I'm back, daaaaarlin, I'm back...
Esta semana he visto un par de comedias románticas: Up in the air (aunque esté nominada al Globo a mejor drama) y No es tan fácil. Las dos me gustaron, un poco más la de Clooney (que deberían haberla llamado "Sola com una mussola…"), pero es que las opciones de la segunda (Baldwin o Martin) son un poco fuertes. Las dos tienen en común el cambio de roles: ahora las mujeres son las que eligen, las que son infieles, “promiscuas”, aunque siga tocándoles ponerse a los fogones.
Es curioso cómo aumenta cada vez más la edad de los protagonistas de las comedias románticas. Creo que las nuevas generaciones no creen en las historias de amor contadas en el cine. Prefieren que se las cuenten en el Twitter. Economía de medios.
Yo me temo que sigo creyendo en el paradigma clásico. Tengo que hacer su homenaje a Rohmer (mi otro gran educador sentimental, que en paz descanse), cuando hablaba en Mi noche con Maud de la apuesta pascaliana (en la película se aplicaba al cristianismo: donde tú dices Dios, yo digo amor). Me autocitaré por para no repetirme:
“En el fondo, dudo muchísimo de que exista el amor. No obstante, apuesto por él y me encuentro en la situación pascaliana. Hipótesis A: el amor no existe, por lo que debes ser menos exigente y tener amantes. Hipótesis B: el amor existe y vale la pena seguir buscándolo (22 positions in a one-night stand, que cantaba Prince). Yo creo que la hipótesis B tiene muchas menos probabilidades de ser cierta que la A, pongamos un 10% frente a un 90%. Aún así, no puedo dejar de apostar por la B porque es la única que me permite vivir. Supongamos que apostara por la A y se cumpliera la B: sería un fracaso completo. Por lo tanto, debo elegir la B porque es la única que justifica mi vida y mis acciones, ya que el beneficio es infinito.”
Pues sí, después de caer toca levantarse, como Giulietta Masina en Las noches de Cabiria. Aunque sea para que te tiren de nuevo por el puente.
Y todo esto con un rollo de carne relleno en la nevera, la promesa de un vino, mucha copla y salir a quemar las naves (porque la retirada es imposible). Sí, ya sé que no aprendo, pero qué puedo decir: me encantan los viernes.
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1 comentario:
Qué buena medicina los viernes!
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