martes, 5 de mayo de 2015

Día del libro

Ya lo sé, pero si estamos en mayo… pero es que no doy más de sí. Últimamente me siento como una rana en una cazuela. No sé si lo sabes, pero si metes una rana en una olla y la pones, digamos, en el 4 de la vitro, la rana no salta, sino que se adapta al cambio de calor y presión hasta que el agua se pone a hervir y muere. Así es mi relación con el tiempo. Quiero hacer de todo y me voy adaptando, pero cualquier día se ponen a hervir las horas a mi alrededor. Supongo que el último pensamiento de la rana sería: ya decía yo que era demasiado profundo para ser un jacuzzi. No es mal epitafio sobre la vida. Pero bueno, que yo no he venido aquí a hablar de mí, sino de los libros que tengo empezados:

• Milagro en Barcelona, de Javier Pérez Andújar. Porque es un milagro lo bien que escribe este señor. Un poquito pesada con el mundo obrero, pero me encanta.

• Confieso que he comido, de Miguel Sen. Un tragaldabas que trabajó en la Guía del Ocio de Madrid y hace un una biografía estomacal con un gran sentido del humor, como únicamente se puede escribir de gastronomía.

• Máscaras de la ficción, de Román Gubern. Los libros de Gubern son espesos y pedantes, con todo lo peor y todo lo mejor de las humanidades vigesimonónicas. Cuando le leo, me creo que tengo 20 años y me he venido a Madrid a estudiar cine. Mejor que un lifting.

• El País: la cultura como negocio, de Manuel García Viñó. El libro más “hater” que he leído en mi vida. Un ataque frontal contra el grupo Prisa y El País, cebándose especialmente en los 4 retrasados mentales (Marías, Montero, Grandes y Muñoz Molina), pero sin olvidarse de Maruja Torres, Elvira Lindo, Juan Cruz… no puedo parar de reírme.

• Stephen Sondheim: a life, de Meryle Secrest. Me resisto a terminarlo. Él es mi mito absoluto este año.

• Los millones, de Santiago Lorenzo. Un poco bluff, este caballero. Esperaba más.

• Un hombre enamorado, de Karl Ove Knausgard. Llevo 50 páginas y sólo habla de niños, guarderías y fiestas infantiles. Creo que se me está escapando algo.

• Memorias líquidas, de Enric González. Sí, el de Historias de Londes, Roma y Nueva York. Después de refregarnos sus corresponsalías por las ciudades más maravillosas del mundo, arremete contra El País porque le cortó el grifo. No tan “hater” como el de Viñó, pero con chicha. Estoy muy anti-caspa (del periodismo).

En fin, que aquí os dejo unos vídeos que tenía seleccionados para el día del libro.





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