Odio a los adolescentes.
Es fácil tenerles piedad.
Hay un clavel que se hiela en sus dientes
y cómo nos miran al llorar.
Pero yo voy mucho más lejos.
En su mirada un jarín distingo.
La luz escupe en los azulejos
el arpa rota del instinto.
Violentamente me acorrala
esta pasión de soledad
que los jóvenes cuerpos tala
y quema luego en un solo haz.
¿Habré de ser, pues, como estos?
(La vida se detiene aquí.)
Llamea un sauce en el silencio.
Valía la pena ser feliz.
(poema de Pere Gimferrer incluido en "Arde el mar")
domingo, 15 de abril de 2012
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