jueves, 14 de diciembre de 2017

Termómetro de diciembre

Baja


* Una foto no es una persona. Mil palabras valen más que una imagen.

* Assaig de Càntic en el Temple convertido en un capítulo de Black Mirror. Un mar de merengue internacional.

* Angel Stanich: ¿de dónde ha salido este señor? A veces no puedo con Madrid.

* El choque de reminiscencia (prioridad que le da nuestra cabeza a los recuerdos de juventud): ¡espabila!

* El cherry picking o, lo que es lo mismo, ocultar datos. Leer Internet para que te den la razón, no verte la joroba y el italiano “teneri i piedi in due escarpe”.

* La gran ciudad: lo están peatonalizando todo, los cafés están vacíos, la noche está muerta entre semana, no quedan tiendas multimarca, las rebajas son una mierda, los cines están cerrando, los famosos se han vuelto influencers.

Sube


* El Vesper: una parte de Gordons, otra de Absolut, otra de Lillet (el nombre ya me encanta, vive la France!) y un golpe de angostura de naranja. James Bond lo cargaba más en Casino Royale, pero es que ella se llamaba Vesper.

* La nueva colección de Jaime Hayón para Vista Alegre. Tazas y platos ideales.

* El queso payoyo.

* Recibir a la gente en albornoz.

* El modo iceberg: guardarse opiniones (el exceso de dopamina y cortoplacismo de las redes no te da de comer) y sentimientos (cada vez son más frágiles).

* La provincia: engancharse a Netflix, comprar por Internet, los bares de toda la vida sin hipsters, tener vestidor, no tener que cruzar agendas, los acentos, la media distancia, idolatrar la modernidad.

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