miércoles, 18 de junio de 2014

Los que tienen que servir

No sé si Felipe casi-VI celebra “Anything can happen thursday” como Sheldon Cooper, aunque tal y como está el patio últimamente, aquí puede pasar de todo el lunes en Juego de Tronos, el martes en el gimnasio, el miércoles en el Mundial, el jueves en Gran Vía y el viernes en el Bearbie… Vivimos tiempos desquiciados, que decía Hamlet, otro príncipe destronado.

En lo que sí coincide servidor con Sheldon (aparte de la pedrada que tenemos, según mi familia) es en que a los dos nos da sueño la ropa con mucho suavizante. Así estoy, que me duermo hasta en las duchas del gimnasio, ahora que he decido echar tres tapones de Mimosín para que las toallas salgan mullidas. No sé si lo he contado alguna vez, pero en el gim siempre voy de negro riguroso: "I wear black in the outside because black is what I feel on the inside", que cantaban los Smiths. O respondiendo a la copla: “por qué te vistes de negro, ay de negro, si no se te ha muerto nadie”. Pues chica, por lo de siempre, porque vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero…

Claro que uno también se cansa de aspiraciones, así que estoy pensando en abonarme a la mentira (la cochina, no la de omisión de verdad). Volviendo a Hamlet: "con el cebo de la mentira se pesca una carpa de verdad". Todavía no he decido cómo, pero ahí lo dejo.

Me encantó el final de Juego de Tronos, cuando Arya Stark suelta lo de: Valar Morghulis (Todos los hombres deben morir, en Alto Valyrio), a lo que Ternesio Terys responde: Valar Dohaeris (Todos los hombres deben servir).

Y es que ya lo decía Amparo Soler Lear en Las que tienen que servir (una de mis películas españolas favoritas de siempre): "trabajar es muy duro, servir va más con una".

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