lunes, 11 de marzo de 2013

Lo irrisible

En su artículo sobre las claves de la comedia en Babelia, Pedro la define como el género donde predomina el humor. Si aceptamos que el humor en el hombre es una evolución del rictus que aparece en los labios de los primates cuando estos se enfrentan a un hecho absurdo o incomprensible, puedo decir que Los amantes pasajeros me ha hecho mucha gracia. Porque no doy. Durante la película me acordaba todo el rato de la madre de Joaquín “El portugués”, que va al programa de Andrea Caracortada en Kika, un poco nerviosa: “Yo soy su madre y creo que mi hijo no lo ha hecho” “Le advierto que lo tengo grabado” “Pues no lo creo” “Pues su nuera, que está en el cementerio, no opina lo mismo”.


Yo creo sinceramente que Pedro no ha hecho esta película.

Está claro que todos nos reímos de cosas diferentes. Las mujeres suelen decir que buscan un hombre que las haga reír, cosa que nunca he entendido. Servidora se ríe mucho con Big Bang y nada con José Mota y, desde luego, siempre se había reído con Pedro. Hasta ahora.

Por primera vez en muchos años, entré en la película como Lola Dueñas, virgen a los cuarenta, y no porque los hombres se asusten cuando notan lo sensitiva que soy, que también, sino porque había conseguido evitar la campaña de promoción de Pedro, salvo el susodicho artículo del Babelia, donde el mamarracho se atreve a citar a Leisen, Hawks, Wilder, Sturges, Lubitsch, Lombard, Grant, Hepburn y Marilyn para hablar del ritmo en su película (y eso, Pedro, no te lo perdono).

¿Y qué me encontré? Los amantes pasajeros empieza con una escena que parece un gag de los Morancos, sigue con otra muy larga que parece una cámara oculta en la barra del Black&White y termina con otra que parece el final de un capítulo de “Vacaciones en el mar”. ¿Me remonto? Casi mejor no. Porque el problema de la película no es que haya chistes de pollas, como dice Boyero, es que son malos chistes de pollas. De los tres azafatos me sobra uno y todavía no sé cuál es. Muy original lo de la clase turista dormida, pero que se vea cómo los duermes, maricón. Y de los dos clímax, no sé cuál es más sonrojante, el del numerito musical o el de la escena de sexo. Con las grandes escenas de sexo y de música que tiene Pedro. ¿Una reivindicación de la pluma? Si Fabio levantara la cabeza del rosario.

Hubo algunos que salieron escandalizados en plan el fin de una era. Yo todavía sigo in denial. Paso de la indignación al perdón (ha perdido el pulso de la calle, la fotofobia le ha afectado al cerebro, es un caso más del traje nuevo del emperador) en cuestión de minutos. No sé qué pensar. Estoy más aturdido que los personajes de Paz Vega y Laia Martín juntas. Ni siquiera me han animado los buenos resultados en taquilla. Pedro, ¿por qué nos has abandonado?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues creo que lo ha hecho por dinero: por ahorrárselo en el rodaje (por muchas milongas que nos cuenten de lo que costó el Airbus, faltan escenas a chorros; que no digo yo un "Ágora", pero una puerta de embarque, un dutyfree, una sucesión de "buenos días" de las azafatas al entrar, and so on); y por gastarlo en promoción de publicidad engañosa y en fichajes de caras televisivas con la que hacer, en efecto, uno de sus mejores estrenos en taquilla. Me da, sin embargo, que ha hecho una película para los ingleses. Solo para los ingleses: los que vienen a las despedidas de solteros/as a las costas. Un desconcierto todo. Miss Take

Dreyfus dijo...

La película aún no la hemos visto.
Se ha guardado las escenas buenas (dutyfree, embarque, el porno de verdad, los chistes buenos...) para la versión extendida en Dvd... ¿que no?

Anónimo dijo...

Suscribo todo. Hasta el perdón.

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