miércoles, 25 de enero de 2012

Nuevas especies urbanas

No sé si hay alguna relación entre la cacareada crisis y el gallinero de la red 2.0, pero como muestra, un botón de las nuevas especies urbanas que están surgiendo últimamente por las esquinas de este y otros corrales:

1. El no-lo-intentes-tanto: el que intenta todo el rato ser moderno, sin el más mínimo sentido del humor (de Malasaña al Borne, los encontrarás en todos los gastrobares con tapas de quinoa y muebles vintage). No sabe que la modernez es una entelequia y que todo esfuerzo es una catástrofe. Está relacionado con el cooling del que hablaba el otro día: es el cazador cazado de lo cool. En el fondo, no deja de ser un refugio para el provincianismo.

2. El tuitero: de respuesta rápida y breve, tiene una réplica para todo, pero no intentes escarbar en la idea porque suele tener problemas con las subjuntivas. Es el eyaculador precoz de la verborrea. Se vuelve loco cuando no conoce a alguien en un name-dropping, tanto que no te extrañe si en una conversación se levanta varias veces al baño para consultar la wikipedia.

3. El ecómono: de la combinación de economista y cómo no, dícese de aquel que cree tener la solución a la crisis, se empapa todos los foros de economía, critica con desdén la exuberancia irracional y se siente con una superioridad económico-moral basada en la repetición de una serie de tópicos y lugares comunes como la falta de ética de los brokers, la demonización de los bancos o el mal gusto de los nuevos ricos. Le encanta decir que no podíamos seguir al ritmo que íbamos.

4. El emprenyat: no tiene facebook, tuiter ni nada que huela a Apple. Está en contra de la 2.0, a la que culpa de todas las crisis (la música, el ligar, la buena conversación, etc.) Es inmovilista, desconfiado, iconoclasta, nostálgico y defensor de la teoría de la conspiración. Para él cualquier tiempo pasado fue mejor, por lo que vive in denial permanentemente.

5. El turista virtual: está al día de todos los locales que abren y cierran, los conciertos que se celebran cada fin de semana: los mejores restaurantes, la mejor hamburguesa, los mejores gintónics, el mejor cocido… su biblia es el On-Madrid, el Metrópolis, el Què fem y todos los blogs de tendencias… Lo peor es que no conoce la mitad de los sitios ni la mitad de los grupos, pero le da igual. Acaba tan cansado de leer todas las reseñas de teatro, que al final no tiene fuerzas para salir a la calle. Suele justificarse diciendo que no podría vivir fuera de la capital, no tanto por lo que hace, sino por la potencialidad de todo lo que podría hacer.

6. El dietintegrista: muere por los restaurantes de comida orgánica/cruda/ecológica, es alérgico al látex y comprueba que no utilicen guantes de látex en la cocina. Intenta comer cinco veces al día y aborrece a los dukanianos. Adora las algas, el tofu y la soja. La crisis para él es básicamente alimentaria.

7. El conectado: el que se siente manco sin su Smartphone. No le importa interrumpir comidas y cenas para hablar por teléfono, y en las sobremesas, si no se habla de él, aprovecha para actualizar su estado en facebook. Su obsesión es ser el primero que comenta una noticia o sube un vídeo en la red social. Dice que es más persona cuanto más conectado está, que lo hace por amor al prójimo, aunque en el fondo es de los que ha dejado el cristianismo para abrazar el narcisismo, como decía Woody Allen.

8. La pareja de la crisis: suelen ser parejas donde hay un interés crematístico. Están en pareja para ahorrar en estos tiempos de crisis. Suelen ser un poco turistas virtuales, amén de grandes adictos a las series americanas. Lo primero que hacen los domingos por la mañana es consultar en facebook lo mal que se lo pasaron los solteros el sábado por la noche para disfrutar aún más de su zumo de naranja.

9. El troll: por lo visto viene de la expresión “trollin for suckers” (pescar incautos), aunque a mi generación nos remita directamente a David, el gnomo. Utiliza la red para provocar, crear controversia, cuando no insultar y atacar virtualmente a personas bienpensantes como Elvira Lindo. Se vuelven locos con un flamewar (guerra de mensajes hostiles) o lo que viene siendo un buen escandalazo.

10. El chapero del amor: aquel que casualmente se enamora siempre de alguien que le invita a copas. Va desde el que te acaba robando el ordenador, el teléfono y el corazón, hasta el que realmente se enamora y cuando describe a su pareja habla de su casa antes que de sus ojos. Como ya explicó Juan Ramón Jiménez: es blando por fuera, se diría que casi de algodón, pero fuerte y seco por dentro, como de piedra.

4 comentarios:

Chendo Super Star! dijo...

¿Por qué nadie se atreve a comentar este post? Jijijiji!... ¿miedo, identificación?...

Me encantan tus desgloses de las nuevas tribus urbanas. Tal cual.

P.D: ¡¡Anda que no hay chaperos del amor (GRAN TÉRMINO)!!!!!!. Se te han olvidado "los maltratadores del ambiente" que son aquellos que te prejuzgan por llevar maquillaje, ser pasiva o porque simplemente te quieren vomitar su mierda en tu puta cara en la puerta de un local mientras fumas. ¡¡TOMA YA!!

Muaaa!

Anónimo dijo...

Los hay que pertenecen a varias de ellas al mismo tiempo, ¿no?
Ad

La fugitiva dijo...

Jajaja. Es fantástico; tenía retraso con tu blog. Me acabo de poner al día...

Anónimo dijo...

Y los habrá que no cuadren con ninguno

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