jueves, 16 de enero de 2014

Vacaciones forzadas

“Cuando un pobre come merluza, es que uno de los dos está muy mal”
Jardiel Poncela 

Hagan juego, señores. Despechado por la marcha de Sheldon (Adelson, no Cooper), Madrid se ha entregado a la ruleta del infortunio. De no tener ninguno, ahora tenemos dos casinos en la capital. Una surcursal del Gran Casino de Torrelodones en Colón y otra del Casino de Aranjuez en Gran Vía. El primero además contiene supuestamente una de las sorpresas gastronómicas del invierno, el restaurante Colombus, diseñado por García de Vinuesa: un horror estético que ha pasado a formar parte por derecho propio de la galería de paletadas que tanto definen a esta ciudad (las torres Kio, la lotería de Doña Manolita, el rastrillo Nuevo Futuro o el Museo del Jamón). Ai, Madrid, què farem de tu? Parece que entras en la modernidad con tu ampliación del Reina Sofía, tu T4, tus Naves del Español en el Matadero y tu Madrid Río, y cuando menos te lo esperas nos plantas en pleno centro dos decorados reales para Torrente 5. Además de la proliferación de casinos, también abren como setas las tiendas de cigarrillos electrónicos y las sucursales de Jamón ibérico (porque a ver quién es el guapo que se atreve a probar el del Museo del jamón). Menuda cuesta de enero para los madrileños: martinis mal agitados, jamón al vacío y falso humo. Y servidora condenada a vacaciones forzadas y a la merluza congelada del Dia.

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