(The G-G, as we normally refer to them)
Cada vez son más los que opinan que la verdadera creatividad en las pantallas americanas no surge de los guiones de Hollywood, sino de los circulan por los despachos de las cadenas de televisión, donde hemos pasado de hallazgos de series como Los Soprano o A dos metros bajo tierra a confirmaciones como The Wire o Mad Men. Por esto, premios como los Golden Globes, donde se combina cine y televisión, deberían constituir un modelo para el futuro. No obstante, tienen sus fallos, y no me refiero sólo a la superioridad anacrónica con la que suben al escenario los actores de cine respecto a los de televisión (¿es que no saben que ya los vemos a todos en el mismo tamaño de pantalla?). Me refiero a cosas tan absurdas como la arbitrariedad de las categorías (lo de separar comedia y musical del drama, que en los secundarios, por ejemplo, no se aplica), o tan horteras como la designación de la Miss Golden Globe, título que tradicionalmente se otorga a la hija de algún famoso que debe hacer de azafata el resto de la gala y acercar la estatuilla a los presentadores para que se la den a los premiados.
Laura Dern, hija de Bruce Dern, fue Miss G-G en el 82 y ayer tarde ganó uno. Pero no suele ser el caso. Recuerdo Miss G-G hiperlacias, como la hija de Clint Easwood o la de Kevin Costner. Algunos años también ha habido Mister G-G. El caso más curioso es el de Melanie Griffith, que lo fue en el 75 y lo ganó en el 88, y encima dejó que Dakota lo fuera hace dos años. Ayer, la agraciada fue Rumer Willis (Reem Acra), la hija de Bruce y Demi Moore (Dior). Demi estuvo bitchy bitchy cuando subió a dar un premio y le dijo a su hija que no se encogiera y levantara la cabeza. Como si no fuera ya suficientemente humillante que tu madre salga con Ashton Kutcher. En fin, que esta chica con hombros de Rociíto lleva ya dos humillaciones públicas, pues hace poco fue también su puesta de largo en París, compartida con la de la hija de Alain Delon (las fotos en el Hola, impagables), y no me aventuro a decir por dónde va a salir.
Pero bueno, vamos a la ceremonia, que me voy por los cerros de Hollywood Hills.
La alfombra roja, robótica, como todos los años. Todos dan las mismas respuestas, todos parecen que han dormido al lado de una vaina rellena con un ultracuerpo. Hasta los vacilones, como Robert Downey (que quiere ser el nuevo Jack Nicholson) o Colin Chusmón Farrel, también parecen un robot. La más sobrada: Angelina Jolie (Versace). Los más operados: Tom Cruise, Mary-Luise Parker (Carlos Miele), Bruce Springsteen. Los más congelados en el tiempo: Sigourney Weaver, Susan Sarandon, Clint Eastwood. Las más odiadas por sus peluqueros: Drew Barrymore (John Galliano), Jessica Lange. La más necesitada de una reducción de pecho: Salma Hayek (Dior). La más caballuna: Maggie Gyllenhaal (Lanvin). Spielberg: Barbara con barba (Streissand).
Los premios, repartidos, con tufillo a tongo, como todos los premios. En televisión, las ganadoras fueron John Adams (qué pereza) y 30 Rock (traducida como Rockefeller Plaza: demasiado localista para triunfar aquí, perfecta para ver en el avión rumbo a EE.UU., porque da una inmersión total). Mi favorita: Anna Paquin, que se lo llevó por su papel de Sookie en True Blood. Cuando has ganado un Oscar a los 11 años, no haces el ridículo al recibir un premito de la Asociación de prensa extranjera, como hizo la del párrafo siguiente.
Kate Winslett (Yves Saint Laurent). No la soporto. Me parece lo peor. Y no porque le quitara el premio a Penélope Cruz (Armani), que seguro que es mejor actriz. Pero la veo mala, falsa, mean and evil. Se puso histérica cuando le dieron el secundario por The Reader. Por favor, vale que llevabas varios años de candidata, pero qué número. Hipersobreactuada. Fue buenísimo cuando salió después Ricky Gervais y le espetó: te lo dije, haz una película sobre el Holocausto y te llevarás el premio, en referencia a un cameo en Extras, la serie inglesa, donde hizo de sí misma interpretando a una monja en la Alemania nazi que en los descansos habla con los extras y les dice que ha elegido el papel para ganar el Oscar. De repente le vi sentido también al gag de Katy Brand cuando hace de Kate Winslett en el campo increpando a todo el mundo con lo de “I’m normal, I’ve a normal live on a normal farm”. Y ya cuando le dieron el G-G a la actriz protagonista, todo se destapó. Histérica otra vez, apelaba todo el rato a su marido Sam Mendes y a Leo di Caprio, que la miraban como a Eva Harrington cuando recoge su premio en Eva al desnudo. Memorable.
Del resto de la noche, pocas cosas reseñables. Chistes fáciles con La extraña historia de Benjamin Button, sobre un hombre que rejuvenece, referidos a la cirugía estética en la sala. Meryl sólo se puso las gafas para escuchar a Spielberg y a Mickey Rourke. Pe estuvo apagadita, creo que es una mala época para ella en Hollywood, lo noto. El maquillaje, el vestido, la apaga. Lo de que ganara “Vicky Cristina Barcelona”, ni Sacha Baron Cohen se lo podía creer. La otra ganadora, “Slumdog Millionaire”, no tiene mala pinta, sólo un tufillo integrador de Bollywood. En cuanto a la mejor película extranjera, para Israel, con una película sobre la guerra en una ceremonia donde se omitieron deliberadamente los últimos acontecimientos, no era un tufillo, era el plumero de todo el lobby judío en Hollywood. Pero bueno, es una ceremonia divertida (no incluye premios técnicos), mucho más que los Oscar, se pasa en un plis plas, la gente sube un poco piripi al escenario y los discursos se animan cuando señalan a los invitados que tienen delante. Y si no que se lo digan a Pedro, cuando se lo dieron y se puso a hablar de tú a tú con los grandes que tenía en las mesas próximas. Creo que nunca fue más feliz.
Rumer Willis (Reem Acra)
Demi Moore (Dior)
Angelina Jolie (Versace)
Mary-Luise Parker (Carlos Miele)
Drew Barrymore (John Galliano)
Salma Hayek (Dior)
Maggie Gyllenhaal (Lanvin)
Kate Winslett (Yves Saint Laurent)
Penélope Cruz (Versace)
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2 comentarios:
Fashionissísimo. Yo creo que a la Winslet la ves mala por su adelgazamiento intensivo (es lo que comparte con la traviesa Rennée). Ayer hablé en directo con Juan Calero. J-J. Ay, Maricruz, Maricruz...
Bueno, quizá Leo la miraba así porque desde el Titanic le ha pasado todos los kilos a él. Pero Sam Mendes la miraba como a Eva Harrington, de verdad.
Rennée se ha quedado tan escuálida que no tiene carnes en la cara ni para hacer sus mohines. También la vi deprimidilla.
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