martes, 25 de mayo de 2010

No valgo para nadie

(Versión libre de Good For No One, de Herman Dune)

Te vi en el Atril y estuvimos hablando, pero me puse muy nervioso así que volví con mis amigos. Luego te vi hacerle señas a los tuyos diciéndoles que yo te gustaba. Entonces me asusté y me vine abajo, porque no quiero hacerte daño, eres demasiado guapo y creo que me estaba enamorando de ti. Me gustaría ser tu amigo y cogerte de la mano, pero no quiero vivir contigo ni tenerte en mi cama, porque no valgo para nadie y tú eres el hombre perfecto. Me dijiste que me pasara por tu tienda de vinos y salí corriendo y casi me llevo por delante al recogevasos. Me entró el pánico que le entra a un torero después de una cogida. Pensé que nunca volvería a pisar una plaza.

Al día siguiente fui a misa y el cura, que se parecía a Harry Potter, me explicó que Dios tenía una misión para mí. Me dijo: sácate un billete de avión a Brasil, compra drogas de buena calidad y las escondes en la funda de tu guitarra. Luego las vendes al doble del precio que pagaste por ellas. Así podrás comprarle una casa en un lugar cálido, donde viviréis juntos y felices para siempre. A lo que yo le dije: Dios mío, sabes que no tengo una guitarra y que no voy a ningún sitio con el chico de los vinos. Es verdad que me encantan las canciones como esta, el Unloveable de los Smiths o el Creep the Radiohead, pero de ahí a que esto vaya a funcionar... Porque no valgo para nadie y tú eres el hombre perfecto. Porque no valgo para nadie y tú eres el hombre perfecto. Porque no valgo para nadie y tú eres el hombre perfecto…




jueves, 20 de mayo de 2010

Fuck Love

Mantener el título en inglés en este caso es un doble despropósito: Two Lovers (2008, James Gray) puede llevar a engaño. No tiene nada que ver con la canción de Machín: cómo se pueden querer dos mujeres a la vez y no estar loco. Joaquin Phoenix no quiere a dos mujeres a la vez, aunque diga que está loco. La película deberían haberla llamado aquí Fuck Love, si quieren seguir con la tontería de dejar los títulos en inglés, porque de eso va esta película: de lo jodido que es el amor.



Intentar venderla como una comedia romántica es una puñalada trapera. 60 Days of Summer, a pesar del final, era una comedia romántica (para modernas con pitillo); Up in the Air, aunque se vendiera como película adulta, era una comedia romántica (para cuarentaytantos con máquinas Nespresso en casa); si me aprietan, hasta An Education, sobre todo por el viaje a París y esa última frase maravillosa “I’ve never been to Paris” (que me recuerda al “I’ve never been to me” de Charlene), es una comedia romántica.

Two Lovers si se parece a algo es a una película de Fassbinder con música de Moby.

El argumento es el siguiente: nos enamoramos siempre de la persona equivocada y por los motivos equivocados (perdón que insista en el inglés, pero es que no puede sonar mejor: with the wrong person and for all the wrong reasons). Y acabamos siempre “conformándonos” con alguien que se enamora de nosotros. O eso creemos: en realidad se ha enamorado también por los motivos equivocados.

(Entiéndase el conformándonos como “convenciéndonos de que también nos enamoramos de quien nos ama”).

Toma castaña, que diría la gran Estrellita Castro.

Joaquin se enamora (por los motivos equivocados) de la Paltrow, su vecina, con más altibajos que un termómetro de mercurio una noche de Viagra, que a su vez está enamorada (también por los motivos equivocados) de un hombre casado (y rico) que la está mareando. Por otro lado, Vinessa, la hija de unos socios, se enamora de Joaquin (sobra decirlo, por los motivos equivocados), que le hace poco caso. Salvo al final, en una de las escenas más crueles que se han visto en el cine últimamente.

¿Que no siempre es así? ¿Que a veces nos enamoramos de la persona adecuada y por los motivos correctos? Eso no es amor: eso se llama matrimonio.

El resto son estados intermedios.

Pero volvamos a la película: rodada a caballo entre Brooklyn y Manhattan, con ese Q Train que tan buenos recuerdos me trae, a veces recuerda a El Padrino (esa fiesta de Bar Mitzvah), otras al último cine indie americano. Me encanta el uso hiperrealista de los sms.

Los actores están bien, aunque la veracidad de la historia se resiente de lo cool que es la pareja protagonista en la vida real. Personalmente, creo que Gwyneth debería ceñirse a sus papeles herederos de Grace Kelly y Joaquin a hacer de malo en películas de romanos. Aunque se me ocurre algo mejor. Para darle más autenticidad, podrían hacer de ellos mismos, claro que entonces no vivirían en un bloque de pisos con patio común como en La ventana indiscreta. Pero sería una idea. Ella podría ser una actriz que está trepando y él un chico con problemas que no ha superado la muerte de su hermano mayor. Y Vinessa, el tercer vértice del triángulo, podría ser una cantante de un grupo pop, tipo Scissor Sisters, a la que se parece un poco.

Esto me hace pensar en lo poco explotada que está la AUTOFICCIÓN EN EN CINE. En literatura, sí, pero en películas se ha utilizado poco la figura del actor como fuente de historias reales. Quiero decir, hay documentales sobre personajes que dejan que una cámara filme ciertos aspectos de su vida, tipo la saga de los Panero o el documental sobre Ocaña. También hay directores que ruedan historias basadas en su vida, donde no se sabe dónde empieza y dónde acaba la ficción (se me ocurren 8 y ½ o Las noches salvajes, aunque siempre prima la ficción a la realidad). Pero esto es distinto, sería que el actor se interpretara a sí mismo, en una especie de cameo de larga duración. Sólo se me ocurre que se haya hecho en Función de noche, la injustamente olvidada película de Josefina Molina donde Lola Herrera se interpreta a sí misma y que debería incluirse entre las diez mejores películas del cine español, comparable a las mejores crisis matrimoniales de Cassavettes o Bergman.

(Juanfrán, deberías hablar con Ramón para que meta a Ángela Molina en su nueva película haciendo de sí misma e interactuando con los demás personajes).

Por cierto, la foto de arriba no tiene nada que ver con la peli, es sólo mi nuevo salvapantallas.




martes, 18 de mayo de 2010

I just love Nathan

Bueno, bueno, bueno... esto es lo que yo llamo ir a una entrevista con los deberes hechos. Desde el primer gag sobre Oprah hasta el último sobre Michelle Obama de la primera parte, pasando por su experiencia en la clínica de rehabilitación sexual:



Y siguiendo con el chiste de Walter Matthau en Auschwitz o el gag de Crepúsculo 3, El Eclipse: "se llama así porque no se puede mirar a la película directamente... como también ocurría con las otras de la saga" de la segunda parte:




jueves, 13 de mayo de 2010

La pluma invisible

40 años de dictadura han hecho de España un país inmune a la pluma. No tiene otra explicación. A fuerza de no querer verlo, la gente no lo ve. ¿Que no lo veis?, que gritaba aquella mezzosoprano dramática desterrada al olvido haciendo un maravilloso calco del catalán (¿Cómo no lo veis?). No se ve la pluma en los hijos, en los hermanos, en los profesores, en los curas, en los alcaldes... ¡ni en los novios! Sólo se ve en los artistas cuando es una pluma desatada y ni siquiera eso: diría que sólo se ve en los artistas cuando va acompañada de unos volantes y unos lunares.

Estoy hablando del fenómeno Raphael, que cuanto más amanerado se muestra más las excita, y de su heredero directo: Manuel Lombo. “Tu nombre me lo callo cuando me preguntan que de quién me enamoré…”

Lugar: entrada del antiguo Teatro Calderón; fecha: el pasado lunes; evento: concierto de la gira 7 pormenores de Manuel Lombo; el público: muuuuuy fuerte. Ellas, mechadas y extensionadas, explayan su pluma (pija) como sólo lo hacen cuando saben que están en su entorno. Se conoce que normalmente, fuera del barrio de Salamanca, tienen que reprimirla para evitar el alzamiento de ceja. Ellos, uniforme de sevillanito, olor a Aqua di Parma, chaquetas de piel, colores chillones (ummm). Se puede decir que el público de la Feria de San Isidro ha cambiado Las Ventas por el Häagen Dazs.

Hace una semana que no conozco en Madrid a nadie que se atreva a ir a un concierto de Lombo, así que fui solo. (Ayer me quedé sin ir al de We Have Band, pero es que ir solo y bailar ya me cuesta más - todo llegará). Cuál fue mi sorpresa cuando me di cuenta de que no era el único bachellor que hacía honor a su nombre. Estaba sentado en el extremo derecho de los pares de una fila todavía vacía, cuando una hidalga figura pasó mirándome con cara de marichalar camino de su palco: era Don Jaime. Detrás iba su guardaespaldas, pero no sé si cuenta como animal de compañía (dada su hechura, prefiero no saberlo). Notar la devoción de los pijos por los palcos, que prefieren siempre a la platea, aunque estén más lejos.

Empieza el concierto. Sale Manuel vestido de Carolina Herrera de la cabeza a los pies, pitillos cortos de talle alto, chaqueta entallada, tirantes rojos, melena al viento, cantando una de las canciones de su último disco. El grupo que le acompaña suena un poco a concierto de feria de pueblo, pero al público no parece importarle, puede que incluso lo prefiera, a tenor de los gritos de las señoras. Manuel parece obsesionado por localizar a todos los “nombres” que hay entre el público, achina los ojos (aún más si cabe) mientras se lleva la mano a la cabeza a modo de visera para comprobar quién ha venido y quién no: Pastora Soler, la hija de Manzanares, Don Jaime... Personalmente, prefiero las canciones que canta acompañado sólo al piano, como el principio de Mi última historia de amor o la versión que hace de Antonio Vargas Heredia. En general, me paso la primera parte del concierto en un estado de semi-shock debido a la respuesta groupie del público, el plumón de escándalo (à la Raphael) de Manuel y los golpes en mi butaca de las rodillas acompasadas de la señora de atrás. Del primer disco cantó No lo llames amor y no recuerdo con qué cerró la primera parte, sólo que los malditos se desgañitaron en uno de esos finales eternos mientras Manuel se cambiaba de ropa.

Segunda parte. Sale Manuel engominado, vestido de corto con un pañuelo negro al cuello: un homenaje a Miguel de Molina tan sobrio que acaba recordando más a Perlita de Huelva. Canta Dime, de Lole y Manuel, y anuncia que la segunda parte será un homenaje a las canciones de otros que más le han marcado. La cosa promete. Después de reivindicar la fiesta nacional, a Bergamín y al maestro Morente, canta Los tangos de la plaza, que no suena tan bien como en el disco debido al "sonido feria", pero que pone los vellos de punta porque la canta bien. Le sigue una versión de Te quiero y quiero dedicada a Pastora y, puede que el orden fuera otro, el homenaje a Pareja Obregón al piano, para mí lo mejor. Y el momento cumbre de la noche: “voy a dedicar esta canción a una persona que no voy a nombrar porque es muy discreta, pero que siempre me dice que no deje de cantarla en mis conciertos". Oh, my. La canción es Mi amigo (véase el vídeo para recordar la letra). Al final las luces se encienden un poco y Don Jaime se asoma tímidamente a su palco detrás mía. A esta le siguen Rompimos (que termina tirando un vaso de cristal al suelo como golpe de efecto) y Silencio por un torero. No se me ocurre remotamente qué pudo pasar por la mente marichalera en esa triada, pero una cosa tengo clara: me declaro fans absoluto de este señor y quiero que salga en el cine ya como hacía otro Don Jaime, el de Mora y Aragón. ¿Se acordó de Elena? ¿Le agarró la mano su guardaespaldas? ¿Se retrotrajo al desfile de Galiano en París donde Manuel cantó Silencio por un torero?

En fin, que empecé hablando de la pluma invisible y terminaré hablando de la pluma sonora. Como decía hace unos días Paco de Lucía en El País, con la edad los artistas se vuelven más perezosos, sólo hacen acto de presencia cuando el acto tiene la suficiente presencia (o si tienen algún juicio pendiente como la Pantoja, esto no lo dijo Paco) y en general van a demostrar por qué están donde están. Pero son cada vez menos las veces en que se presenta el duende. Sin embargo, cuando estás empezando, tienes que demostrar dónde te gustaría estar, tienes “hambre” y te entregas mucho más. Esta fue la excusa a la que me aferré para ir al concierto y Manuel la demostró en las 10 coplas que cantó sin micrófono en los bises. Es una lástima que no haga conciertos más intimistas, sólo con guitarra y piano, o que no consiga trasladar los arreglos del disco a los conciertos, porque la cosa podía haber sonado mucho mejor.

lunes, 10 de mayo de 2010



El título que he elegido para la charla hace referencia a la campaña de la Comunidad de Madrid para que los niños se matriculen en un colegio bilingüe, que ha desatado el último escándalo en la comunidad traductora capitalina: en los carteles de los autobuses que circulan por la cuidad se puede leer “Yes, we want” en letras grandes y debajo "Estudiar el próximo curso en uno de los colegios bilingües…", pero claro, lo que queda de la campaña, el “Yes, we want", aunque sea un homenaje a la campaña de Obama, chirría en los oídos de los angloparlantes porque want es un verbo transitivo y sobra decir que debería ser "Yes, we do". Los publicistas de la agencia responsable han argumentado que es un anuncio bilingüe, al estilo de los de Vueling, pero la campaña en televisión es todavía peor. En ella, unos niños dicen: "We want to learn another language”, a lo que otros responden: “Yes, we want”. En fin, que en el metro de Nueva York también se pueden ver faltas gramaticales en las señalizaciones en español, pero en este caso el error es craso, pues se trata de un anuncio para estudiar en un colegio bilingüe. Lo pongo como ejemplo de que no sólo los ordenadores se equivocan traduciendo: los publicistas también lo hacen.

Por cierto, que la agencia de publicidad cobró 127.000 euros por la campaña y la Comunidad de Madrid se ha gastado en total 2 millones de euros en su difusión. Contratar a un traductor nativo inglés para que revisara el anuncio no les hubiera costado más de 30 €.


Puedes continuar leyendo en

http://opentranslation.es/recursos/RodriguezTorres2010.pdf


2017: tibio y desafecto

Ay, que ya nadie se acuerda de 2017. Aquí va mi resumen: Lo mejor del año  * La frase de "Juego de Tronos": “Maybe it real...