Los viernes por la tarde me gusta hacer Gran vía, de Callao a San Luis. Me gusta ver las caras de los chicos y las chicas que salen de las bocas de metro tirando de un maletón lleno de ilusiones, disimulando su impresión ante el edificio de Telefónica o el Capitol. Supongo que en el fondo tengo alma de Violet Sanford (y su pánico escénico). Bueno, cuarto y mitad, porque el resto es alto extrarradio (el de cercanías, el bajo extrarradio sería el de metro).
No seré yo quien les diga que la gran ciudad en el fondo es como las provincias, que mucha rotación, mucha potencialidad y mucha oportunidad, pero al final es sólo un truco de magia oxidado. Aunque como escribe Lluïsa Cunillé en Ilusionistas: “Lo más fácil es engañarse a uno mismo, porque el hombre generalmente cree que aquello que desea puede llegar a hacerse realidad”.
viernes, 23 de noviembre de 2012
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