jueves, 12 de febrero de 2009

“We live in a wold of peeping-toms”

Es lo que dice Thelma Ritter en La ventana indiscreta (Rear Window, 1954), para mí la mejor película de Alfred Hitchcock. Una lección de cine. La prefiero a Vértigo, que le quitas los exteriores de San Francisco y se queda en un folletín. Aquí son los interiores de un patio de vecinos del Greenwich Village.


La excusa (el Mcguffin) es un asesinato, pero la película es en realidad un verdadero alegato contra la superficialidad de las relaciones sociales en la sociedad del espectáculo. Prevé el chat y el facebook. El discurso de la vecina cuando le matan el perro es la verdadera trama. Las excusas que James Steward le pone a Grace Kelly son un buen ejemplo de su efecto colateral. Estamos tan ensimismados mirando por la ventana (la pantalla), que no reconocemos la perfección cuando la tenemos delante.


(No puedo cuando ella le dice lo de "Si algo sé es llevar la ropa adecuada en cada momento". Por favor, ese vestuario de Edith Head)

En este siglo de grandes hermanos y gossip girls, Hitchcock se hubiera llevado las manos a la cabeza con lo siguiente: en La Garrotxa (Girona) han abierto un hotel, Les Cols, con las paredes, los techos y los suelos de cristal. Totalmente transparente. Puedes echar las persianas, pero lo suyo dejarlas abiertas. Ni grifos, ni armarios, ni pomos en las puertas, ni muebles, ni televisión, ni teléfono. Sólo una metáfora de una cama. El desayuno se sirve en bandejas de plata sobre el mismo suelo de cristal, en la zona de engawa. Café en termo, yogur, mermeladas caseras, queso y llonganissa de Olot y tostadas con pan de leña ¿Se puede ser más chic? Se supone que es toda una experiencia zen, hasta que algún avispado importe la idea dans le big city. Entonces se convertirá en toda una experiencia zin-zen-tido. Lo último en el ver y dejarse ver. Propongo un nombre: El Peekaboo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué me vas a contar a mí de ventanas indiscretas y de patas tiesas... Lo malo es que yo sí corro el riesgo de ver actos delictivos asomado a mi balcón, por lo que tengo varias pantallas distribuidas por mi hogar, a modo de balcón. Cuando la otra noche me descubrí a mí mismo buscando en el móvil un ejemplar de La Vanguardia de 1994, donde se decía que un consursante actual de un reality había matado a sus padres, fui consciente de lo isoleted de mi vida... A ti te pega más La soga, cariño. Por lo teatral, más que nada. Y por otras cosas que tu podrás imaginar y nosotros no sabemos. Qué te pega un plano secuencia...Bzs

Anónimo dijo...

Me acordé mucho de ti viendo la peli, pero no quería hurgar en la escayola del aislamiento. Sobre todo cuando Thelma le pone el termómetro en la boca a Jimmy. La cara de él is soooo you.

Y gracias por lo del plano secuencia. Es lo más bonito que me ha dicho un hombre en muncho tiempo... I looove The Rope.

mad misses u

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