Del technicolor al cinemascope, dos películas describen los dos tipos de mujeres de Park Avenue a mediados del siglo XX:
Mujeres (George Cukor, 1939)
There's a name for you ladies, but it isn't used in high society - outside of a kennel
Después de que le echaran de "Lo que el viento se llevó" por la "supuesta" homofobia de Clark Gable, Cukor planeó su particular venganza: una película sin hombres, donde sólo se hablara de hombres y laca de uñas (Isn’t that divine? Jungle red!!). Se publicitó como “Con un elenco de 135 mujeres y ningún hombre”. Y con una buena dosis de misoginia también, como demuestra la galería de animales con que se compara a cada una de las actrices, frases como la de la perrera con la que termina la película (en nueva versión de Meg Ryan también se dice, aunque curiosamente ahora es en las perreras de N.Y. el único sitio donde no se oye la palabra a la que se refiere: bitch), o la constante alusión a las garras.
Pero hay mucho más. Llena de witty lines, como les gusta decir a los americanos, políticamente incorrecta (Living alone has its compensations. Heaven knows it's marvelous being able to spread out in bed like a swastika) y muy muy divertida. Todo comienza cuando Norma Shearer descubre en la manicura que su marido le pone los cuernos con una dependienta de Sacks, Joan Crawford. Bueno, el encuentro de ambas en el pase de modelos de la tienda de haute cuture es espectacular. Por cierto que la peli es toda en blanco y negro, excepto la escena en tecnicolor del pase de modelos. Oh, my Cukor… El mensaje: una mujer enamorada no puede tener orgullo. Anita Loos colaboró en el guión.
Cómo casarse con un millonario (Jean Negulesco, 1953)
- No me importaría casarme con un Vanderbilt.
- O con un Mr. Cadillac.
- No existe nadie con ese nombre. Lo he comprobado.
- ¿Y hay algún Mr. Texaco?
El argumento, por si no fuera lo suficientemente explícito el título, puede resumirse en estas cuatro líneas de diálogo.
En otra onda totalmente distinta a la de Cukor, menos misógina, más machista, aunque también más cínica, pero menos dura. Digamos que es la otra cara de la moneda. Si aquella retrataba las casadas de la alta sociedad, esta se centra en las modelos que amenazan sus matrimonios.
Una obertura de Alfred Newman seguida de unas impresionantes imágenes de Nueva York. El maravilloso apartamento al que hace referencia Almodóvar en varias de sus películas. Marilyn leyendo un libro boca abajo en un avión equivocado porque no se quiere quitar las gafas (según ella, los hombres no son attentive con las chicas con gafas). El sueño de Betty Grable comiendo una hamburguesa. El tono de Lauren Bacall. Ay, mi Lauren. Recomiendo ver las dos versiones, la original y la doblada. El traductor del doblaje al español hace maravillas. Por ejemplo, en el pase de modelos, cambió el nombre de “Hard-hearted Hannah” del modelito del pantalón mostaza con caniche por “Fatalidad, modelo de playa”. Maaarvelous...
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