martes, 18 de octubre de 2011

Spring Awakening

Hace poco más de dos años, aunque se siente como edades, que diría el traductor del google (it feels like ages), una noche de verano en Brooklyn, discutiendo con un mariquita local de música, acabamos hablando de musicales. Recuerdo que yo le dije que quería ir a a ver South Pacific, porque había visto la película por aquellas fechas, y Wicked, que había leído que estaba muy bien, mientras él me convencía, entre otras cosas, para que fuera a ver Spring Awakening. Al final no fui a ninguno. Habríamos tenido que convertirnos Adolfo, Pepe y yo en neutrinos e ir a una velocidad mayor que la luz para además haber ido al teatro (véase el schedule que teníamos en la entrada del 24 de agosto de 2008 de este blog).

Spring Awakening es una adaptación musical de la obra del mismo título de Frank Wedekind sobre la educación sexual de un grupo de chicos en la Alemania de finales del XIX. Los protagonistas en Broadway fueron mis adorados Lea Michelle y Jonathan Groff (que dos años más tarde se volverían a encontrar en Glee). El escenario es bastante sencillo, sin muchos aspavientos, con la banda de rock al fondo del escenario y sin grandes números de baile, pero son ese carácter intimista y una puesta en escena muy medida los que hacen que entres en la historia y la disfrutes.

Anoche, cuando por fin vi el musical, una copia grabada piratamente cámara en mano, me sentí un poco como el neutrino que llega tarde a rebatir la teoría de la relatividad. La física nunca fue lo mío. Eso sí, me emocioné igual, sobre todo cuando el pirata bajaba la cámara entre escena y escena para aplaudir.

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