo de amigos en la treintena (aunque parecen mayores, qué adulta era la gente en los 80) que no se ven desde la universidad y se reúnen años más tarde en el entierro de uno de ellos, el más brillante y, a pesar de ello, el que menos ha logrado en la vida, para comprobar cómo han cambiado.

Que todo tiene su lado bueno. Yo en concreto agradezco el estancamiento y la autocomplacencia que ha sufrido mi pelo desde aquellos años. Esta es precisamente una foto del 12 de mayo de 1995, del cumpleaños de Josefina y Adolfo.


Curiosamente, tenía mezcladas la escena de la cocina de la película con aquel anuncio que la cocacolizó después. De niño no veía diferencias entre las dos escenas.


martes, 5 de mayo de 2015

Día del libro

Ya lo sé, pero si estamos en mayo… pero es que no doy más de sí. Últimamente me siento como una rana en una cazuela. No sé si lo sabes, pero si metes una rana en una olla y la pones, digamos, en el 4 de la vitro, la rana no salta, sino que se adapta al cambio de calor y presión hasta que el agua se pone a hervir y muere. Así es mi relación con el tiempo. Quiero hacer de todo y me voy adaptando, pero cualquier día se ponen a hervir las horas a mi alrededor. Supongo que el último pensamiento de la rana sería: ya decía yo que era demasiado profundo para ser un jacuzzi. No es mal epitafio sobre la vida. Pero bueno, que yo no he venido aquí a hablar de mí, sino de los libros que tengo empezados:

• Milagro en Barcelona, de Javier Pérez Andújar. Porque es un milagro lo bien que escribe este señor. Un poquito pesada con el mundo obrero, pero me encanta.

• Confieso que he comido, de Miguel Sen. Un tragaldabas que trabajó en la Guía del Ocio de Madrid y hace un una biografía estomacal con un gran sentido del humor, como únicamente se puede escribir de gastronomía.

• Máscaras de la ficción, de Román Gubern. Los libros de Gubern son espesos y pedantes, con todo lo peor y todo lo mejor de las humanidades vigesimonónicas. Cuando le leo, me creo que tengo 20 años y me he venido a Madrid a estudiar cine. Mejor que un lifting.

• El País: la cultura como negocio, de Manuel García Viñó. El libro más “hater” que he leído en mi vida. Un ataque frontal contra el grupo Prisa y El País, cebándose especialmente en los 4 retrasados mentales (Marías, Montero, Grandes y Muñoz Molina), pero sin olvidarse de Maruja Torres, Elvira Lindo, Juan Cruz… no puedo parar de reírme.

• Stephen Sondheim: a life, de Meryle Secrest. Me resisto a terminarlo. Él es mi mito absoluto este año.

• Los millones, de Santiago Lorenzo. Un poco bluff, este caballero. Esperaba más.

• Un hombre enamorado, de Karl Ove Knausgard. Llevo 50 páginas y sólo habla de niños, guarderías y fiestas infantiles. Creo que se me está escapando algo.

• Memorias líquidas, de Enric González. Sí, el de Historias de Londes, Roma y Nueva York. Después de refregarnos sus corresponsalías por las ciudades más maravillosas del mundo, arremete contra El País porque le cortó el grifo. No tan “hater” como el de Viñó, pero con chicha. Estoy muy anti-caspa (del periodismo).

En fin, que aquí os dejo unos vídeos que tenía seleccionados para el día del libro.





2017: tibio y desafecto

Ay, que ya nadie se acuerda de 2017. Aquí va mi resumen: Lo mejor del año  * La frase de "Juego de Tronos": “Maybe it real...