lunes, 22 de noviembre de 2010

Las tetas

En el taller de teatro me han encargado un sketch sobre las discusiones familiares y la feminidad. La historia que voy a contar es la de tres hermanos que se reúnen para comer con su madre y ver las tetas que se acaba de poner. El estudio de personajes es el siguiente...



Almudena: 22 años, estudiante de Magisterio y futbolista profesional en el Real Madrid. Campeona de Europa sub'19 en 2006, pichichi en 2008-2009 y Campeona de la Copa de la Reina en 2009. Aficiones: la música, la comedia romántica y otros deportes, como el paddle o el tenis. A veces habla sin pensar, dice lo primero que se le viene a la cabeza. Le encantan la televisión y el facebook. La semana pasada ganaron un partido contra el Arsenal y la han entrevistado en El Mundo, en la edición provincial, porque es la capitana del equipo. Cada fin de semana viaja a un sitio distinto de España. Su novio Raúl lo entiende y la apoya al 100%. En general, siente que tiene una relación más cercana con los chicos gracias al fútbol. Adora a su hermano Pablo, tanto que ha llegado a imitar alguno de sus gestos, por lo que parece un poco marimacho. Su madre y su hermana no tienen ningún problema con este tema y el padre menos. De hecho, se reía de ella cuando cogía una muñeca. Fue él quien le enseño a jugar al fútbol y acabó siendo su entrenador durante muchos años, hasta que se divorció. A Ignacio, el pequeño, lo ve como a un repelente y tiene con él una relación muy mandona, rozando a veces el bullying. Su reacción cuando su madre le dice que va a aumentarse los pechos es de soltar una carcajada, aunque luego le pidió perdón. En el futuro, cuando deje el fútbol y se case, adquirirá una feminidad un poco ridícula, como la de Arancha Sánchez Vicario cuando sale en el Hola.

El día de los hechos (viernes 26 de noviembre de 2010) llega al restaurante con tiempo, a las dos y veinte. Por la mañana ha tenido entrenamiento, pero se ha llevado una muda para no llegar en chándal. Le da cosa enfrentarse a las nuevas tetas de su madre en chándal.

Pablo: 29 años, trabaja en La Caixa, en la oficina de Arturo Soria. Aficiones: el fútbol, el senderismo, las películas de los hermanos Cohen y el flamenco. Es el serio de la familia. De ideas más conservadoras que sus hermanos (estudió en Esade, compaginándolo con su trabajo), lleva fatal el divorcio de sus padres. Nunca ha tenido mucha relación con Natalia, la mayor. Con Almudena se lleva muy bien. Le halaga su admiración, pero: A) no le gusta verse reflejado en su hermana pequeña porque a veces es como si le ridiculizara o le hiciera ser más consciente de su imagen y B) en el fondo le gustaría que su hermana pequeña fuera más femenina, aunque por supuesto no se lo ha dicho nunca, ni a ella ni a nadie. Con el pequeñín se lleva bien, aunque no cree que sea superdotado. Lleva 10 años con su novia de toda la vida, eterna estudiante de empresariales, pero hasta que ella no acabe la carrera no piensan casarse. Los dos siguen viviendo en casa de sus padres. Cuando le llama Almudena para contarle la decisión de operarse los pechos de su madre, pone el grito en el cielo y tiene una discusión con su padre en la que le viene a echar la culpa. Desde entonces no se dirigen la palabra. En el futuro, su novia le dejará por un chico del OPUS, hijo de un famoso cirujano.

El día de los hechos llega al restaurante casi al mismo tiempo que Almudena. Le ha pedido permiso a su jefe para salir un poco antes del banco porque no quería que todos almorzaran tarde por su culpa. No le gusta pedir favores en el trabajo, por lo cual no está de muy buen humor. Aparte de estar totalmente en contra de lo que ha hecho su madre, pero en el fondo de puede la curiosidad, el cotilleo.

Natalia: 34 años, trabaja en una galería de arte en Barcelona. Viene poco a Madrid y, en general, intenta que coincida por cuestiones de trabajo. Así tiene la excusa perfecta para no alojarse con la familia. Aficiones: los Prerrafaelitas (el tema de su tesis), el Teatre Lliure, Foucault, el cine iraní, la comida del sudeste asiático, etc., aunque también puede disfrutar con una buena película de acción y con el fútbol. Es la más despegada. De hecho, buscó trabajo en Barcelona hace diez años para poner tierra de por medio con la familia. Para ella, la feminidad es una ficción: utiliza la máscara de la feminidad para alejar la angustia y evitar la venganza de los hombres, si nos ponemos freudianos, o en términos más prosaicos: no es muy guapa, pero sí muy femenina, quizás demasiado. Siempre va impecable: es adicta a los trajes chaqueta, lleva el pelo perfecto y gasta fortunas en maquillaje y zapatos. De todas formas, no responde a los valores tradicionalmente asociados con la feminidad: la intuición, la afectividad, lo doméstico… Entre sus hermanos tiene fama de frígida, insatisfecha, histérica o simplemente estirada. Nunca ha tenido novio, lo cual hace que corran como la pólvora los rumores sobre su lesbianismo. En realidad, tiene sexo con hombres por Internet y alguna que otra vez ha pagado a un chapero. La noticia de la operación de su madre no le sorprendió, ni tampoco antes la del divorcio. De hecho, ella siempre estuvo a favor del divorcio de sus padres, ese fue otro de los motivos de su huída a Barcelona, para no malmeter en su matrimonio. Con el pequeño no tiene mucha relación y lo achaca a la falta de instinto maternal. En el futuro seguirá igual: ha conseguido un equilibrio entre la soledad y la independencia que le compensa.

El día de los hechos llega puntual al restaurante, 10 minutos más tarde que sus hermanos. Ha cogido el AVE de las 11:05. Llega directamente con la maleta. Esta vez no viene por trabajo, pero la ocasión lo merece. Igualmente ha reservado habitación en un hotel. Es la primera vez que no se queda en casa sin la excusa del trabajo y espera sentar precedente para las navidades. Llega inusualmente guapa. Los hermanos lo achacan a una experiencia sexual reciente, pero en realidad es que está contenta con la nueva dinámica familiar.

Personajes ausentes

Ignacio: 10 años. Es el pequeñín de la casa y desde que hace 5 años le confirmaron un IQ de 175, se ha metido mucho en su papel de superdotado. Habla cuatro idiomas y es un virtuoso del piano. Con Natalia conecta intelectualmente, aunque no emocionalmente. Con Almudena todo lo contrario, aparte de sufrir que lo trate como un mocoso. Con Pablo es un poco condescendiente y discuten mucho de política. Ignacio es muy de Zapatero, participó activamente en las manifestaciones contra la guerra con sólo 4 años, colabora con varias ONG y últimamente está muy cabreado por la situación en el Sáhara. Desde el divorcio, su padre se ha tomado muy a pecho su labor de tutor. Le acompaña a todas las reuniones de la ASAC (Asociación de altas capacidades), a los campeonatos de ajedrez, a los mítines… El día de los hechos se queda en casa con su padre, muy a su pesar.

El padre: 57 años, amo de casa, antes entrenador del equipo femenino del Real Madrid. Cuando se divorció de su mujer hace un año, ganó la custodia de los hijos, bueno, en realidad su mujer se la regaló a condición de que aflojara un poco la bebida. Desde entonces no ha probado una gota de alcohol y ahora sale en bicicleta todos los domingos por la mañana. En realidad estaba cansado de hacer de entrenador, los primeros años disfrutó mucho con Almudena, pero últimamente no soportaba no poder pasar ni un fin de semana en casa. Digamos que ha dejado de hacer de manager de Almudena para hacer de manager de Ignacio. La noticia del divorcio no le pilló por sorpresa. Sí que le pagaran por librarse de su mujer. Siempre había pensado que el trabajo de ama de casa era el trabajo ideal, aunque ahora no opina lo mismo (nunca está uno contento con lo que tiene), pero sigue defendiéndolo de puertas a fuera. El día de los hechos se queda en casa con Ignacio.

La madre: 52 años, arquitecta. Después de criar a los tres primeros, cayó en una gran depresión cuando tuvo a Ignacio. Estuvo 6 años en un pozo. Cuando por fin logró salir conoció a Iván (como las desgracias, las alegrías nunca vienen solas), un arquitecto ruso 20 años más joven de quien se enamoró perdidamente. Estuvieron tres años manteniendo la relación en secreto, pero al final reunió el valor para divorciarse y empezar una nueva vida con él. Divorciarse para seguir criando a sus niños no tenía sentido, sobre todo con lo que tardan hoy día en abandonar el nido. La última polémica ha sido su decisión de aumentarse el pecho porque Iván se lo pidió. Para ella era una forma de recuperar su feminidad. El día de los hechos va en un taxi camino al restaurante a presentarles a sus hijos su nuevo yo cuando recibe una llamada…

2 comentarios:

joseph john dijo...

quiero mas, quiero mas

Anónimo dijo...

Desde luego, los personajes están bien definidos. Lo del cine iraní me ha llegado...

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