jueves, 27 de diciembre de 2012

Turrón pa' aburrir



A William Deresiewicz le preocupa que la comida acabe sustituyendo al arte en la alta cultura (http://www.nytimes.com/2012/10/28/opinion/sunday/how-food-replaced-art-as-high-culture.html?_r=1&). Si viera cómo nos lanzamos a los langostinos en España en estas fechas, creo que podría repantigarse tranquilo en su sillón estilo Ivy League. Supongo que son los últimos coletazos de la transición, como salir de un restaurante quejándonos de la cantidad de comida en los platos.

Estoy de acuerdo con él en la tontería que lleva implícita cada vez más la comida. El snobismo y su valor como consumismo conspicuo (ostentación) no son nada nuevo, sí la ortorexia nerviosa (me encanta el adjetivo nervioso, aunque históricamente sea tan machista), la física aplicada a los fogones y la praxis filosófica de las recetas. Ahora, de ahí a que Ferrà Adrià acabe sustituyendo a Picasso… son otros tiempos.

En lo que discrepo de don William es del siguiente párrafo:

“But food, for all that, is not art. Both begin by addressing the senses, but that is where food stops. It is not narrative or representational, does not organize and express emotion. An apple is not a story, even if we can tell a story about it. A curry is not an idea, even if its creation is the result of one. Meals can evoke emotions, but only very roughly and generally, and only within a very limited range — comfort, delight, perhaps nostalgia, but not anger, say, or sorrow, or a thousand other things. Food is highly developed as a system of sensations, extremely crude as a system of symbols. Proust on the madeleine is art; the madeleine itself is not art.

A good risotto is a fine thing, but it isn’t going to give you insight into other people, allow you to see the world in a new way, or force you to take an inventory of your soul”.

La comida, a pesar de todo, sí es un arte. La comida puede ser tan narrativa como un cuadro de Miró o tan representativa como otro de Dalí, y puede organizar y expresar emociones, sobre todo si es tu madre la que cocina. Una manzana puede ser una historia si la coge un escritor argentino. Un curry es una idea si mezclas tú las especies al momento cual Stravinsky. Las comidas pueden evocar emociones, no sólo nostalgia, placer y deleite, también enfado (si no te sale bien), arrepentimiento (después de salir de algunos restaurantes) y mil cosas más. La comida no sólo ofrece sensaciones, sino que estas se pueden codificar en símbolos. Y eso de que la magdalena sin Proust no sea arte…

En fin, come con moderación.

No hay comentarios:

2017: tibio y desafecto

Ay, que ya nadie se acuerda de 2017. Aquí va mi resumen: Lo mejor del año  * La frase de "Juego de Tronos": “Maybe it real...