sábado, 27 de julio de 2013

Aquí sólo quedamos las locas

El último insulto a la inteligencia de las mujeres (y no me refiero a Lucía Etxebarria en el campamento, a la que encuentro muy siglo pasado, claro que Sánchez-Silva, la nueva Bernarda Alba del siglo XXI, ha puesto el listón muy alto en lo que a posfeminismos se refiere para mí) es esa app (Libres) presentada por Ana Mato esta semana con la que puedes saber si eres una mujer maltratada (o un maricón maltratado, que para el caso es lo mismo). ¿Qué será lo próximo? ¿una app para saber si te están violando? ¿una app que te diga si vistes demasiado masculina para poder inseminarte por la seguridad social? Como si no tuvieran bastante con entender la ingeniería avanzada de los aplicadores de tampones, la diferencia entre las perlas activas de las compresas y las de los detergentes, o lo que significa realmente 20 cm. ¿Para cuándo los diamantes activos en el culo de los calzoncillos? ¿Y unos aplicadores de condones para que los hombres aprendan de una vez a ponérselos? ¿Unos esteroides que no afecten al cerebro?

Oh, Dios mío, me estoy convirtiendo en Lucía… sólo me falta empezar a llorar y hablar bajito. Espera, qué haría Raquel en un párrafo así. Saco el Smartphone y empiezo a darle vueltas en círculo. Piensa, piensa, “gracias a mi Sony Xperia”… Ya lo tengo, primero, alabar la valentía y el coraje. ¿Quién ha sido valiente en esta historia? Desde luego, Ana Mato, que lleva siendo un ejemplo de superación todo el año, como una sirena rodeada de tiburones en Eurodisney. Y Amaia Salamanca, por hacer de sirena rodeada de maricones en el anuncio de Tampax. Marcas, marcas… el patrocinio es importante. ¿A quién se le ocurre presentarse en Sálvame con bragas de mercadillo a un euro? No, Lucía es una cobarde. Raquel, Raquel es otra sirena, qué haría Raquel. Una camiseta con mensaje, eso, ¿pero qué mensaje? Piensa en una frase divertida, algo que alivie un poco el luto nacional: el otro día, una gran, gran amiga mía gallega se encontró con un chapero llamado Darwin (famoso por la frase: “donde yo me paro, él no se para” que, ahora que lo pienso, además de gran frase de marica-mala es un perfecto resumen de la evolución de las especies) y le explicó que se iba a Londres. “¿A abortar?”, preguntó Darwin, que aprovecha la mínima para atacar a los creacionistas. “No, hijo, a trabajar”, respondió mi amiga, bajito y medio llorando. A lo que Darwin respondió: “No me extraña, cariño, Madrid está fatal. Aquí sólo quedamos las locas, mi amol, y a base de antidepresivos”.

Pues eso, que me voy a imprimir la camiseta y luego a la piscina con el tampax empapado en Grey Goose, a ver si borracha al menos alguien me confunde con una sirenita. Libre, libre, quiero ser…

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo quiero una copia, pero cambia MAD por GRX y LOCAS por CASADAS. Y a lucirlas en la piscina de la universidad.

p.d. Soy Ad, no Joseph. ;)

Anónimo dijo...

Daaarlin, a tí lo que te ha gustado es lo del tampax en Grey Goose...

Anónimo dijo...

Gotcha!

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