jueves, 8 de junio de 2017

Make it another Old Fashioned, please

Esto es lo que yo llamo un entreacto. Ha pasado casi un año y medio desde la última entrada. Como decía Marilyn: “It really makes a girl think!”
¿Qué ha cambiado? Mucho, todo. Este blog, que nació rosa, epidérmico, con un brindis mañanero por la exuberancia irracional, se fue oscureciendo con los años y ahora vuelve gris, vespertino, casi reminiscente. Como decía Lina Morgan: “Cómo se estropean los cuerpos, hija”.
Lo que empezó siendo una reivindicación de los activos de Internet (completando filmografías de clásicos), la burbuja del todo es posible dans le big city (teatro, restaurantes, mentideros varios) y la especulación de la noche (ad nauseam), quiere convertirse ahora en un rincón para la reflexión del conocimiento adquirido, es decir, de conversación de barra de bar mientras fuera cae el sol. Contra algoritmos, fotografías con filtros y perfiles planos, el corazón que no se atreve a dar su móvil. Como decía Cioran: “El deber de un hombre solo es estar aún más solo”.
Por eso ahora el brindis se ha vuelto Old Fashioned, que es un cóctel más reposado, de afterwork (de amor perdido), que mezcla el bourbon con el dulce del azúcar y el amargo de la angostura. Admite variantes: mi favorita, el Antiquato, que es como lo bautizó Kingsley Amis al darle su toque personal de Amaretto. Como cantaba María Jiménez: “Bebiendo el dulce y el amargo de tus labios impacientes”.
Contra el planeta de los simios con teléfono, alzo mi copa por todo lo pasado de moda y anticuado: apilar libros, repetir películas en blanco y negro, hacer spoilers; el circo, el zoo, la barra del bar; el pundonor, el bochorno y la vergüenza ajena; los discos duros, el dvd, el iPod, la chatarra; el aftershave, la leche condensada, Julio Iglesias; el pensamiento concatenado; no reconocerse en las fotos, mucho menos etiquetarlas; los cadáveres y los mausoleos exquisitos; Passolinni y la ducha (fría) de clases; the computer says no. Como cantaban los Chunguitos: “Si me das a elegir entre tú y mis ideas, me quedo contigo”.
Aunque Madrid se ha vuelto una paliza constante y con las redes nos ha quedado una noche de mierda a los noctívagos, espero no perder en el camino la querencia por la veleidad (mis palabras favoritas en castellano siguen siendo Junior Suite). Como cantaba Joni Mitchell: “If you want me, I’ll be at the bar”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sir Kingsley Amis, of course

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