miércoles, 26 de agosto de 2009

El recopilatorio infinito de Nick y Nora

Hete aquí una de esas películas que deberían marcar una generación: “Nick and Nora Infinite Playlist”. Claro que supongo que eso habrá sido fuera, mientras aquí dejábamos que nos marcaran los ojos de Mario Casas en “Mentiras y gordas” como a una res.



“Nick y Nora: una noche de música y amor” como la llamaron cuando se estrenó el pasado febrero, va de eso, de una noche de música y amor, pero claro “Lo que el viento se llevó” no se llama “De lo que capaz de hacer una hija de puta sureña en medio de una guerra”. No me extraña que con ese título haya pasado sin pena ni gloria por nuestras carteleras. Aunque puede haber más motivos.

“Nick y Nora…” presenta unos personajes nada improbables que, al ritmo de una banda sonora de lo más suculenta (Vampire Weekend, We Are Scientists, Band of Horses, Bishop Allen, Devendra Banhart…), se embarcan en una noche pseudo-loca por las calles de un Nueva York donde los conciertos se anuncian de forma secreta en las paredes de los lavabos de los locales. Digamos que es una mezcla de “Jo, qué noche”, “Alta fidelidad” y “Monstruoso” si no apareciera nunca el monstruo.

En “Nick y Nora…”, a diferencia de “Mentiras y gordas” (tan noventas en el fondo), no hay drogas, sólo alcohol, el signo de los nuevos tiempos. Pero además se nota que va a ganar Obama. Se nota que Britney ya ha salido mareada en la entrega de los premios MTV. Se nota que el ambiente gay está acabado (esa banda de homocore tan integrada en Brooklyn vs. el antro gay que visitan, que sale tan ridiculizado).

¿Por qué no ha ocurrido entonces como en los 90 con “Reality Bytes”, película con declarada vocación de retrato generacional, que todo el mundo vio o por lo menos conoce? Se me ocurren dos respuestas: 1) Que la globalización tiene un efecto retroactivo y en realidad está acabando con el imperialismo americano: ya no queremos parecernos a ellos, tenemos nuestras propias urbes, nuestra propia noche, nuestros propios retratos… 2) Que no es una cuestión de dentro o fuera, sino de antes y después, es decir, que los retratos sociales ya no se hacen en el cine, sino en los blogs, en los clubs de fans del facebook, en las encuestas por Internet.

En cualquier caso, disfruté mucho de la película. A lo mejor es que también es muy noventas. O a lo mejor es que mi peterpanismo está llegando a cotas preocupantes. En cualquier caso, dejo esta crítica de una página web infumable donde las críticas se traducen al español por "Enfoque a la familia" y la ponen a parir por el despreocupado alcoholismo y porque todas las jóvenes visten trajes ajustados o que muestran mucho escote (http://www.pluggedinonline.com/enfoque/cine/a0004291.cfm).


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