Esto es lo que yo llamo un entreacto. Ha pasado casi un año
y medio desde la última entrada. Como decía Marilyn: “It really makes a girl
think!”
¿Qué ha cambiado? Mucho, todo. Este blog, que nació rosa, epidérmico,
con un brindis mañanero por la exuberancia irracional, se fue oscureciendo con
los años y ahora vuelve gris, vespertino, casi reminiscente. Como decía Lina
Morgan: “Cómo se estropean los cuerpos, hija”.
Lo que empezó siendo una reivindicación de los activos de Internet
(completando filmografías de clásicos), la burbuja del todo es posible dans le
big city (teatro, restaurantes, mentideros varios) y la especulación de la
noche (ad nauseam), quiere convertirse ahora en un rincón para la reflexión del
conocimiento adquirido, es decir, de conversación de barra de bar mientras fuera
cae el sol. Contra algoritmos, fotografías con filtros y perfiles planos, el
corazón que no se atreve a dar su móvil. Como decía Cioran: “El deber de un
hombre solo es estar aún más solo”.
Por eso ahora el brindis se ha vuelto Old Fashioned, que es
un cóctel más reposado, de afterwork (de amor perdido), que mezcla el bourbon con el dulce del
azúcar y el amargo de la angostura. Admite variantes:
mi favorita, el Antiquato, que es como lo bautizó Kingsley Amis al darle su
toque personal de Amaretto. Como cantaba María Jiménez: “Bebiendo el dulce y el
amargo de tus labios impacientes”.
Contra el planeta de los simios con teléfono, alzo mi copa por
todo lo pasado de moda y anticuado: apilar libros, repetir películas en
blanco y negro, hacer spoilers; el circo, el zoo, la barra del bar; el pundonor,
el bochorno y la vergüenza ajena; los discos duros, el dvd, el iPod, la chatarra; el
aftershave, la leche condensada, Julio Iglesias; el pensamiento concatenado; no
reconocerse en las fotos, mucho menos etiquetarlas; los cadáveres y los mausoleos exquisitos; Passolinni y la ducha (fría) de clases; the computer says no. Como cantaban
los Chunguitos: “Si me das a elegir entre tú y mis ideas, me quedo contigo”.
Aunque Madrid se ha vuelto una paliza constante y con las
redes nos ha quedado una noche de mierda a los noctívagos, espero no perder en
el camino la querencia por la veleidad (mis palabras favoritas en castellano
siguen siendo Junior Suite). Como cantaba Joni Mitchell: “If you want me, I’ll
be at the bar”.
1 comentario:
Sir Kingsley Amis, of course
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