En España no tenemos tradición de stand-up comedy. Del inglés “comedia de pie”. En España no nos gusta trabajar de pie. Si todavía fuera “comedia sentado”. De hecho, uno de los pocos grandes de la stand-up comedy en este país, (imitando a Rubianes, ver vídeo http://www.youtube.com/watch?v=8KoZvyNT8I4) “Que se vayan a la mierda ya con la puta España y dejen de tocar los cojones”, Pepe Rubianes, que en paz descanse, hacía casi siempre stand-up comedy sentado. Aquí a la stand-up comedy la han llamado “monólogos”. Por favor, ¿hay algo más aburrido en la historia de la literatura que un monólogo? ¿Habéis probado a leer el Ulises de Joyce? ¿Y los libros de Pilar Urbano? Sí, sí, son monólogos, monólogos dialogados. El de la Reina, por ejemplo:
“-¿Qué opina del orgullo gay?
-No, no tengo nada en contra, pero opino que no hace falta subirse en una carroza a saludar.”
Curioso que diga eso una “reina” que no ha hecho otra cosa en su puta vida.
Los monólogos del Club de la comedia son una tortura. Son como tener a un compañero de trabajo plasta en la oficina contándote su fin de semana como si fuera algo gracioso. Perdona, ¿te he contado yo cuando salí del after y me encontré a mi ex, al que le gustaba que me corriera en su barba, que se ha cambiado de sexo y se ha hecho latin queen? No, ¿verdad?, pues no me interesan tus historias sobre la lucha de sexos. No puedo con la lucha de sexos. Cuánta inmovilidad, cuánta cerrazón, qué poca flexibilidad. ¿Por qué no prueban a hormonarse? (Dirigiéndose al público) Sexos, hay que luchar menos y tomar más hormonas. ¿Que tu novio no baja la tapa del váter cuando mea? Hormónate. ¿Qué tu novio mea sentado leyendo el Marca? Hormónale. ¿Que tu novia no entiende que prefieras ver el fútbol a “Tienes un e-mail”? Hormónate. ¿Qué sospechas que tu novia recibe más e-mails personales al día que títulos ha perdido el Madrid los últimos tres años? Deja las hormonas y apúntate al gimnasio, que estás fofo.
(Desde el público) - ¿Y tú?
(Imitando a Carmen Machi en La concejala…) - Cuando tienes un cerebro como el mío, no necesitas ir al gimnasio.
Claro, que antes de los monólogos, estaban los chistes, que todavía era peor. Los chistes… “Ese mariquita que va por Sevilla…” Oye, nunca iba por Burgos… ¿qué, que en Burgos han hecho limpieza étnica?
El único que se salvaba era Gila, claro que pareciéndose tanto a Pilar Urbano tienes media platea ganada.
Yo, la primera vez que vi stand-up comedy fue a Woody Allen en Annie Hall. Qué gran película Annie Hall. Me la pusieron mis padres cuando tenía 12 años y nunca se lo agradeceré lo bastante. Me tiré los dos años siguientes imitando los modelitos de Dianne Keaton. No, en serio, me costaba identificarme con Woody, y mira que teníamos la misma altura. Debe ser el humor judío, que me recordaba demasiado a mi abuela. Mi abuela era igualita a la Reina. Además, llevaba los mismos vestidos de fiesta, de esos largos hasta los pies que parece que los han hecho de las cortinas del salón. La única diferencia es que mi abuela hablaba español. Un día me dijo: “No me gusta meterme en tu vida, pero opino que no deberías maquillarte tanto para salir a la calle”. “Iaia, ¿me he metido yo acaso con las infantas?”
Annie Hall, qué gran película. Me encanta cuando Woody dice eso de que la vida está dividida entre lo horrible y lo miserable. Lo horrible son los enfermos incurables, los ciegos, los lisiados… y lo miserable somos todos los demás. Yo añadiría otra categoría más: lo horrible, lo miserable y Pilar Urbano. Perdón, tengo que pedir perdón, no volveré a hablar de ella.
No sé qué dirán nuestros hijos cuando les pongamos Vicky, Cristina, Barcelona. Pensarán que nuestra generación se quedó tonta con Internet.
En fin, que después vi “Fama” y “Flashdance” y me di cuenta de qué tipo de gente se dedica a esto de la stand-up comedy en el show-biz: la gente que no puede llevar unos calentadores. Me costó mi primera depresión. A mí, que mientras todas las chicas de mi clase vestían como las hijas de Zapatero, llevaba dos años con corbata, chaleco y pantalones bombachos, (imitando a la Agrado…) que no adelgazan, con un libro de Nietzsche debajo del brazo y el Nuevo Vale escondido en la bandolera… a mí me hubiera encantado tener un poco de ritmo en el cuerpo. Sólo un poco. Pero bueno, Dios le da pan a quien no tiene dientes. Y para Dios yo debía estar mellado de cabeza para abajo.
Los cómicos de “Fama” y “Flashdance” también, también habían comido mucho pan. Luego llegaron “Saturday Night Live”, “Seinfield” o los discursos del Rey en Navidad, pero como dice Billy Wilder al final de “Irma la dulce”: “eso ya es otra historia”.
“Irma, la dulce”. Ya no se hacen comedias románticas así: el novio de una chica de vida alegre se hace pasar por millonario para ser su único cliente, y para ello (haciendo el gesto de cargar) se desloma cargando pescado por las mañanas en el mercado y por la noche se pone un bigote postizo para engañarla (poniéndote un bigote). Lo más parecido que hemos tenido en la historia reciente de nuestro país es el romance Pantoja-Muñoz. Sólo tienes que recordar el póster de “Yo soy Esa” y cambiar el Mercamadrid por los pasillos del Ayuntamiento de Marbella. Pero claro, no es lo mismo. La fidelidad también ha cambiado mucho desde “Irma la dulce”. (Te quitas el bigote)
Mis amigos se meten conmigo porque me gustan las películas clásicas de Hollywood. Dicen que así no encontraré novio nunca. ¿Pero quién quiere un novio, quién quiere un novio que te lleve a la bahía, que te diga mía, mía, que te diga qué calor que tiene… pudiendo tener a Clark Gable, Gary Cooper, Paul Newman o Robert Redford?
“Cuatro esquinitas tiene mi cama, cuatro angelitos que me la guardan”. Mis cuatro ángeles de la guarda son: La gata sobre el tejado de zinc, Cómo casarse con un millonario, Carta a tres esposas y Qué fue de Baby Jane. No, no son cuatro grupos de fans del Facebook, taradas, son cuatro películas.
Para los que hayan nacido antes de que quitaran el buen cine de la televisión y no las conozcan:
“La gata sobre el tejado de zinc” son palabras mayores. Tennessee Williams. Me encanta Tennessee Williams: Un tranvía llamado deseo, De repente el último verano, La noche de la iguana… En una semana me vi todas sus películas, sí, yo soy así de fuerte. ¿Que por qué elijo La gata? Porque me encanta cuando Liz dice eso de (imitando a Liz): “Yo, por desgracia, he sido tremendamente pobre toda mi vida”. “Tú no sabes lo que es tener que adular a personas insoportables sólo porque ellas tienen dinero, tú no sabes lo triste que es no tener a penas vestidos, hasta el propio vestido de novia era de segunda mano, había sido de una prima rica a la que odio: se puede ser joven sin tener dinero, pero no se puede ser viejo sin él”. Amén, querida. Yo tengo la sensación de que llevo toda la vida huyendo de la pobreza, pero la pobreza me persigue y siempre me alcanza.
“Cómo casarse con un millonario” es una película del 53 protagonizada por Marilyn Monroe, Lauren Bacall y Betty Grable. Son como el trío Bush, Blair, Aznar en al foto de las Azores, pero a la caza de millonario en vez de armas de destrucción masiva. Claro que, ahora que lo pienso, ellos también estaban a la caza de millonarios que les subvencionaran la guerra. En fin, yo no es que no entienda de política, es la política la que no me entiende. Pero volvamos a Marilyn, que hace de miope total, miope de hago como que leo en el avión pero no me doy cuenta de que tengo el libro al revés. Estamos hablando de ese grado de miopía, como cuando Aznar dijo que España iba bien. (Haciendo otra vez a Rubianes) “Que se vayan a la mierda ya con la puta España y dejen de tocar los cojones”. No puedo con ella, con Marilyn. Me encanta cuando llega al apartamento y Lauren le dice “no hay hombres, puedes ponerte las gafas”. Según Marilyn, los hombres prestan poca atención a las chicas con gafas. Yo creo que hoy día los hombres no prestan atención ni a las chicas con lentillas.
“Carta a tres esposas” de William Wyler, el de Ben-Hur. ¿Ben-Hur? Como Gladiator, pero con Charlton Heston. El de “Los diez mandamientos”, ¿no?, bueno, da igual. El argumento de “Carta a tres esposas” es un poco complicado para la generación 2.0. Sólo diré que uno de sus personajes, Lora Mae, es mi patrón absoluto, lo que los ingleses llaman un “positive role model”. El otro día tuve una cita con un caballero. Llegó a recogerme en su Mercedes descapotable blanco. Él también iba de blanco. Lo sé, no se puede ser perfecto. Además le daba un aire a Pilar Urbano. Me costó entrar, ya sabéis lo estrechos que son los coches deportivos. Y luego no podía echar el asiento para atrás. “Tira de la palanca” debajo del asiento. “No llego”. “Inténtalo”. “No puedo”. Hacía rato que había dejado de intentarlo. “Es que para ayudarte tengo que salir del coche”. “Vale”, le dije. Y salió, dio la vuelta y me echó el asiento para atrás. Lora Mae total. La máxima de Lora Mae es que no te puedes acostar con un hombre hasta la sexta cita. Ya sé que esto hoy en día puede sonar trasnochado, pero hay cosas que no cambiarán nunca. Así que me invitó a cenar. En un Vips. Sí, nadie es perfecto. Luego me acompañó a casa y me despedí con un beso. Y sí, ya tengo otra cita para este domingo. Como decía Woody Allen: “El dinero no da la felicidad, pero se le parece tanto…”
“Qué fue de Baby Jane” es lo que los franceses llaman “grand guignol”. Va de dos hermanas que se odian y se hacen la vida imposible. Para que os hagáis una idea, como las Azúcar Moreno si estuvieran obligadas a vivir juntas. Os imagináis a la Encarna llevándole la comida a la cama a la Toñi disimulando (canturreando mientras haces como que llevas una bandeja) “Tus ojos, bandidos, cruzaron al tiempo, la carne y la vida de mi corazón”. “Toma cariño, te he hecho un potaje, como a ti te gusta” Y sale corriendo y se esconde detrás de la puerta para escuchar el grito de la Toñi cuando descubre que en realidad era una rata. En la película, la Bette Davis lo bordaba. Se apoyaba en la puerta y hacía su risa más terrorífica, una risa que hubiera helado la sangre de Bernarda Alba (y haces la risa).
Es la misma risa que les hago a mis amigos cuando me dicen que así nunca voy a encontrar novio. Hay gente que todavía no se ha dado cuenta que estamos en el siglo XXI. La pareja es una especie en extinción. Debería haber parejas sólo de domingo por la tarde. Es el único día de la semana que son necesarias. ¿Quién quiere una pareja el viernes por la noche? Hola, es viernes por la noche en todo el universo… Tienes un cuerpo para el pecado y una mente para olvidarlo todo al día siguiente. Las ciudades se llenan de gente que viene a pasárselo bien, los cuerpos orbitan unos a otros, las mentes se atraen, saltan chispas. ¿Quién quiere quedarse en casa con su pareja? Deja Internet, deja el libro que estés leyendo, deja a tu novio… (cantando) "What good is sitting alone In your room? Come hear the music play...” ¿Les suena? “Life is a Cabaret, old chum. Come to the Cabaret”
(Y terminas cantando Cabaret, versión corta)
(Aplausos)
Bis: (Imitando a Fernán Gómez) “Los cómicos son como putas”, decía Fernán-Gómez, “si no satisfaces al cliente, se va con otra”. Así que, señoras y señores, como decía mi abuela: "Dile puta, que te lo va a decir a ti". Me he divertido mucho con ustedes, pero tengo que irme. Ese aplauso. YOU ARE FUN IN ABU DHABI…
(Aplausos)
jueves, 1 de julio de 2010
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5 comentarios:
Ni Pilar Urbano hubiera mejorado este monólogo...
que estas haciendo con tu vida, Fran, desaprovechandola...desaprovechandola descaradamente....cuanto potencial escondido entre cuatro paredes...un beso
Bravissima!
Me ha costado no soltar una risotada en la oficina al leer lo de las Azúcar Moreno...
¡Tú vales mucho, guapo!
Oye, tu amiga, que se va a tirar, que se va a tirar, digo, que se tira... Es que lo veo. Lo leo y lo veo. Lo veo y lo escucho. Tenéis que empezar ya con los ensayos, per amore di Dio!
Un beso desde Granada
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