Es lo malo de la felicidad, que cuando te empiezas a preguntar por sus límites, se acaba. Soñar con poppers y baked beans no es nada bueno. Como decía Maggie, la gata: “es como cerrar la puerta ante un incendio con la esperanza de olvidar que la casa está ardiendo”.
El día menos oportuno, se rompe una copa de vino en la cocina y te das cuenta de que se te ha roto todo. Recoges con la escoba los restos de tu hombría y te acuerdas de nuevo de la lucha de Jacob con el ángel. No es una lucha justa. No puedes no perder.
Maggie tenía razón: no se extingue un incendio con dejar de mirarlo.
sábado, 26 de diciembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2017: tibio y desafecto
Ay, que ya nadie se acuerda de 2017. Aquí va mi resumen: Lo mejor del año * La frase de "Juego de Tronos": “Maybe it real...
-
No voy tanto a Barcelona como me gustaría, pero bueno, aquí va una lista de mis favoritos y otros a los que quiero ir: Barna siempre por del...
-
Estoy harta de hacer la BBC (bodas, bautizos y comuniones), pero como el Hola paga, pues allí me colé y en su fiesta me planté, como cantaba...
-
Esta semana que ha muerto John Hughes y que de repente todas las modernas recuerdan El club de los cinco , La chica de rosa o Todo en un día...
1 comentario:
Vente YA pa' graná!!!!
Publicar un comentario